lunes, 2 de enero de 2012

LA UNIÓN DE LA OPOSICIÓN Y EL GESTO DE LA DC AL COMUNISMO.


Por estos días la oposición está teniendo distintos acercamientos para buscar un frente común ante el gobierno y sus últimas políticas, las que no dejan de ser negativas para muchos chilenos, ante la impavidez de una Concertación que se ha reactivado lentamente, tomando poco a poco más fuerza y creando puentes con las demás fuerzas opositoras, más destacadas por su reacción a lo malo del gobierno que por una convicción ideológica no clara todavía. Es en este escenario donde los partidos políticos vuelven a dialogar, en particular la DC quien visita al PC abriendo un franco y nefasto panorama a muchos votantes que no esperan que este partido se izquierdice todavía más de lo que lo ha hecho, para algunos, en este último tiempo.

Está claro que se necesita una articulación de la oposición, pero la DC en particular se ve en el dilema de formar alianzas manteniendo su identidad a toda costa para no perder más terreno en este sistema político cada vez más centrípeto, donde hasta el comunismo se ve más moderado. Por esta razón que la visita del timonel DC al PC sólo deja malas señales, no sólo de una posible radicalización de la Concertación o la posible nueva alianza creada, sino que una pérdida definitiva de la identidad del partido DC que puede acabar con él a largo plazo.

Otro de los acontecimientos anexos que esto provoca es demostrarnos que las directivas de los partidos realizan lo que ellas desean, amparándose en la legitimidad del voto no consultan la opinión de las bases para sus decisiones, sólo porque estas cúpulas realmente desean que sus planes y proyectos se lleven a cabo, y en particular con la asociación DC y PC, porque ellos están dispuestos a participar. Claro que esta es la actitud que más molesta, puesto que para quien les escribe la oposición debe tener un frente común unido, pero jamás revuelto; y que toda decisión partidista sea previo apoyo de la militancia y ciudadanía, sino ¿Dónde esta la democracia? Este es el primer problema que debe enfrentar la oposición si quiere hacer frentes comunes, delimitando materias donde actuar juntos y donde no, ver si la concertación como institución es necesaria o no, ver sectores de derecha no representados, etc.

Como podemos ver los gestos políticos pueden ser buenos para los partidos, aunque son muy malos para la ciudadanía. Son estos hechos los que pasan la cuenta, en especial cuando un partido de centro debe siempre privilegiar su identidad ante cada tentación de alianza extremista, lo que sin duda tiene que verse institucionalmente antes de un actuar político para una u otra dirección.

La oposición por este motivo necesita un nuevo péndulo regulador, el PRI más la  DC, siendo tanto esta última como el partido de Adolfo Zaldívar quienes deben controlar la izquierdización evidente, algo que va a ser complejo ya que el centro se convierte paulatinamente en minoría y está siendo tomado por los extremos moderados y de este modo se hace más difícil la tarea opositora. Sin duda el partido de centro que conserve más su identidad será el líder de la nueva coalición, por esta razón el guiño DC al PC no es adecuado, ahuyenta electores, incomoda a las bases y sobre todo desconcierta al sistema político.



Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político

domingo, 1 de enero de 2012

LOS ABUSOS DE AUTORIDAD EN ISLA DE PASCUA, NADA NUEVO BAJO EL SOL

Las autoridades de gobierno y políticas en general han demostrado, una vez más, su total desagrado, abuso con los más débiles y su absoluta falta de criterio reflejadas con los golpes, o más bien palizas, que les produjo a los pascuenses quienes luchan para que se les tome en cuenta y no se abuse de su territorio. 

Estos hechos evidencian al Chile desigual en el que vivimos, dominado por la intolerancia y el sectarismo que se hace presente transversalmente en la sociedad, en sus aspectos culturales y sociales. Las víctimas, frente a estos ataques, suelen reaccionar con más violencia y desencanto cuando lo único que esperan es la simple integración y tolerancia como gestos naturales de una sociedad moderna y civilizada, sin embargo, como la cultura de la discriminación se ha instalado esto no se respeta y se provocan los conflictos. De no ser solucionado no sólo los Rapanui, sino que también otras etnias como las Mapuches, así como cualquier grupo social que se vea pasado a llevar, reaccionará de manera violenta frente a este tipo de ataques.

Sin ir más lejos, aún más grave es el abuso y la discriminación acaecida por la misma autoridad, ya que el orden publico debe cumplirse y se debe disuadir. Podemos estar de acuerdo en sus criterios legales, salvo que no al nivel de represión alcanzada, ya que esos golpes dados amedrentan y fomentan más violencia, originando una cultura de agresiones físicas que se imparten por ambos sectores. No obstante, el mayor daño se provoca al caer en la mera discriminación, causando el daño al alma y a la dignidad de quienes luchan por sus valores.

Estamos de acuerdo que la forma en que lo hicieron no fue la más adecuada y que perjudica a muchas personas e intereses, pero de qué otra manera se puede manifestar el descontento cuando no se tiene voz  ante la ciudadanía, y más cuando se es subvalorado por la sociedad en su conjunto. Es por ello que  debemos preguntarnos si queremos una segunda CAM, con los disturbios y conflictos que esta ha provocado; y si estamos dispuestos a resolver los problemas sociales de este tipo, respetando culturas distintas y antiguas.

¿Qué es lo que pudimos observar con estos hechos? Que sin duda en nuestro país hay ciudadanos de primera y segunda categoría donde no se les respeta su cultura y tradiciones; que tampoco se puede reaccionar de manera violenta puesto que la autoridad los tratará como cualquier barra brava; y finalmente, que al gobernante no le interesa de ningún modo respetar tradiciones, buscando imponer nuestra visión cultural y social en una raza y cultura distinta. 

¿Por qué no se dialoga y se busca una solución? Quizás, es porque simplemente nadie quiere transar sus visiones sociales y ponerse en lugar del otro, uno para acogerlo y entenderlo y el otro para dialogar y buscar acuerdos e integrarse al país y a la sociedad, aunque sea a la fuerza.

Este choque de culturas no tiene mayor solución sino es con la ayuda y solidaridad de todos, lo que de un modo u otro los chilenos carecemos por nuestro clasismo y egoísmo, reflejado en la golpiza de carabineros, la forma de actuar del gobierno y la actitud de los Rapanui que origino el conflicto. Una vez más, Chile demuestra que no sólo que hay chilenos de primera, segunda o tercera categoría, si no que no se aceptan las diferencias que hay en nuestra sociedad y vivimos en un constante mal trato entre unos y otros. Lo peor, es que nadie hace nada para evitarlo.



Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político