Las primarias presidenciales
Confirmados algunos precandidatos presidenciales a las elecciones 2025, muchos han manifestado competir en las primarias, mientras otros como los representantes de la derecha tradicional reconocen querer llegar directamente a la primera vuelta de noviembre. Los opositores al actual gobierno Johannes Kaiser (PNL), José Kast (PR), Mónica Rincón (Demócratas) y otros pre candidatos hablan de ir a la elección final. No quieren ir a una primaria.
Es fácil percatarse que los precandidatos pretenden ocupar las primarias como una primera vuelta, medir su peso político y el valor de su partido dentro del futuro gobierno, pero hacerlo significa un desangramiento, una especie de antropofagia.
Y en este momento están dadas todas las condiciones alineadas para que de facto la derecha sea el próximo gobierno y para ello sólo deben trabajar hermanados. Sin embargo, no todos van a optar esta opción, ya sea por una razón egoísta o de ambición personal.
Al menor error de sus antagonistas se apuñalarán entre ellos provocando un espectáculo para la población, una carnicería, creando un ambiente propicio para los analistas políticos.
Por otro lado, vale cuestionarse para qué creamos un mecanismo de primarias, si ya existen candidatos pregonando ir directamente a una elección final. La lógica entonces es, que se presenten todos a elección en diciembre y se acabó el problema.
El tema, como ya establecimos, es que muchas coaliciones quieren evitar el desangre que esto produce, porque al ir separados las posibilidades de gobernar disminuyen. Al mismo tiempo, para la derecha esto no es una dificultad. Ellos viven en disyuntivas, más bien buscan el conflicto interno y externo, necesitan estar enemistados entre ellos y con los del frente, sino dejarían de ser la derecha.
Explicaciones encontramos en que la derecha chilena ideológicamente quedó liquidada desde la disputa liberal conservadora que logró consolidar una ideología de sociedad. Por eso aparecieron los radicales, se produjo la secesión de los conservadores y apareció la corriente social cristiana. Luego, se reagrupan los sectores de izquierda, empezaron a crear partidos y a homogenizarse. Imponen ideas en el debate, radicales en su momento.
No obstante, la derecha jamás ha logrado tener una hegemonía ideológica o establecer una ideología más allá de la disputa liberal conservadora que tuvieron hasta muy adentro del siglo XX y, digamos casi su extinción el año 1965 en la creación del Partido Nacional que dura hasta el golpe o pronunciamiento militar, en donde la derecha trabaja para el régimen militar.
Si bien la derecha ideológicamente se va a descansar a la casa, mantiene el poder. Acto seguido, se reactivan para el año 1988, y aparecen los mismos políticos que estaban en receso, regresan nuevamente a plantear el mismo problema como si hubieran retrocedido 40 años y se trazan nuevamente las diferencias existentes entre ellos, y que se siguen manteniendo hasta el día de hoy, con nuevas corrientes liberales o conservadoras.
Pese a todo este tiempo, la derecha no ha generado soluciones de gobierno. No han espigado una visión intelectual y política, y evidentemente ahora no es la excepción.
Con esto quiero decir que Piñera fue un individuo que venía del centro político que al no recibir espacio, logró construir y armar un plataforma en la derecha para su beneficio, y que vino a solucionar momentáneamente las carencias en el sector. Pero, todo esto sin darles una ideología en sí, sino que apadrinarles un símbolo o armazón que defienda los principios, la libertad económica y ciertos bastiones de autonomía política a la usanza y en el modo Piñera.
En sí, la derecha no tiene un trabajo ideológico, no tiene un orden. No evolucionan, no dejan atrás la discusión liberal conservadora. Ejemplo de ello fue nunca acoger la corriente social cristiana, la que al final tuvo que salir de ahí y establecerse en otro lado.
Entonces la derecha no tiene aún un norte político ideológico y no se sabe cuándo lo conseguirá. Aún así, son competitivos por inercia pues cuando nos cansamos de un determinado sector hay que votar por ellos y con eso ganan el gobierno por un tiempo.
El panorama ahora
está igual, entre la derecha clásica de Mattheis y Kast, y por su lado Kaiser
con sus ideas más radicales, demostrándose que la pugna liberal conservadora en
la derecha se sigue manteniendo, más polarizada y más brutal que nunca.
Nelson Leiva
Lerzundi
Cientista
Político
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