viernes, 23 de febrero de 2024

El legado político de Revolución Democrática

 

El legado político de Revolución Democrática

 

El pasado 20 enero el presidente Gabriel Boric celebró junto a su coalición de gobierno el aniversario de Revolución Democrática (RD), el partido más grande del Frente Amplio y el que más controversia ha generado. Tras finalizar el evento, refiriéndose sobre la corrupción por el caso convenios declaró que “sería un error profundo juzgar un partido de doce años por un momento en particular”. 

Los partidos políticos se valoran de acuerdo a su importancia, a la relevancia de su cultura política, a la influencia sobre la ciudadanía y al accionar de sus miembros o militantes. Cuando se cae en la corrupción ningún partido es bien visto, porque la ciudadanía pierde la confianza depositada en ellos. Recuperarla parte por revisar el peso de la historia vivida para separar las manzanas podridas de las que no lo están, ver la obra, su historia, ideología, sobre todo su profundidad de cultura política. 

Sin embargo, se consigue cuando hablamos de partidos de mucho más años, tales como los partidos Radical, Socialista, Demócratas Cristianos y otros, que juntos suman más de un siglo. Su experiencia les permite ciertos tropiezos, porque el tiempo y experiencia sobres ellos les brindan una base política arraigada profundamente en la población que no poseen partidos en formación como RD, que por el contrario, son más bien una plataforma electoral para sus líderes estudiantiles. 

Entonces, más allá de las palabras de buena crianza y protocolares del presidente Boric, aquí se hace un abuso del concepto de cultura política. Boric tiene una arbitrariedad sobre el partido RD, que con toda legitimidad podemos cuestionar, especialmente sobre la herencia política que dejará tras el gobierno del Frente Amplio. 

Es cierto que la corrupción no es algo ajeno a los partidos. Todos transitan por distintas etapas, pero han dejado cosas indiscutibles, imágenes tangibles para la cultura política en algún momento de su historia. Por ejemplo, Renovación Nacional viene del Partido Nacional conservador y liberal que mantuvo algo positivo de su fundador y primer presidente, Ricardo Rivadeneira, el ser un partido dialogante. En palabras de su fundador “se abrirá un amplio diálogo con los partidos”, frase que sigue siendo aplicada al interior de RN. Mario Desbordes mantiene esa fidelidad a la línea y tradición buscando constantemente el diálogo, la apertura, la conversación y eso que es un partido con 37 años desde que se inició la democracia. 

Al mismo tiempo, los Radicales con cerca de 100 años en la política fueron la principal fuerza política del país gracias a sus tres administraciones seguidas, las cuales promovieron la industrialización y la educación al servicio de los intereses populares. Dejaron una herencia en la educación que es incuestionable, una cultura política ligada al conocimiento y la representación de la clase media. Movilizó a partidos, movimientos, gremios y en conjunto desarrollaron un proyecto de progreso donde la educación pública era el pilar para conseguir la justicia social. 

De igual manera, el Partido Socialista con 91 años de existencia y pese al fracaso de la Unidad Popular, heredó toda una política de organización sindical, una estructura política y una disciplina partidaria. Además, el mea culpa institucional les permitió el desarrollo político e intelectual actualizado para desenvolverse como social democracia. Y así podemos seguir con otros partidos. 

Entonces que vamos a heredar de Revolución Democrática, cuando en este momento político el Frente Amplio (FA) ha demostrado fehacientemente que no estaba preparado para gobernar el país y que no es ni por asomo lo que todos esperábamos. En este escenario, RD destaca por su falta de aptitud, las improvisaciones, la incoherencia interna y el relato político poco serio, exponiendo la inexistencia de una cartografía que acomode su acción política desde el Gobierno. 

Se evidencia así, como consecuencia directa de sus fallas formativas y una larga acumulación de errores, que la imagen proyectada será la de la corrupción, el abuso de poder, la altanería y la arrogancia. Al final de cuentas, RD se enfrenta a su incapacidad de conseguir la proliferación de identidad partidaria entre generaciones que le permita una madurez política.

 

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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