El coletazo del caso procultura
El caso de la Fundación Procultura representa una situación gravísima para el Estado y la política nacional. Este caso de investigación judicial involucra a la fundación por presuntos morbos en la manipulación de fondos públicos, procedentes de convenios con organismos estatales. Las cifras son altas, más aún, con sospechas de posibles conexiones y desvíos de dinero hacia la campaña presidencial del presidente Gabriel Boric.
Esta es primera vez que un presidente se ve afectado directamente en un caso de corrupción, razón por la cual es él quien golpea a la puerta con la investigación judicial en curso por si estos recursos públicos fueron realmente utilizados para los fines establecidos en los convenios. No obstante, antecede una exposición telefónica interferida del presidente con el miembro de esta fundación que así lo sugieren.
En concreto, son hechos que agravan mucho la situación y, que hacen tristemente deducir que para el Frente Amplio hacer política también conlleva una conducta avariciosa.
Es cierto que todos los partidos políticos conciben operar a través de fundaciones estructuradas desde hace años. El hecho es que el Frente Amplio está contra el tiempo y el deseo de reemplazar a la izquierda tradicional los acelera aún más a generar mecanismos para financiarse y competir, forzando de manera obscena sus influencias. Teniendo esto en cuenta, será la investigación en curso la encargada de determinar la posible responsabilidad penal de los involucrados.
En tal caso, la pregunta legítima aquí es, estaba el presidente al tanto de lo que ocurría en Democracia Viva o en los otros casos, en donde militantes del Frente Amplio estaban involucrados en movimientos para financiarse y enfrentarse a competidores como a la iglesia o al cura Felipe Berrios.
Podemos presuponer que la acusación sobre Berríos fue conveniente para sacarlo de la ecuación, su influencia en tema de fundaciones para el desarrollo de la pobreza era un obstáculo para implementar las propias. El Frente Amplio finalmente se movió en el norte, desplazando otras instituciones y beneficiarse con las propias, consiguiendo recursos en el camino e instalar temas ideológicos en debate público, como el abuso hacia las mujeres y la infinidad de acusaciones falsas que este gobierno le ha dado crédito y que la justicia se ha encargado de demostrar que han sido todo lo contrario.
Así tenemos explicaciones de su modo de operar y determinar que estas instituciones pasan a convertirse en un brazo político del gobierno que se instalan a trabajar para el mandato con dinero del Estado y de todos nosotros.
De ahí que las preguntas sobre la participación del conocimiento del presidente requieren de una respuesta tácita y clara ¿Cuál es su rol aquí? ¿Lo sabía? ¿Tenía contacto con estas fundaciones? ¿Su campaña fue financiada por esta fundación? Dicho de otra manera, las conversaciones que se conocieron por el pinchazo de los teléfonos indican que hay algo detrás, se observa algo más que el Frente Amplio y el presidente están ocultando.
Estas son las interpelaciones necesarias de descubrir, porque las hicimos con Sebastián Piñera en su momento, cuando este tenía vinculaciones de acciones mineras, manteniendo intereses de distintos tipos y que no dejó jamás de tener a pesar de su fideicomiso ciego.
Chile ya se permitió un presidente con influencia que buscaba intereses poco transparentes. Ahora, en la actualidad nos estamos permitiendo este mismo accionar. No obstante, debido a que es de izquierda, una izquierda alternativa o porque es el Frente Amplio, no se lo puede criticar ni dudar de sus intenciones.
Yo no veo diferencia aquí, lo que existe es otro grupo elítico que tiene que ocupar el altruismo para perpetuar o hacer crecer su idea política, que usa el desarrollo e influencia en la sociedad como un mecanismo más. Creo que es igual de criticable que el accionar de Sebastián Piñera y de engañar como cualquier otro político, usando la buena fe de las fundaciones y de este tipo de mecanismos para intereses personales, enriquecerse o lucrarse.
En consecuencia, el presidente debe responder todas las dudas planteadas hasta el momento y debe aclararlo ya, porque evidentemente todos los procesos y todo lo que ocurra va directamente a la gestión de su gobierno.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político