viernes, 8 de noviembre de 2024

Se puede hacer una campaña con poco dinero.

 

Se puede hacer una campaña con poco dinero. 

Ha concluido una campaña electoral más, en la cual sin duda han circulado enormes y disímiles cantidades de dinero entre los candidatos participantes, mostrándonos una vez más la desigualdad existente de recursos en las campañas políticas. 

Es qué, acaso se puede hacer campaña con poco dinero. La respuesta es efectiva, se puede hacer una campaña de tal manera, pero esa campaña sólo puede ser testimonial. Desgraciadamente el sistema político es tan pérfido que elecciones como las que logró Carlos Bianchi Chelech de forma independiente en nuestra región, son excepcionales por la circunstancia de salir electo con recursos monetarios personales. 

Al presente, los Bianchi en sus respectivas reelecciones, ya siendo parlamentarios, tras aumentar su poder adquisitivo dejan de contar como excepciones, porque ya han pasado a ser parte del Statu Quo. Por consiguiente, al ser independiente se necesita mucho más aporte para financiar la campaña y asegurarse de salir electo. 

Si bien en una elección el factor dinero no es el más relevante, sigue siendo determinante sobre todo para que los candidatos transmitan su mensaje y alcancen a todos los sectores. Para ello se utilizan los medios tradicionales de comunicación, la radio, la televisión, también los medios digitales como las redes sociales y usar publicidad política, las gigantografías, folleterías, que se suman a participar en discursos, debates, eventos, “puerta a puerta”, etc.. Para la gran mayoría de esas actividades se requiere una cantidad onerosa de dinero, que muchas veces obliga al aporte de dinero personal mediante préstamos bancarios. 

En consecuencia, invertir en la campaña es lo que muchos candidatos hacen, porque mientras más dinero tengas mayor publicidad obtienes y con eso la opción de ser más reconocido. En comparación, hacer una buena campaña territorial, con un “puerta a puerta” bien planificada puede equiparar algo esta situación, solo que requiere del apoyo de un equipo de trabajo y un partido que respalde. Y en ese caso, hay ciertos partidos políticos que tienen mayores recursos, con enorme caudal de votos y capacidad territorial que otros, que también aportan dinero a sus candidatos. 

Por otro lado, si un candidato va a una reelección este tiene un electorado cautivo y va a buscarlo, por lo tanto, no necesita mucho caudal para ser reelegido de alcalde, concejal, gobernador o consejero regional. Ciertamente ahí el factor monetario disminuye. 

Para regular estos montos, se estableció la ley electoral que regula y deja de lado los excesivos gastos de dinero y el inmoderado consumo de campaña que se daba anteriormente, donde la diferencia de gastos en las distintas campañas entre los partidos políticos era abismal. Al momento se ha mesurado un poco, pese a lo cual, nítidamente se ha demostrado que la cancha aun no esta pareja y por más ley que exista esta situación va a ser muy difícil de equiparar. Solamente la notoriedad de un candidato y una fuerza territorial armada puede equilibrar en algo la distribución de recursos monetarios de por medio. 

En otras palabras, esto es parte de las reglas del juego político, detalle de las reglas de la democracia que en materia de financiamiento no es igual para todos, porque también dentro de los partidos existen diferencias en la financiación entre los mismos candidatos. En algunos casos se calcula que opciones tiene de salir electo directa o indirectamente y según ello se apoya, cuando esperaríamos por regla general, no escrita, que quien tiene más recursos debe apoyar económicamente a los que tienen menos. Muchos lo hacen con un sentido solidario, otros lo hacen para ganarse un aliado en campaña, distintos inclusive hacen daño a los mismos compañeros de lista. 

Estos son los vicios que tiene la política, que evidentemente no mucha gente conoce, sólo ve la fachada, las palomas, letreros. Se desconoce la mecánica de las campañas electorales, de los sacrificios que diariamente realiza un candidato en una campaña electoral para poder persuadir a los electores modernos, un elector que es distinto, con mucha información y conocimiento de los procesos políticos, con mayor cognición sobre su rol en los procesos democráticos, disconforme e intransigente, capaz de interpretar entre las diferentes opciones, alternativas y estratagemas que se le presenten en tiempos electorales. 

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista político

 

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