El año de los tiempos
mejores
Es lógico pensar que,
cuando se tiene que hacer un balance del primer año de los tiempos mejores del gobierno
de Chile Vamos, debemos ser cautelosos y buscar formas de dar una visión más
objetiva que nos permita ver la realidad con calma y sin
apasionamientos. Es en este esfuerzo que tratare desmenuzar, lo bueno y lo
malo, entendiendo que desde un punto de vista estrictamente político el
gobierno ha sido muy deficiente, pero empeñoso, sin sentido de autocrítica,
pero con una fuerte respuesta presidencial a los problemas, dejándolos como
prioridad en los medios, pero no siempre solucionándolos.
Aunque en la
gobernabilidad, funcionamiento y liderazgo presidencial, en esta materia,
debemos entender como positivo el liderazgo presidencial y su coordinación
política inicial en la toma de decisiones, pero que, poco a poco se ha ido convirtiendo
en una parafernalia comunicacional y farándula política, que le hace muy mal
país. Un día se dice una cosa y al otro día
dice otra. Además que ha decidido postergar
las principales reformas que prometió en la campaña electoral, dando prioridad a
otros temas, como la implementación de una nueva política migratoria para
ordenar el arribo de inmigrantes, dejando las reformas prometidas en segundo plano,
las que desde mi punto de vista se ven muy complicadas, porque el Gobierno no tiene
mayoría en ninguna de las cámaras (legislativas).
Luego, en el manejo económico.
En este punto, el gobierno tiene supuestamente muchas fortalezas por el
conocimiento del presidente en este tema, lo que ha dado una alta expectativa a
la ciudadanía, aguardos
prometidos, para este, el segundo gobierno de Sebastián Piñera de más
crecimiento y más empleo, Congruente con el eslogan de los “Tiempos Mejores”. No exenta de polémica eso sí. El presidente señala más de
140.000 nuevos puestos de trabajo en su primer año, cifra que ha sido
cuestionada por algunos, apoyándose en los resultados trimestrales arrojados
por el INE durante el 2018, los que arrojarían 0% de creación de empleo.
Además la sobre
expectativa que prometió el gobierno en su campaña de tiempos mejores, término
pasándole una cuenta bastante grande en su cuenta pública de este primer año,
la que se refleja en la caída de las encuestas de aprobación en un 37%, cifra
más baja de su segundo periodo.
Desafortunadamente el
estilo presidencial, personalista, ególatra, aficionado a las citas de los
grandes personajes de la historia no lo ha ayudado mucho, ya que lo hemos escuchado
en varias oportunidades, lo ha llevado sin duda a creer que lo hace bien y por
ello abusa de su simpatía y de la informalidad, transgrediendo seriamente la
dignidad del cargo. No en forma grave, pero preocupante, como el atreverse a
contar un mal chiste machista, provocando la ira de las feministas y
opositores.
Para continuar el
presidente presenta dificultades
para ponerse en el lugar del otro y adolece de
filtros, da por entender que se acepta la informalidad, pero debe entender las
formalidades y protocolos del cargo, debe hacer un esfuerzo para no causarnos
vergüenzas ni bochornos internacionales, no se espera que sea un “tonto grave
“como se dice vulgarmente, sino que actúe con naturalidad y no busque simpatías
para ser aceptado, sino que sólo gobierne lo mejor que pueda.
Finalmente, y sin dudas, este es el primer año de esos tiempos mejores y, por eso tuvieron que cambiar al lema “vamos avanzando”, porque
lógicamente, Piñera, nuevamente nos demuestra que no tiene aforo político.
Son un gobierno gomero.. no tiene movilidad, se
mantiene estático, de adorno, no escucha la muchedumbre, no da soluciones, no tiene
credibilidad, está en continuo cuestionamiento, está en continua explicación,
no se desarrollan las políticas públicas, en fin, un gobierno totalmente pretérito,
sin capacidad política, ni productiva, con una oposición que no ha sido tan
brutal; que está de vacaciones, que se está ajustando y aun así el gobierno se
marca solo, lo ha hecho gran parte deficientemente y, eso demuestra que no hay
oposición organizada.
Entonces, cuando el gobierno no hace una buena gestión,
demuestra que no tiene capacidad
política, así de simple, no tiene capacidad de hacer cosas, sólo una, que es
hacer marketing o la capacidad de destruir, lo que ya que se hizo, de reformar
las reformas o de deshacerlas, para no concebir ninguna propuesta nueva, lo
nuevo siempre tiene letra chica, que termina muerta en el congreso.
Sin duda un primer año de gobierno de los tiempos
mejores sin pena ni gloria.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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