Democracia Participativa
Una democracia tiene que ser participativa, que todos nos sintamos parte del proceso democrático, no sólo en las elecciones, sino en el día a día. También, que exista una iniciativa popular, retroalimentación entre autoridades regionales y los ciudadanos. Sobre todo, que existan consultas, plebiscitos comunales, regionales.
De la misma manera, que exista un vínculo más horizontal y menos vertical con las autoridades, para que venga más cercanía y más vigilancia del poder político. Decididamente, una democracia abierta, participativa, que no prescinda temas, no cierre puertas de participación ideológica, que no tema a la difusión y que obviamente no sea polarizada y que tengamos una madurez política.
Por esta razón, como democracia cristiana proponemos el sistema semi presidencial. Formulamos el voto obligatorio, establecemos un mecanismo proporcional, en donde todos se vean con la capacidad de participar. Sin embargo con la ley del 15% a lo máximo, para que se puedan formar gobiernos y mayorías estables, que haya una proporcionalidad. Por el contario, que no haya una dispersión que haga ingobernable el sistema y que se vea representado con plena validez todas las fuerzas políticas, que tengan la fuerza necesaria para mantener una buena cantidad de parlamentarios, senadores y diputados en el sistema, para que den gobernabilidad al gobierno y tengan una oposición fuerte que pueda dialogar con el gobierno. Sin duda estos son pilares esenciales de lo que esperamos de la democracia.
Por otra parte, que los partidos políticos puedan ser muchos más de lo que hay, pero que, a su vez tengan una formación ideológica y de obligación con sus militantes, simpatizantes, de esta manera nuestra democracia va a crecer. Por esta razón, es fundamental que dentro de la nueva constitución también se fomenten principios democráticos, se impulse la educación cívica y se profundicen las bases democráticas, para entender que la política en sí misma, es una manera de generar reglas, de vivir en comunidad, dar estabilidad y tranquilidad a los ciudadanos.
Por tanto, terminamos con la idea de una
democracia reflexionada, en donde, no apliquemos la lógica del ensayo y error
que hemos tenido durante estos años, sino que tengamos una democracia con
altura de miras, una democracia reflexionada, con diálogo, con formaciones
políticas.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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