jueves, 28 de septiembre de 2023

El negacionismo político

 

El negacionismo político

Se hace referencia al negacionismo como el rechazo de aceptar una realidad conocida y verificable. Es darle la espalda a la realidad en favor de una mentira más confortable y conveniente, negando toda posibilidad de un consenso de partes. Sin embargo, la realidad no se puede eliminar, ni menos ocultar. 

Esa es la situación que ciertos grupos en Chile insisten en caer respecto a todo el proceso vivido en la Unidad Popular (UP) y dictadura militar. Se niegan a asumir la realidad de los eventos y por lo tanto, en discutir las causas que llevaron a la caída del gobierno de Salvador Allende, los orígenes de la fractura democrática y la génesis que provocó el golpe de Estado. Se olvidan de evaluar la usurpación como consecuencia directa de determinadas decisiones, independiente de la legitimidad o de la forma mediante la cual acabó. 

De este modo los sectores pinochetistas o pro Unidad Popular no están dispuestos a una discusión prudente, real y autocrítica tras 50 años. Es cierto que duele escuchar ideas que no son agradables, de un sector u del otro, pero son argumentos válidos que deben realizarse para aprender a lidiar con el tema. Y que quede claro, por ningún motivo estos justificarán el abuso a los derechos humanos, ni el golpe militar ensimismo y sus formas. 

Sin lugar a dudas, el problema es el paquete del 70 al 73 y lo que vino después. No habría un hecho sin el anterior. No habría dictadura sin el previo gobierno UP. De esta manera, esto se ha convertido en el sujeto de cuestionamiento de cada sector político ideológico, llevando el agua al molino de su conveniencia, justificando las responsabilidades a otros grupos sin ver la propia. 

Gran parte de la derecha más antigua no ha dejado atrás su visión apatronada, pero tampoco aporta la izquierda no ortodoxa que sigue prendiéndole velas a sus mártires políticos, con un fanatismo a un proceso fracasado. 

Si bien este comportamiento no deja ver la configuración de los hechos, acá hay que rescatar los puntos en común si queremos llegar a esta hipotética reconciliación, porque el uso político para beneficio propio en una actitud mezquina y poco transparente no ayuda mucho a conseguirla. Y tras las cinco décadas cargando este muerto, ya es hora de ir al encuentro de los acuerdos fundamentales para zanjarlos. 

No obstante, seguimos marcando el paso sin poder cerrar algo que sigue muy presente. En este momento les estamos conferenciando las mismas disputas a generaciones cuyos padres ni siquiera nacieron en la época del problema. Consideremos además, Chile alberga hijos de migrantes que tampoco conocen el inconveniente y que tal vez lo descubrirán si se quedan, si es que desean ser chilenos, para conocer una historia tergiversada por los fanatismos de unos u otros, dogmatizadas. 

No es que debamos olvidar, pero sí replantear la forma en que se va a enfrentar este tema de ahora en adelante. Con el paso del tiempo deberíamos ver el golpe de Estado como una situación preponderante para el devenir y la historia del país, con sus excesos reconocidos y debidamente condenados. Y del mismo modo, ver el gobierno de la Unidad Popular como un proyecto fracasado que no tenía la fuerza para imponer de manera democrática su modelo. 

Seamos sinceros, para la nueva generación hay muy pocas vicisitudes que les interese del golpe y de la política en general. Tampoco tienen claro los conceptos detrás del evento, la disputa ideológica, social y global que se daba. Tal vez les interese el folclor o grupos de apoyo donde pasar un buen rato, pero adolecen del sentido crítico de saber que se conmemora. 

Para acabar con este negacionismo de nuestra política y nuestra historia, tanto de izquierda como de la derecha, debemos conjugar el verbo reconciliación, que sea colectiva y personal. Cada fracción debe poner todo de su parte para acortar las distancias que nos separaran entregando la justicia necesaria a las víctimas, trayendo al presente lo hechos tal y cual fueron para construir un futuro mejor.

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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