jueves, 28 de agosto de 2025

Podría un próximo gobierno tener un nuevo estallido social

 Podría un próximo gobierno tener un nuevo estallido social

Si José Antonio Kast arribara a la moneda esta semana, posiblemente ocurriría un nuevo estallido social, porque la mayoría de las demandas exigidas en su momento siguen sin respuesta y, su presencia poco conciliadora, sería el combustible para avivar el conflicto.

Sin embargo, muchos pensamos que este evento no estaría lejos de producirse gane José Antonio Kast, triunfe Evelyn Matthei o cualquier otro candidato moderado. La disconformidad ante la política y las instituciones se ha profundizado, deslegitimizando cada vez más su rol de representantes de las necesidades ciudadanas.

Se suma el temor que ante una derrota de la coalición de centro izquierda, es muy probable que el Frente Amplio (FA) adopte una postura de oposición activa, tanto en el Congreso como en las calles. Su reacción dependerá del tono y contenido del gobierno que los reemplace, sea de Kast, de Matthei o del que sea elegido y que no sea de su agrado, aunque podemos imaginar algunos escenarios basados en sus antecedentes.

Será que habrán aprendido a ser oposición o incurrirán en los mismos mecanismos que maniobraron con Sebastián Piñera, es decir, bloqueo y modificación de proyectos de ley que eran regresivos en temas de derechos sociales, de medio ambiente, de educación, género, movilización de organizaciones sociales, estudiantes, sindicatos, ciudadanos, protestas pacíficas, etc. Si van a plasmar ese mismo guión, es seguro que se producirá un nuevo estallido social.

Conocen y tienen la experiencia en el tema, poseen los contactos, dominan las formas para generar una inestabilidad política y así molestar al gobierno de turno. Lo hicieron en su momento, nos guste o no, y es de conocimiento de muchos. Y ese modo de presionar se puede usar nuevamente.

Es necesario aclarar que la visión del FA era ver la política como un acto profundamente transformador, orientado hacia una sociedad más justa, inclusiva y democrática. No obstante, tras el estallido social del 2019 enfrentan una “crisis de sentido político” tras su experiencia en el gobierno, lo que significa que estamos ante una especie de sector político totalitario o populista tipo peronista.

El peronismo es un movimiento complejo que ha tenido una profunda influencia en la política y la sociedad argentina. Podríamos presumir que el FA quizás tienda a aplicar la lógica trasandina, “somos los únicos que tienen derecho de gobernar el país”. Así como los Peronistas argentinos, si no estoy gobernado, no dejo gobernar al resto, sin importar desestabilizar al país.

Muchos le tenemos desconfianza a este sector y no se debe a un solo error, sino a una acumulación de decisiones que los han alejado de sus promesas originales, de la total pérdida de su rumbo ideológico reformador, orillados a renunciar a sus convicciones con tal de conservar el poder. En pensiones pasó de “No + AFP” a una

reforma que fortalece a las AFP. En salud pasó de crear un sistema universal en medidas que favorecen a las ISAPRES. En seguridad, abandonó su discurso de refundación policial para adoptar posturas más conservadoras.

Pero, sobre todo porque desde que nacieron y eran parte de la oposición ya tenían claras y absolutas actitudes antidemocráticas. Ir a elecciones no significa ser democrático, ni tener parlamentarios, hacer franjas y participar en deliberaciones. Ser democrático se demuestra cuando se está en la oposición y se es tolerante, más aún, cuando se tiene que convivir con un gobierno que piensa absolutamente distinto. Con la concertación y con la derecha no permitió gobernar y no les aprobó ninguna de las reformas en el parlamento, porque según ellos les parecían insuficientes. Fueron absolutamente intolerantes.

Se puede apelar a la inmadurez y con el tiempo, los años de gobierno aprenderían su lección. Bueno, esperamos eso. Si bien con las conductas cándidas del presidente en muchas materias y las malas de su partido en muchas otras, obviamente no confiamos absolutamente que hayan aprendido de esta actitud democrática. Por lo tanto, siempre tendrán la “espada de Damocles” sobre ellos, la gran sombra y duda si realmente quieren convertirse en un nuevo peronismo o en algo parecido. Porque su manejo de las masas y su chantaje es peligroso en democracia, pueden llamar al desorden que ya una vez ahogó a todos.

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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