viernes, 10 de enero de 2025

La tarea del asesor en política

 

La tarea del asesor en política 

Dando inicio al nuevo año, es conveniente aprender de aquellas situaciones que derivaron en problemas mayores. Tales como el punto de prensa del presidente Boric para aclarar lo relacionado al caso Monsalve, evento recordado por el mal manejo del mandatario y el maltrato a su asesora solo por pedirle concluir. 

Entonces, para quienes trabajan en cargos públicos o son políticos, está bien esbozar cuál es la labor de un asesor político comunicacional, o un asesor de un político de cualquier índole. 

Evidentemente, el asesor político es un(a) profesional experto(a) en un área determinada, ya sea de la comunicación, de estrategia política, de marketing, discursos, etc., la cual presta sus conocimientos para asesorar a un político, proporcionándole: orientación, análisis, ideas, pautas, principios de acuerdos acorde al perfil del cliente y de lo que desea. Además, se hace cargo de recomendar y elaborar indicadores sobre los procesos a seguir con líderes políticos o candidatos a escaños legislativos, alcaldías, concejales, partidos políticos u otras organizaciones del ámbito político. 

Por otro lado, también realizan estudios para prevenir la corrupción, mantienen observaciones especializadas en faltas administrativas, control de recursos y fiscalización. Ayudan a la toma de decisiones informadas y estratégicas que les permitan alcanzar sus objetivos políticos. 

En resumen, estas figuras asesoras se comprometen a administrar herramientas y mecanismos que faciliten la resolución pacífica de conflictos en el ámbito de la gestión contractual. Sin embargo, lo primordial es resolver de manera oportuna las dificultades o desacuerdos que puedan surgir entre el administrador y la entidad pública. 

En otras palabras, no cualquiera puede ser un asesor(a) político. Usualmente deben constar con estudios profesionales o licenciaturas de al menos ocho semestres, es decir, abogados(a) algunos con estudios en ciencias políticas, magíster o doctorados, también posgrados en telecomunicaciones políticas, etc., 

Cientistas Políticos, periodistas, entre otros, pueden asesorar de distintas maneras. Estos pueden sugerir propuestas y alternativas a los problemas que le plantean. Pueden determinar estrategias, controlar crisis, resguardar la imagen. Intervienen en un montón de ambientes. 

No obstante, el asesor básicamente sugiere, propone, da alternativas, no toma decisiones, el que las toma es el político. En consecuencia, el que discurre bien o mal a lo que el asesor propone es el político, asumiendo las consecuencias o descalabros de la mala decisión asumida. 

Considerando todo esto, cuando a un asesor(a) se le ningunea públicamente al tratar de asesorar al cliente, el asesor no se equivocó, es debido a que el político tomó una mala decisión; el asesor no fue escuchado. 

En el caso de nuestro presidente, si bien se vio muy mal en su presentación y posterior reacción, él deberá asumir las consecuencias políticas de lo que claramente la asesora no compartía. En su accionar dejó más dudas que certezas del tema, improvisando de mala manera y sin ningún beneficio. Siendo así, la responsabilidad es públicamente del presidente. 

De base, al presentar una conferencia de prensa se tiene que tener preparado el temario a desarrollar, saber que se va a decir.  El orador no puede aceptar que le hagan una batería de preguntas si no conoce todas las respuestas, y menos si sus respuestas no son las adecuadas. Allí hay que tener claro la diferencia entre transparencia y espontaneidad. 

La primera es un elemento que se prepara de antemano, mientras que la otra es carismática. Lo que hubo fue una llaneza, cuando hablamos de transparencia decimos la verdad de lo acontecido, de la información que se maneja, no es que se vaya a mentir, sino que en base a ello escogemos cuándo y en donde hacerlo. Evidentemente esa es la labor de la asesora comunicacional, esa es su actividad, desautorizada públicamente. 

En política, no se sabe cuánto se valora realmente al asesor político, si se le escucha o simplemente se ocupan como un nivel de estatus. Se les clasifica como una banda de tecnócratas, un mal necesario. Pero desgraciadamente, su ausencia se hace notar. Cuando no existe asesoría política comunicacional y se adolece alguna dirección de la misma, el resultado se convierte en una verdadera improvisación conjugada y constante con consecuencias nefastas. Lección que el Presidente va a tener que aprender de esta crisis y ojalá que la aprenda, porque comete estos errores en forma permanente.

 

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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