Se requiere urgentemente retomar la Educación Cívica
La política de edulcorantes que se utiliza para cautivar con palabras agradables y convincentes, si bien, en el fondo es para intentar seducir o engañar, es la que siempre aparece en épocas de elecciones y resulta efectiva. Es la política que expresa lo conveniente a decir para convencer, pero que acaba haciendo las cosas a su antojo. Esa ha sido la actitud permanente de muchos gobiernos y muchas autoridades.
Ahí está el error, así le facilitamos el paso a la demagogia, al populismo, a la irresponsabilidad y a las consecuencias que trae, como tener un electorado incapaz, una sociedad menos crítica, un país más permeable a las mentiras, un pueblo que busca soluciones fáciles, un Estado que sugiere acciones sin sentido, la disminución en la calidad del debate y de la discusión, la pérdida de libertades de expresión, de movimiento, y la incapacidad de defender nuestras posiciones.
Aguardamos por lograr ciudadanos comprometidos y civilizados, que se den cuenta de los errores cometidos por las autoridades y al mismo tiempo les exijan responsabilidades. No queremos expertos en política, ni en temas de actualidad, pero sí ciudadanos que sean mejores, que asuman un dictamen y que puedan defender ese pensamiento, alcanzando una formación cívica adecuada.
No obstante, no podremos conseguir este ciudadano si seguimos siendo atraídos y seducidos por las promesas al oído, engañándonos a nosotros mismos con las expectativas de lo ofrecido.
Para Platón, los políticos debían no solo convencer, sino a forzar a sus ciudadanos a ser mejores, para que así le tomen interés a los que ocurre a su alrededor, de lo contrario entramos en la discusión rápida de culpar a los políticos, al sistema o a cualquier otra cosa, menos al compromiso ciudadano.
El Estado, la política y su estructura, las hace el hombre y es el compromiso de los ciudadanos lo que lleva a las sociedades a evolucionar. Grecia, Roma, Egipto, fueron grandes civilizaciones que transformaron sus ideas de democracia absoluta a la de una democracia elitista, regida por pocos, dejando la lección que la ciudadanía es la que logra generar los cambios.
Tras las protestas o disturbios de los plebeyos u clase media de la época lograron obtener participación, aunque elitista, ya se formaba un sistema que es la base de la democracia occidental, las bases de la política, de la participación ciudadana y de las instituciones que acabaron llegando a nosotros con los españoles: el municipio, las gobernaciones, los edictos, los pretores de la justicia, los asentamientos, el ayuntamiento y otras organizaciones creadas en el sistema influidas por los germanos y otras culturas donde Roma logró su dominación.
Dicho esto, es necesario que nuestros ciudadanos tengan una educación cívica para desarrollar su compromiso con la democracia, el respeto por el otro y la conciencia de la vida en comunidad.
Que a través de esta formación se obtengan las habilidades, conocimientos, valores, entendimiento de los derechos y de los principios básicos de las instituciones del Estado, para saber cómo funcionan y que eso permita a los ciudadanos tomar una postura y opinión al respecto. Que, a la hora de votar, tengan una elección clara, que no se repita escoger al menos malo, como en el último proceso, o ir a votar porque es obligatorio.
Además, conociendo las distintas necesidades, usted puede participar en su comunidad a través de las organizaciones sociales respectivas: junta de vecinos, centro de madres, clubes deportivos, con el fin de mejorar su entorno. Esto es un modo de hacer política, ocupar su pasatiempo para mejorar la calidad de vida. No es necesario ser militante de un partido para eso, todos hacemos política y viene de épocas antiguas.
De la misma forma la participación política tiene que ser constante y necesaria para que en los próximos años este país tenga ciudadanos comprometidos, con conocimiento para hacer los cambios sociales necesarios responsablemente. Esto es, se requiere urgentemente retomar la Educación Cívica, volver a tener conciencia que nuestros jóvenes de hoy, mañana serán ciudadanos que tendrán los derechos que ejercer y deberes que cumplir con el país.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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