viernes, 25 de julio de 2025

Vivir o morir, Democracia Cristiana sola o acompañada


 Vivir o morir, Democracia Cristiana sola o acompañada


La gran contrariedad que se presenta en estos días a la Democracia Cristiana (DC) no es el dilema de tener o no un candidato a la presidencial, es el inconveniente de continuar como partido. Dado el escenario electoral y los apoyos entregados a la coalición oficialista, su camino es atreverse a ir solos a la presidencial y parlamentarias, aún a riesgo de fracasar en las urnas, o bien dar un paso a la decadencia final y que su ideología desaparezca lentamente de la política.

Presentarse solos sería un salto al vacío para averiguar si aún tienen representación en la ciudadanía, porque a los largos de los años ha ido perdiendo el capital electoral, la participación, la cercanía con la gente de calle y al interior de la alianza que fue la concertación.

Por otro lado, el hecho que la DC vaya en alianza con la izquierda, o con otros grupos políticos, es una medida bastante relativa. Presentarse con ellos indica que sus principios se han extraviado y que sus dirigentes han quebrantado sus convicciones. Ya hay muchos cabecillas de la DC que hoy reniegan la esencia socialcristiana del partido, algunos se llegaron a identificar como socialdemócrata y, aunque suenen similar un socialdemócrata de un socialcristiano no son lo mismo.

Los socialdemócratas vienen de la corriente del socialismo, que es una renovación del marxismo alejada del Leninismo para convertirse en democrática, como efecto de los procesos de renovación del socialismo europeo, tendencia que muchos chilenos en el exilio adoptaron para sobrevivir del socialismo y de la izquierda nacional.

En cambio, el socialcristianismo es una corriente que viene de las reformas de la iglesia de Europa y Latinoamérica, donde se separan del conservadurismo y generan una idea basada en el pensamiento conservador, aunque mucho más progresista si se puede decir así. Se posicionó en el centro político y creó la idea de centro derecha con sentido social para competir a las derechas tradicionales post Segunda Guerra Mundial. De esa manera transformar la sociedad y enfrentar el escenario de la guerra fría que estaba en su apogeo.

Lo que tienen en común estas ideas de centro derecha europeas es que nacieron para competirle a la base social de la izquierda marxista y a las sociales democracias, aun así, no son lo mismo. En Chile también se confunden o curiosamente, han querido que los ciudadanos lo interpreten de esa manera para crear la impresión que los participantes del pacto de la ex concertación compartían principios, mientras otros aún lo hacen para mantener la idea de alianza por conveniencia electoral.

Así llegamos que partidos de centro, sobre todo en la DC chilena, se olvidan de su base y esa diferencia ideológica. Buscan estas alianzas con chicle de manera permanente por conveniencia electoral, porque eso trajo en algún momento grandes dividendos para elegir parlamentarios y cargos ministeriales, estableciendo la idea del voto concertacionista. Con este voto se consiguieron cargos públicos que se

repartieron entre los militantes, aprovechándose de la ideología, mintiéndole a sus militantes y al país.

Entonces, ir separados es la lógica de tratar de volver a la esencia. Pese a que no es una carta segura ni conveniente, es la única manera de sobrevivencia ideológica que seguir con los mismos compañeros que a la larga igual terminarán desapareciendo, en virtud que van a ser absorbidos por la inercia de confundir visiones.

Sin embargo, también puede llevar a un absoluto fracaso. Pueden perder y quedarse sin ningún parlamentario, reduciendo la influencia política y relevancia. Una muerte directa, pero conservando la esencia de los fundadores y su fondo político. Si la esencia política se hubiera mantenido se pudo haber evitado esta situación, se pudieron hacer alianzas con la mentalidad de “juntos, pero no revueltos”, porque se pueden crear alianzas sin perder la ideología e individualidad.

La DC está ante la espada y la pared, y sinceramente cualquier maniobra no asegura un éxito. Aun así, es preferible intentar hacer algo o quedarse en la inercia, porque evidentemente el partido se dirige a una desaparición que se pudo haber evitado si se hubieran tomado las decisiones adecuadas en los momentos que se debieron tomar. Pudo más el peseterismo que hacen los cargos, el vivir la inercia concertacionista, vivir los privilegios, el egoísmo de las elites y de algunos de los dirigentes que en ese momento no pensaron en formación y no pensaron en el futuro y ahora están viendo las consecuencias de ello.

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

No hay comentarios:

Publicar un comentario