Acaso se merece el PC la Presidencia de la Cámara Baja
Bien sabemos que la práctica de la política depende mucho de las negociaciones. Cuando se acordó que el Partido Comunista (PC) presidiera la Cámara de diputados, debieron negociar para acordar los beneficios a cambio del apoyo y lealtad a los intereses del gobierno. Sin embargo, al llamar a movilizaciones para presionar la aprobación de las reformas del ejecutivo, dio inició al veto del resto de partidos, haciendo peligrar su directiva tras 112 años de historia partidista esperando esta oportunidad.
Es que la manera de expresar del PC deslegitimiza al usar siempre la fuerza externa como moneda de cambio. Es cierto que tienen derecho a que se cumpla el acuerdo refrendado el año pasado, presidir la cámara de diputados entre marzo y octubre del 2024, pero los presentes en el parlamento se han ganado la autoridad, por lo tanto, la legitimidad al recibir la representación de la población.
Dicho esto, no solamente la democracia es generada con el rito de las elecciones, sino también el comportamiento de quienes ostentan el poder debe ser acorde a lo democrático. Irrecusablemente cuando el senador del PC Daniel Núñez prorrumpe expresando aptitudes poco democráticas al llamar a su propio gobierno a convocar a la presión de la ciudadanía para sacar adelante las reformas, reconoce una costumbre poco democrática contra su misma cartera. En otras palabras, esta es una política poco republicana contra su misma representación.
Parte de la culpa es de la misma ciudadanía al darle al gobierno una minoría política en el parlamento, porque ningún gobierno puede establecer sus políticas sin el suficiente apoyo de las reformas directamente asociadas al ejecutivo. Desgraciadamente esa ignorancia política en Chile se ha convertido en un problema constante, un problema que no puede solucionarlo el PC o cualquier otro partido por mucho que presionen.
Indiscutiblemente el PC tiene que asumir que el Frente Amplio es minoría y tiene que persuadir a la oposición. En ese ejercicio de exhortar, el gobierno deberá negociar apoyo y las actitudes tomadas por el PC no ayudan mucho a lograrlas. Volver a las actitudes setenteras y hacer presión social en la calle, el poner a los ciudadanos como bala de cañón para que un gobierno de turno defienda sus intereses atentando contra el orden público, contra las personas, contra el mismo gobierno.
Estas conductas son las que explican preceptos propios con las cuales muchos partidos políticos no han estado de acuerdo con que lideren la cámara. Pese a lo cual, han crecido por medio de estas actitudes sediciosas e irreflexivas, poco democráticas.
De muestra un botón, lo sucedido durante el gobierno de Gabriel González Videla (1946- 1952). El gobierno contaba con tres ministros de Estado del PC con los que Videla tuvo algunos problemas. Se le sumó la creación de grupos paramilitares del PC para derrocarlo. Al parecer su conducta se repite cuando las cosas no consiguen acuerdos o cuando van muy lentas, llaman a la presión de la ciudadanía para sacar adelante sus propósitos. Siempre quieren ir rápido, obviar la democracia de las mayorías. Invariablemente pasando a menospreciar las reglas democráticas básicas.
Los cambios se hacen con mayorías. Si no tenemos mayorías, hay que conformarlas y si no se pueden conseguir acordar, estamos imposibilitados. Es una realidad, la legitimidad se respeta, no se puede fallar al principio democrático por llamados a movilización, en donde se quiere valer de la ciudadanía, de los dirigentes sociales, para obtener lo que tanto desean.
Asimismo, la altanería y el chantaje social que el PC, el Frente Amplio y otros sectores lo manipulan como una manera de hacer política. Le enseñan las uñas a la derecha, al centro, a la izquierda y a su propio gobierno complejizando aún más la situación, dándole la razón a quienes pudieran estar de acuerdo. Entonces, merece realmente el Partido Comunista la presidencia de la Cámara de Diputados. Ustedes tienen la palabra.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
político
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