Gobierno de Boric, parte de un proceso en la historia de Chile
Gabriel Boric desde 11 de marzo del presente
año es el presidente de Chile, acompañado en su administración por los partidos
de Apruebo dignidad (AD), Frente Amplio (FA), y el Socialismo Democrático (PS,
PPD, PR, PL, un pacto de gobernabilidad inédito).
A partir de estos tres meses de gobierno, con sus aciertos y desaciertos propios, nos hacemos una reflexión sobre “La Democracia en Chile” de Joaquín Fernandois, quien establece que la historia es un proceso contradictorio, en que los hechos se acomodan de tal modo que lo que permite pasar a una nueva etapa depende de lo que ocurrió o lo que haya ocurrido en la etapa anterior.
Hay que tener claro que la historia de Chile existe. La nuestra como nación no emprende con el estallido social, no principia con la convención constituyente, no recomienza con los últimos hechos de Chile. La república de Chile conlleva 200 años de historia y obviamente en tantos años han ocurrido procesos, y como se refiere el significado de historia como disciplina de las ciencias sociales que estudia y relata acontecimientos pasados de la humanidad, como de las narraciones de los hechos y sucesos verdaderos o ficticios, se concluye que todo lo que fue, todo lo que acontece y lo que ocurrirá de ahora en adelante va a depender de lo que ocurrió en la etapa anterior.
Cuando se empieza una nueva etapa los vestigios de la historia se adecúan a las circunstancias y a los hechos que acontecieron en el período preliminar y con eso reconocemos a todos los gobiernos anteriores, al de Salvador Allende, el golpe militar y la dictadura misma, a los 20 años de la concertación, y así podemos seguir hacia más allá la situación.
Así mismo, que la carta magna elaborada por la Convención Constitucional logre ser ratificada o no, que luego esta pueda solucionar los problemas existenciales, materiales y cotidianos de las personas, y que además que el gobierno logre cumplir lo prometido, consecuentemente, es una etapa más en la posta histórica que se va a acomodar de tal modo como lo menciona su definición, de acuerdo a lo que ocurrió en la etapa anterior, a su legitimidad y a los procesos que se viven en la etapa pasada. Sin duda, en este periodo de gobierno de Gabriel Boric alcanzamos el momento de la siguiente renovación histórica, pero es parte de un conjunto de elementos que permitieron su suceso.
Como apreciamos, la historia es un proceso
que no se detiene, que muta, que genera, transforma y entre todos la construimos.
No podemos negar lo bueno o malo, no se puede ignorar, sobre todo se puede ir
construyendo día a día. Sin embargo, no podemos borrar de un plumazo lo que se
hizo o no se hizo, lo malo, lo bueno, la historia oficial y la no oficial, que
en realidad es también la oficial, lo que pasa es que no se puede contar todos los
años de estudio preparados, así no terminamos nunca. La historia es infinita, pero
su proceso de estudio es finito.
Ahora bien, cómo convertir al
presente en una política concreta. Lo que diría la Realpolitik, pasar de la
teoría a la práctica, a la política real, del romanticismo a las medidas
concretas. Primero que nada hay que reconocer que la realidad siempre es menos
idílica de lo que deseamos, y en estos 100 días de funciones sin duda se ha
complejizado mucho el escenario político del presidente. El primer traspié es
como ha obtenido una aprobación menor que los presidentes Bachelet y Piñera,
dado que su joven coalición se ha visto envueltas en diversas polémicas
políticas que han creado múltiples dificultades, haciendo que su gestión en el
presente sea deficiente y contradictoria, sin poder tomar el control definitivo
de su agenda para iniciar su programa de gobierno.
Evidentemente, esto es lo que tiene que tener claro el gobierno vigente. Ellos deben preguntarse si entraron al gobierno para hacer historia o arribaron para gobernar un país y hacer lo mejor para todos los chilenos tras cumplir con las promesas hechas en campaña. La respuesta les dará la razón y como consecuencia, serán parte de la historia, o en otras palabras, si ellos quieren entrar en la historia por el ego, entonces no lograrán el objetivo.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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