jueves, 26 de junio de 2025

Los precandidatos presidenciales

 Los precandidatos presidenciales


Existen cuatro iconografías o precandidatos de centro izquierda, más los dos candidatos oficiales de derecha disputándose el poder político; sin mencionar a un sin número de candidatos independientes, alrededor de 300, que buscan llegar finalmente a la papeleta.

Esta cantidad de candidatos y precandidatos que existen para la carrea presidencial del 2025 redunda en exceso, en donde obviamente no rige honor en la competencia, demostrando que el interés presidencial no es por servir a la ciudadanía precisamente, si no que se busca algún otro interés.

Por su lado, la derecha desesperadamente busca la unidad, pero si vamos a la esencia de este sector, desde que la derecha se reorganiza después de volver a la democracia nunca han tenido unidad. Se organizaron en su momento en 1989 para postular como candidato a presidente a Hernán Büchi, ministro de hacienda del gobierno militar, sin tener éxito al respecto.

La independencia de Büchi fue el gancho, ya que no tenía una militancia política propiamente tal, o tal vez aplicó lo que han hecho muchos de fingir lo que realmente pensaban y que acto seguido se quedan con la lógica del independiente. Con la derecha clásica es lo mismo, fingen unidad y después nuevamente desatan la lucha por el sillón presidencial de una manera obsesiva.

No es que en el centro o en la izquierda no suceda lo mismo, se producen las competencias de igual manera, aunque buscan modos más racionales de solucionar los problemas. Sin embargo, esa psicopatía antropófaga de la derecha parece contagiarles ahora en la carrera de las primarias, donde nos enseñan el mismo escenario, intentar destruirse unos a otros, denunciando sus fallos como autoridades de gobierno o grupos de poder pasados, para que algunos luego llamen a la unidad.

Algo que se acomoda perfectamente a la derecha, porque a ellos les gustan estas dinámicas, les gusta autodestruirse y después la falsa convicción. Ellos quieren sin lugar a dudas eliminarse, hacer que uno pierda y el otro también. Así lo vemos como ejemplo a Johannes Kaiser, quien no congenia ni comparte absolutamente nada con Chile Vamos. Tampoco es creíble que sea capaz de formar gobierno sin ministros, él va por el premio mayor. Análogamente José Antonio Kast se revitaliza en la medida que cae Kaiser, sin ceder ni un ápice de terreno ante Evelyn Matthei.

Estas disputas internas se intentan zanjar en la primaria, llamando a la participación de los ciudadanos para que ellos resuelvan el problema de elección de un candidato a los partidos políticos y a los políticos propiamente tal. Precisamente para eso fue creado el sistema, para regular la participación de los candidatos lo más naturalmente posible, y que así los políticos acepten las reglas del juego.

No obstante, al querer ir por fuera desusan las herramientas desarrolladas para estos casos. Entonces, por el bien de su sector político dejen de hacer show o espectáculos dantescos. Deben demostrar al país que esto para ellos no es un juego, que realmente les interesa hacer bien al país, engrandecer el Estado en las cosas que estamos mal y dirigir hacia un objetivo concreto. Desgraciadamente aquí lo que prima es el show, el espectáculo, la primaria en sí misma la convierten en una exhibición.

Así queda demostrado que las primarias no han resultado como mecanismo ratificador, que además es una estructura contracultural que se ha importado desde los Estados Unidos con el fin de solucionar el problema de los políticos, aunque ni siquiera las coberturas políticas y los partidos políticos del país la aceptan como tal.

Entonces, es preferible tomar la primera vuelta como una primaria y quedarse sin el desgaste de armarla. Es una tentación que sigue aumentando y creciendo en todos los sectores y que representa nuevamente el escenario contra cultural que significa esta elección, algo que el país no ha podido asumir. Considerando que el mecanismo es antropófago para todos, en especial para la derecha en sus diferencias internas, concibe peleas reales, porque ellos se colocan de acuerdo sólo en la superficialidad, sólo en la muestra.

En concreto, para que los partidos políticos solucionen y definan a sus candidatos con la participación del electorado y con mecanismos sin la participación del electorado, porque al final del día los interesados en los programas políticos es la elite, no el ciudadano quien quiere una mejor pensión, un inmejorable trabajo, estabilidad laboral y salarial, seguridad. Eso no lo va a solucionar una primaria y desgraciadamente tampoco lo está solucionando una elección presidencial o una autoridad.

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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