Agrupaciones
políticas de una noche de verano
Las agrupaciones políticas son grupos de ciudadanos asociados por un vínculo permanente, poseyendo una carta orgánica que establece sus normativas internas, en conformidad con el método democrático y conservando una ideología que les permite perseguir fines en común. Son estas las que compiten por cargos públicos para influir en la dirección del Estado, entre otras cosas.
Sin embargo, hay veces que no sabemos si estas van a sustentarse en el tiempo. Esto ocurre cuando surgen para operatividades políticas particulares, personalistas o ideologías muy nuevas, usualmente formadas por uno o más disidentes políticos que se van de un partido, bien de manera voluntaria al dejar de reconocer la legitimidad de la autoridad a la cual debían sometimiento, o involuntariamente por ser expulsado por la misma al no cumplir con los reglamentos establecidos.
Y sobre estas agrupaciones operativas en particular, es un hecho que muchas han desaparecido en el tiempo, mientras que otras están transitando ese camino hasta que se establezcan como partidos tradicionales. En la actualidad, las nuevas agrupaciones pecan de estar desdichadamente sustentadas por el populismo y sus prácticas, las que finalmente afectan a todo el sistema político.
El Frente Amplio (FA) es la naciente y ostensible agrupación política que llega al gobierno con el populismo. Está conformado de partidos o de proto partidos creados como una alternativa al bipartidismo chileno, sin estar organizados o más bien muy poco estructurados. Y al poco andar, obviamente han demostrado que son de poca seriedad política y de controvertible solvencia ideológica, evidenciado por su ambigüedad y ambivalencia en la aplicación y en la proposición de su administración.
Los Demócratas es un partido instrumental en formación formado por los disidentes de la DC (Democracia Cristiana) que emigran al no ser escuchados internamente y acuerdan marcharse. Por el contrario al FA y su populismo, generan una alternativa que refieren ser de centro y centro derecha, aunque se han acabado mezclando con ex partidarios del partido radical (PR) y del partido por la democracia (PPD) para consolidarse. Al combinarse de esa manera empiezan a contaminar una idea que parecía una alternativa de centro nueva, con mucho futuro si se solventaba bien, solo que al momento parece ser un proyecto de personas con iguales aspiraciones presidenciales.
Republicanos es otro partido creado por ex disidentes políticos, en este caso la UDI (Unión Demócrata Independiente) sumados a independientes, definidos como un partido de extrema derecha, ultraconservador, populista y autoritario. En otras palabras, se trata de unir la extrema derecha, lo que era el pinochetismo, la derecha más dura. Su fundador y principal líder, José Antonio Kast, no parece tener un proyecto nacional de fondo y que al igual que el FA ocupan la confrontación y el arrebato, el populismo como componente para hacer política.
Finalmente, tenemos al PDG (Partido De la Gente), un partido político caracterizado como de centro derecha a derecha populista, liderado por el economista Franco Parisi, el papito corazón de la política. Un partido puntualizado como un agárralo todo, bastante personalista, porque prevalece en su doctrina la figura y el pensamiento de su líder. Siguiendo esta línea, igual se han sumado otros disidentes populistas de otros sectores, como del FA, con aspiraciones personales para hacer su exposición, usando esta nueva plataforma para sus fines. Evidentemente, lo que busca el PDG es utilizar el concepto de pueblo y gente para capitalizar el apoyo político, es decir, defender la ideas conquistables y populistas que al público le interesa, lo que desea escuchar, pero evidentemente no traerá nada positivo ya que da soluciones fáciles a problemas mucho más complejos.
En definitiva, a todos nos corresponde evaluar de estos partidos,
y de cualquier agrupación que surja, si su discurso populista sobrelleva
oportunidades, si son una herramienta oportuna para el cambio político y de las
necesidades de la nación o sin realmente son peligrosos para la democracia. Sin
lugar a dudas, como ciudadanos debemos detectar a tiempo estos síntomas,
comprobando la seriedad de su discurso y trabajo. Cuando sea así pasarán a ser
parte de los partidos respetables, pero por el momento son humo y demagogia,
que durarán lo que el sueño de sus intereses le permitan.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista
Político
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