sábado, 26 de julio de 2025
viernes, 25 de julio de 2025
Vivir o morir, Democracia Cristiana sola o acompañada
Vivir o morir, Democracia Cristiana sola o acompañada
La gran contrariedad que se presenta en estos días a la Democracia Cristiana (DC) no es el dilema de tener o no un candidato a la presidencial, es el inconveniente de continuar como partido. Dado el escenario electoral y los apoyos entregados a la coalición oficialista, su camino es atreverse a ir solos a la presidencial y parlamentarias, aún a riesgo de fracasar en las urnas, o bien dar un paso a la decadencia final y que su ideología desaparezca lentamente de la política.
Presentarse solos sería un salto al vacío para averiguar si aún tienen representación en la ciudadanía, porque a los largos de los años ha ido perdiendo el capital electoral, la participación, la cercanía con la gente de calle y al interior de la alianza que fue la concertación.
Por otro lado, el hecho que la DC vaya en alianza con la izquierda, o con otros grupos políticos, es una medida bastante relativa. Presentarse con ellos indica que sus principios se han extraviado y que sus dirigentes han quebrantado sus convicciones. Ya hay muchos cabecillas de la DC que hoy reniegan la esencia socialcristiana del partido, algunos se llegaron a identificar como socialdemócrata y, aunque suenen similar un socialdemócrata de un socialcristiano no son lo mismo.
Los socialdemócratas vienen de la corriente del socialismo, que es una renovación del marxismo alejada del Leninismo para convertirse en democrática, como efecto de los procesos de renovación del socialismo europeo, tendencia que muchos chilenos en el exilio adoptaron para sobrevivir del socialismo y de la izquierda nacional.
En cambio, el socialcristianismo es una corriente que viene de las reformas de la iglesia de Europa y Latinoamérica, donde se separan del conservadurismo y generan una idea basada en el pensamiento conservador, aunque mucho más progresista si se puede decir así. Se posicionó en el centro político y creó la idea de centro derecha con sentido social para competir a las derechas tradicionales post Segunda Guerra Mundial. De esa manera transformar la sociedad y enfrentar el escenario de la guerra fría que estaba en su apogeo.
Lo que tienen en común estas ideas de centro derecha europeas es que nacieron para competirle a la base social de la izquierda marxista y a las sociales democracias, aun así, no son lo mismo. En Chile también se confunden o curiosamente, han querido que los ciudadanos lo interpreten de esa manera para crear la impresión que los participantes del pacto de la ex concertación compartían principios, mientras otros aún lo hacen para mantener la idea de alianza por conveniencia electoral.
Así llegamos que partidos de centro, sobre todo en la DC chilena, se olvidan de su base y esa diferencia ideológica. Buscan estas alianzas con chicle de manera permanente por conveniencia electoral, porque eso trajo en algún momento grandes dividendos para elegir parlamentarios y cargos ministeriales, estableciendo la idea del voto concertacionista. Con este voto se consiguieron cargos públicos que se
repartieron entre los militantes, aprovechándose de la ideología, mintiéndole a sus militantes y al país.
Entonces, ir separados es la lógica de tratar de volver a la esencia. Pese a que no es una carta segura ni conveniente, es la única manera de sobrevivencia ideológica que seguir con los mismos compañeros que a la larga igual terminarán desapareciendo, en virtud que van a ser absorbidos por la inercia de confundir visiones.
Sin embargo, también puede llevar a un absoluto fracaso. Pueden perder y quedarse sin ningún parlamentario, reduciendo la influencia política y relevancia. Una muerte directa, pero conservando la esencia de los fundadores y su fondo político. Si la esencia política se hubiera mantenido se pudo haber evitado esta situación, se pudieron hacer alianzas con la mentalidad de “juntos, pero no revueltos”, porque se pueden crear alianzas sin perder la ideología e individualidad.
La DC está ante la espada y la pared, y sinceramente cualquier maniobra no asegura un éxito. Aun así, es preferible intentar hacer algo o quedarse en la inercia, porque evidentemente el partido se dirige a una desaparición que se pudo haber evitado si se hubieran tomado las decisiones adecuadas en los momentos que se debieron tomar. Pudo más el peseterismo que hacen los cargos, el vivir la inercia concertacionista, vivir los privilegios, el egoísmo de las elites y de algunos de los dirigentes que en ese momento no pensaron en formación y no pensaron en el futuro y ahora están viendo las consecuencias de ello.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 19 de julio de 2025
viernes, 18 de julio de 2025
La realidad de la política de centro hoy en día
La realidad de la política de centro hoy en día
En la actualidad, el centro político se delinea en una progresiva falta de coherencia en el discurso, la ausencia de ordenación, menoscabo de convicciones y el acomodamiento político, trayendo consigo la desconfianza ciudadana y la polarización interna frente a las discrepancias ideológicas que son incognoscibles para el diálogo y el consenso.
El tema aquí es tratar de entender por qué existe esta indolencia, este acomodamiento discursivo, está exagerada necesidad de sobrevivencia de las distintas agrupaciones y sectores políticos que sostenían líneas políticas claras hace muchos años. Esto se ve sobre todo en las familias ideológicas de la “centroizquierda y centroderecha” con sus distintos matices, las cuales se han ido infectando por alianzas con la derecha o con la izquierda, en la retroalimentación con el populismo y en las necesidades coyunturales de la política.
Tristemente como resultado es que se han ido deformando y estallando en sus bases sociales, sus plataformas organizacionales, confundiendo su ideología y su manera de ser, aún más, originando divisiones políticas internas con la pérdida del rumbo, del horizonte político, por una necesidad y una inconsistencia en el discurso.
Técnicamente, como lo han dicho vulgarmente a raíz de esta desidia y a esta falta de convicciones, ser “socialdemócrata” da lo mismo que ser social cristiano y, no son lo mismo. El error equivale a clasificar a los marxistas, los neo marxistas, comunistas, socialdemócratas, todos en un mismo saco y no marcar sus diferencias. Entonces, evidentemente esta situación lleva a que los ciudadanos se confundan, porque estos partidos políticos pese a compartir raíces en el pensamiento de Karl Mark y en su búsqueda de cambios sociales, tienen diferencias significativas en sus objetivos y métodos.
Así mismo, se convierten en una caja de mercancías en donde la rúbrica o simbología es soberana para hacer un adorno pomposo, distintivo y anecdótico. La ideología pasa a tener esta lógica de discurso unilateral, y en donde todos prácticamente hablen de lo mismo y traten de hacer prácticamente lo mismo, el aglutinarse por necesidad o por convicción de alianzas que termina homologando de alguna manera a todos de la misma manera.
A ciencia cierta no todos son iguales, sin embargo, a nadie le conviene separarse del otro para buscar su propia identidad, a causa de que ya la perdió y ya no les conviene. Muchos renunciaron a ella por cargos políticos, por el interés propio, por el acomodamiento, por las necesidades del discurso populista al entrever que pegaba a ciertas mayorías.
Por otro lado, ese plan y esa romanza ya no se toca en los receptores, en los sellos discográficos o en Spotify de una manera más moderna. Ya prácticamente se hace todo a requerimiento. Usted elige su consonancia, el político toca la composición que el pueblo quiere escuchar o zapatear. Pero el problema aquí es que estamos
en una época en que el elector tampoco sabe qué melodía quiere escuchar, más bien, quiere teclear alguna melodía sin saber usar los instrumentos.
Dicho de otra manera, bajo esa misma visión los distintos aspectos demagógicos de la política y la renuncia ideológica para buscar ciertas posiciones que son mucho más cómodas, muchos más fáciles, han ido destruyendo tradiciones, instituciones, partidos, culturas políticas.
Cabe preguntarse, con qué convicción se va a gobernar a futuro con esta descomposición hacia los extremos. Acaso tendremos una réplica del Frente Amplio (FA), o un Republicanos (PRCH) y de todos estos partidos hecho a la medida y a pulso permanentemente. Será que desaparecerán los partidos tradicionales de derecha, así como desaparecieron liberales y conservadores. Desaparecerá el Radicalismo y la Democracia Cristiana (DC) como los partidos de centro. O desaparecerá el Partido Socialista (PS) como el partido tradicional de izquierda.
Mientras, el Partido Comunista (PC) no tiene problemas, como siempre ha invertido a la polarización y con su discurso plenamente identificable busca el caos y la lucha de clases. Al final siempre se va a adaptar y a caer parado.
Finalmente, ante la derrota de Carolina Tohá en las primarias se abre un nuevo debate en los partidos políticos de centro, lo qué harán ante su profunda crisis interna y con sus bases divididas. Los militantes deberán apoyar la candidatura presidencial de Jeannette Jara (PC), y acomodarse a la realidad para sobrevivir, o morir dignamente manteniendo su ideología de base. El país va a tener que prepararse para los duros y nefastos momentos que viviremos, ya podemos estar abriendo una puerta bien amplia al populismo y a sus distintas caras.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 12 de julio de 2025
viernes, 11 de julio de 2025
La realidad de la política de centro hoy en día
La realidad de la política de centro hoy en día
En la actualidad, el centro político se delinea en una progresiva falta de coherencia en el discurso, la ausencia de ordenación, menoscabo de convicciones y el acomodamiento político, trayendo consigo la desconfianza ciudadana y la polarización interna frente a las discrepancias ideológicas que son incognoscibles para el diálogo y el consenso.
El tema aquí es tratar de entender por qué existe esta indolencia, este acomodamiento discursivo, está exagerada necesidad de sobrevivencia de las distintas agrupaciones y sectores políticos que sostenían líneas políticas claras hace muchos años. Esto se ve sobre todo en las familias ideológicas de la “centroizquierda y centroderecha” con sus distintos matices, las cuales se han ido infectando por alianzas con la derecha o con la izquierda, en la retroalimentación con el populismo y en las necesidades coyunturales de la política.
Tristemente como resultado es que se han ido deformando y estallando en sus bases sociales, sus plataformas organizacionales, confundiendo su ideología y su manera de ser, aún más, originando divisiones políticas internas con la pérdida del rumbo, del horizonte político, por una necesidad y una inconsistencia en el discurso.
Técnicamente, como lo han dicho vulgarmente a raíz de esta desidia y a esta falta de convicciones, ser “socialdemócrata” da lo mismo que ser social cristiano y, no son lo mismo. El error equivale a clasificar a los marxistas, los neo marxistas, comunistas, socialdemócratas, todos en un mismo saco y no marcar sus diferencias. Entonces, evidentemente esta situación lleva a que los ciudadanos se confundan, porque estos partidos políticos pese a compartir raíces en el pensamiento de Karl Mark y en su búsqueda de cambios sociales, tienen diferencias significativas en sus objetivos y métodos.
Así mismo, se convierten en una caja de mercancías en donde la rúbrica o simbología es soberana para hacer un adorno pomposo, distintivo y anecdótico. La ideología pasa a tener esta lógica de discurso unilateral, y en donde todos prácticamente hablen de lo mismo y traten de hacer prácticamente lo mismo, el aglutinarse por necesidad o por convicción de alianzas que termina homologando de alguna manera a todos de la misma manera.
A ciencia cierta no todos son iguales, sin embargo, a nadie le conviene separarse del otro para buscar su propia identidad, a causa de que ya la perdió y ya no les conviene. Muchos renunciaron a ella por cargos políticos, por el interés propio, por el acomodamiento, por las necesidades del discurso populista al entrever que pegaba a ciertas mayorías.
Por otro lado, ese plan y esa romanza ya no se toca en los receptores, en los sellos discográficos o en Spotify de una manera más moderna. Ya prácticamente se hace todo a requerimiento. Usted elige su consonancia, el político toca la composición que el pueblo quiere escuchar o zapatear. Pero el problema aquí es que estamos
en una época en que el elector tampoco sabe qué melodía quiere escuchar, más bien, quiere teclear alguna melodía sin saber usar los instrumentos.
Dicho de otra manera, bajo esa misma visión los distintos aspectos demagógicos de la política y la renuncia ideológica para buscar ciertas posiciones que son mucho más cómodas, muchos más fáciles, han ido destruyendo tradiciones, instituciones, partidos, culturas políticas.
Cabe preguntarse, con qué convicción se va a gobernar a futuro con esta descomposición hacia los extremos. Acaso tendremos una réplica del Frente Amplio (FA), o un Republicanos (PRCH) y de todos estos partidos hecho a la medida y a pulso permanentemente. Será que desaparecerán los partidos tradicionales de derecha, así como desaparecieron liberales y conservadores. Desaparecerá el Radicalismo y la Democracia Cristiana (DC) como los partidos de centro. O desaparecerá el Partido Socialista (PS) como el partido tradicional de izquierda.
Mientras, el Partido Comunista (PC) no tiene problemas, como siempre ha invertido a la polarización y con su discurso plenamente identificable busca el caos y la lucha de clases. Al final siempre se va a adaptar y a caer parado.
Finalmente, ante la derrota de Carolina Tohá en las primarias se abre un nuevo debate en los partidos políticos de centro, lo qué harán ante su profunda crisis interna y con sus bases divididas. Los militantes deberán apoyar la candidatura presidencial de Jeannette Jara (PC), y acomodarse a la realidad para sobrevivir, o morir dignamente manteniendo su ideología de base. El país va a tener que prepararse para los duros y nefastos momentos que viviremos, ya podemos estar abriendo una puerta bien amplia al populismo y a sus distintas caras.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 5 de julio de 2025
viernes, 4 de julio de 2025
jueves, 3 de julio de 2025
El coletazo del caso procultura
El coletazo del caso procultura
El caso de la Fundación Procultura representa una situación gravísima para el Estado y la política nacional. Este caso de investigación judicial involucra a la fundación por presuntos morbos en la manipulación de fondos públicos, procedentes de convenios con organismos estatales. Las cifras son altas, más aún, con sospechas de posibles conexiones y desvíos de dinero hacia la campaña presidencial del presidente Gabriel Boric.
Esta es primera vez que un presidente se ve afectado directamente en un caso de corrupción, razón por la cual es él quien golpea a la puerta con la investigación judicial en curso por si estos recursos públicos fueron realmente utilizados para los fines establecidos en los convenios. No obstante, antecede una exposición telefónica interferida del presidente con el miembro de esta fundación que así lo sugieren.
En concreto, son hechos que agravan mucho la situación y, que hacen tristemente deducir que para el Frente Amplio hacer política también conlleva una conducta avariciosa.
Es cierto que todos los partidos políticos conciben operar a través de fundaciones estructuradas desde hace años. El hecho es que el Frente Amplio está contra el tiempo y el deseo de reemplazar a la izquierda tradicional los acelera aún más a generar mecanismos para financiarse y competir, forzando de manera obscena sus influencias. Teniendo esto en cuenta, será la investigación en curso la encargada de determinar la posible responsabilidad penal de los involucrados.
En tal caso, la pregunta legítima aquí es, estaba el presidente al tanto de lo que ocurría en Democracia Viva o en los otros casos, en donde militantes del Frente Amplio estaban involucrados en movimientos para financiarse y enfrentarse a competidores como a la iglesia o al cura Felipe Berrios.
Podemos presuponer que la acusación sobre Berríos fue conveniente para sacarlo de la ecuación, su influencia en tema de fundaciones para el desarrollo de la pobreza era un obstáculo para implementar las propias. El Frente Amplio finalmente se movió en el norte, desplazando otras instituciones y beneficiarse con las propias, consiguiendo recursos en el camino e instalar temas ideológicos en debate público, como el abuso hacia las mujeres y la infinidad de acusaciones falsas que este gobierno le ha dado crédito y que la justicia se ha encargado de demostrar que han sido todo lo contrario.
Así tenemos explicaciones de su modo de operar y determinar que estas instituciones pasan a convertirse en un brazo político del gobierno que se instalan a trabajar para el mandato con dinero del Estado y de todos nosotros.
De ahí que las preguntas sobre la participación del conocimiento del presidente requieren de una respuesta tácita y clara ¿Cuál es su rol aquí? ¿Lo sabía? ¿Tenía contacto con estas fundaciones? ¿Su campaña fue financiada por esta fundación? Dicho de otra manera, las conversaciones que se conocieron por el pinchazo de los teléfonos indican que hay algo detrás, se observa algo más que el Frente Amplio y el presidente están ocultando.
Estas son las interpelaciones necesarias de descubrir, porque las hicimos con Sebastián Piñera en su momento, cuando este tenía vinculaciones de acciones mineras, manteniendo intereses de distintos tipos y que no dejó jamás de tener a pesar de su fideicomiso ciego.
Chile ya se permitió un presidente con influencia que buscaba intereses poco transparentes. Ahora, en la actualidad nos estamos permitiendo este mismo accionar. No obstante, debido a que es de izquierda, una izquierda alternativa o porque es el Frente Amplio, no se lo puede criticar ni dudar de sus intenciones.
Yo no veo diferencia aquí, lo que existe es otro grupo elítico que tiene que ocupar el altruismo para perpetuar o hacer crecer su idea política, que usa el desarrollo e influencia en la sociedad como un mecanismo más. Creo que es igual de criticable que el accionar de Sebastián Piñera y de engañar como cualquier otro político, usando la buena fe de las fundaciones y de este tipo de mecanismos para intereses personales, enriquecerse o lucrarse.
En consecuencia, el presidente debe responder todas las dudas planteadas hasta el momento y debe aclararlo ya, porque evidentemente todos los procesos y todo lo que ocurra va directamente a la gestión de su gobierno.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político