En la política deben existir cambios en las formas
Es claro que en estos dos últimos gobiernos no se ha entendido que hay un fondo y también hay formas en la política. Habría que decir que el “fondo” encarna los principios, los conceptos, las causas o valores extremados a una acción o decisión política, mientras que las "formas" se refieren a los métodos, las estrategias o las presentaciones utilizadas para expresar o implementar esos principios. En otras palabras, el fondo es lo que se persigue lograr, y las formas son cómo se revuelve lograrlo.
Entonces, las formas son igual de importantes que el fondo, pero desgraciadamente en Chile se han perdido y nos hemos envuelto en torno a una política maleducada que no ha cuidado su proceder como establece la lógica política diplomática, la cual disguste a quien no le parezca, pero guían el contexto o el origen de las formas.
Por lo tanto, si hay ideas o proyectos que posiblemente no le gusten a la mayoría de los interlocutores políticos, si se manifiestan de la forma adecuada pueden tomarse con altura de miras. Eso es usar las formas. Por el contrario, si no se puede discutir una idea, no sacamos nada con el gobierno de turno sea cual sea su tendencia. Si no se respetan las formas políticas y se acaba rompiendo los códigos; o actuando de forma inadecuada predisponiendo a cero el diálogo y sin tener la mínima intención de discusión, el objetivo de la política se vuelve nulo, y en consecuencia, no se construye ni se potencia a la ciudadanía.
Es por esto que las formas en el mundo de la política, más aún en el mundo de la diplomacia, son fundamentales y muchas veces los sectores políticos nuevos, donde los jóvenes dan sus primeros pasos, intentan resquebrajar las costumbres puesto que quieren imponer sus propias reglas. Afortunadamente, la política no la inventaron estos caballeros y estas señoritas.
La política siempre ha sido propia del ser humano. No nace de estos nuevos ideólogos políticos, sino de pensadores como Aristóteles y Platón, quienes idearon las bases para el estudio de la política y organización social siglos atrás, aportando una sabiduría de estructura, de códigos, de formas, de mecanismos. Por lo mismo, se proclama que la política es un lenguaje distinto que debe aprenderse y experimentar para razonar con quien se estime conveniente.
Entonces, dicho lo anterior los nuevos sistemas políticos, de los distintos partidos políticos, los principiantes agentes políticos y todos aquellos que quieran participar en una discusión política, deben por imposición ética y moral aprender y estudiar el lenguaje como corresponde.
Dicho de otra manera, la política actualmente está operando como lo hace por el lenguaje de los grupos alternativos o de las agrupaciones más jóvenes que deforman el castellano, el lenguaje o el idioma, y que obviamente el resto de la sociedad no logra conectar con sus códigos de comunicación, lo que no está mal para los jóvenes cuando quieren divertirse, pero en materias de responsabilidad y de discusión política se requiere que ciertos códigos existan para poder coexistir en el mismo lenguaje.
Sin embargo, eso no significa que la política no tenga que responder a las nuevas necesidades y a la problemática de los más jóvenes, a la ambigüedad de una sociedad moderna y actual, sino que estos tienen que notificar de esos imposibles con actualizaciones a esos mecanismos de lenguaje que todos puedan entender para que todos puedan unirse y llegar a posibles soluciones.
En consecuencia, aquí en Chile existe un manejo de códigos políticos que ninguno quiere entender, particularmente todo el mundo razona la democracia a su gusto y tiene su propia visión de la política. Es más, algunos entienden que la democracia es expresarse libremente; otros que la democracia es hacer lo que le plazca, con libertad para todo; mientras otros entienden que la democracia es puro orden y discriminación, y no es así.
Sintetizando, la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo, en donde tienen cabida todas las expresiones, así mismo debe existir un orden, libertad de expresión, libertad de asociación, soberanía popular, participación política, estado de derecho, derechos humanos y otros. También incluye deberes, que deben congeniar de una forma organizada, cívica y civilizada que es lo que muchos actores políticos no entienden o más bien lo hacen, aunque prefieren comportarse como inmoderados para expresarse a su conveniencia. No se debe primar en los lenguajes facilistas si deseamos llegar a acuerdos en algún momento.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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