jueves, 19 de enero de 2023

Murió Pablo Milanés

 

Murió Pablo Milanés

 

En la madrugada del 22 de noviembre del 2022 fallece en Madrid a los 79 años uno de los principales exponentes de la nueva trova cubana, el cantautor Pablo Milanés Arias. Reconocido por sus tonadas, fue profundamente relacionado al sistema socialista cubano y a la izquierda latinoamericana, manteniendo firme difusión por más de 55 años, representando al régimen y sus ideales. 

No hay lugar a dudas que Pablo Milanés fue todo un símbolo junto a Silvio Rodríguez, Noel Nicola y otros trovadores. Fue con ellos que Cuba vendió su revolución política e ideológica al mundo. Independiente del gusto por su música o letras, sus logros por si solos son admirables. 

Aunque nosotros no estamos acá para evaluar su talento musical, sino su importancia y su configuración política. Alguien podría indicar que esto es mezquino para este intérprete, pero a pesar que como compositor ha interpretado varios estilos, tonadas románticas y de otros tipos, a Pablo Milanés se le identifica por el dinámico uso de las dificultades sociales, para transformarlas en canciones políticas de protesta. Su música se caracterizaba por su emblema político. En otras palabras, la música de Pablo Milanés está directamente asociada a la revolución cubana y a la dictadura de Fidel Castro, haciéndolo símbolo para esta organización y la voz principal del movimiento de izquierdas latinoamericanas. 

Además, esta devoción al movimiento estableció lazos estrechos con la nueva canción chilena que iniciaba en el proceso de la unidad popular. Vivió una temporada en Chile, tocando en la peña de los Parra. Y después del golpe militar, compuso “Yo pisaré las calles”. Una canción política dedicada a Santiago, la capital de nuestro país, llamando a la esperanza. 

Sin embargo, tras muchos años de haber estado comprometido ideológicamente con el régimen cubano inició su desencanto ante las fallas del mismo, expresando abiertamente sus altas diferencias con el régimen, con frases como "Soy un abanderado de la revolución, no del Gobierno. Si la revolución se traba, se vuelve ortodoxa, reaccionaria, contraria a las ideas que la originaron, uno tiene que luchar". Evidentemente, por sus declaraciones se comenzó a conocer con toda claridad que en Cuba se abusaba de los derechos humanos, que existía represión, la falta de libertad de expresión, la falta de sindicatos independientes, entre otros. 

Ciertamente, Milanés fue embajador de la revolución cubana hasta que los procesos políticos, el azar o la vida lo llevó a cambiar de parecer, porque sufrió ya no los privilegios de una dictadura sino las consecuencias por ir en su contra. Fehacientemente, esto nos demuestra que en la música y en el arte, quienes practican este oficio tienen una posición política privilegiada para convertir la música y el arte en un instrumento de posición política, que no siempre es lo más adecuado. 

Por otro lado, su crítica a la revolución cubana, a la pérdida de la fuente, a la raíz de la lucha, al fin de ese pensamiento crítico, lo inhabilita y lo aleja de Silvio Rodríguez, quien era aún más activista que él, más comprometido con la revolución y con el régimen cubano. Su murmuración del fracaso del socialismo cubano y su reclamo al igual que los disidentes a una transición del actual sistema de partido único a la democracia, lo condenó a ser desterrado culturalmente de la vida de su nación y de sus antiguos amigos. 

No se puede negar la realidad eternamente. Se debe tener autocrítica ante las ideologías que se practican y de cómo se dirigen, se debe ser inteligente y no apoyar a líderes sin reparo o ineptos. Como decía Santo Tomás, uno debe tener fe, pero también debe tener racionalidad. Y para en el caso de la política, se puede creer en la ideología, pero se debe ser crítico con esa idea, no se puede defender lo indefendible. 

Pablito ya falleció, llevándose sus letras y sus ideales. Lo que es peor, es que se marchó esperando a que el gobierno cubano le pidiera perdón por lo sufrido en el año 1966, cuando fue enviado por las autoridades del régimen a un campo de trabajo forzoso de la Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP) junto a otros 50.000 jóvenes disidentes y homosexuales. 

 

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Politico

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