Cultura política y partidos políticos
La cultura política está firmemente ligada a los valores, creencias, modelos de conductas relevantes para el juicio político que predominan entre las personas y masas de la sociedad (la calidad de la democracia). Es decir, hay orientaciones culturales que son esenciales para su estabilidad, tales como sociales, económicas y las mesuras de las elites entre otras.
Por otro lado, los partidos políticos son identidades creadas para incentivar la participación democrática de la ciudadanía y cuyo objetivo principal es proponer candidatos para los cargos públicos de elección popular. Dentro de todo, funcionan como aliados políticos de las causas populares, como protestas, huelgas o manifestaciones.
A pesar de todo, los partidos políticos con el paso del tiempo han ido generando una militancia con las que comparten objetivos, intereses, creencias, valores, conductas. Esto es, tener una cultura, una forma de comprender la política, de relacionarse con la misma y la sociedad, una manera de reunirse, existiendo para ello códigos políticos determinados.
Nuestra primera cultura política institucionalizada creada en el siglo XIX fue la radical, en donde sus militantes fraguaron espacios de sociabilidad y de unidad en los primeros cuerpos de bomberos. Jugaban a las cartas, se relacionaban, participaban en reuniones políticas, caracterizándose por su espíritu racionalista, laico y democrático. Establecieron así durante sus gobiernos la cultura del radicalismo, transformándose rápidamente en el ala más extrema del liberalismo criollo.
A continuación, la cultura socialista nace como partido en 1933, proveniente del mundo sindical e intelectual. Acogía una pluralidad de corrientes de la izquierda política criolla cuyos principios resaltaban los valores democráticos, la igualdad y libertad de todos los seres humanos, la participación ciudadana en todas las esferas de la vida social, el respeto a los derechos humanos, la paz entre los pueblos y las naciones.
Le siguió la cultura Comunista fundada en 1922, heredero del Partido Obrero Socialista (POS) nace con el obrero tipógrafo Luis Emilio Recabaren, inspirado en el pensamiento de Karl Mark y Vladimir Lenin del marxismo – leninismo. Su historia ha oscilado entre la integración política y la persecución, es considerado por algunos el partido más importante de la izquierda de Chile teniendo una larga trayectoria dentro de la política.
Luego, la cultura democristiana cercana a la iglesia nace en 1957 mediante la unificación de varios grupos socialcristianos en busca de nuevos contenidos en la doctrina social de la iglesia, publicada en la encíclica Rerum Novarum, abrazando los grupos juveniles la corriente denominada humanismo cristiano (Jackes Maritain). Desde su nacimiento, ha tenido un lugar importante dentro de la historia política de Chile ubicándose siempre en el centro.
En consecuencia, estas culturas políticas o formas de relacionarse fueron frenadas por la dictadura y que obviamente de ahí en adelante entraron en receso perdiendo gran parte de esos saberes políticos. Sufrieron el reinició desde cero, pero han ido recuperando los años perdidos por el autoritarismo y el sentido pragmático en que se ha convertido la política en el último tiempo.
No obstante, han brotado tanto en la derecha como en la izquierda partidos políticos pequeños que son partes de la sociedad, que sin embargo, aún no llegan a ser una cultura política. La cultura política de derecha al desaparecer el Partido Liberal y el Partido Conservador el año 1967 se aniquiló absolutamente, resurgió de nuevo como el partido nacional y se auto disolvió para apoyar al régimen militar, destruyendo la cultura política de la derecha e instalando la cultura política del pinochetismo, aún vigente e incrustada fuertemente en la UDI y RN. Los partidos de derecha están en una crisis total en el aspecto político y cultural, y por esta razón hoy son solamente organizaciones y partidos políticos por el poder, porque la cultura de antaño ya no la tienen.
Del mismo modo, el Frente Amplio (FA) es una nueva agrupación política de izquierda, pese a que todavía no están bien estructurados, ni tampoco poseen una cultura política o identificación con la ciudadanía a raíz de sus crisis, ya poseen un gobierno que pronto da señales de esa falta de cultura.
Por esta razón, el Partido Socialista, la Democracia Cristiana, el Partido Radical, el Partido comunista y paremos de contar, son los partidos que aún mantienen alicaídamente una cultura política social que se han mantenido por años. Estos son los partidos que tienen un capital definido, una idiosincrasia y un sello al cual son interlocutores válidos de la política y son reconocidos porque no son sólo un partido sino que son una cultura única y una forma de interpretar el país.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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