viernes, 12 de septiembre de 2025

La candidata Jara y su gira por el país

 La candidata Jara y su gira por el país

La actual estrategia de Jaennette Jara, la candidata por el bloque de izquierda, es dejar a un lado los foros y debates con otros candidatos presidenciales para fortalecer los viajes por el país dando a conocer su propuesta, bajo el lema “Soluciones para Chile”. Al momento, su peregrinación alcanza más de 15 ciudades en 9 regiones, manteniendo contacto directo con la ciudadanía.

Analizando particularmente esa decisión de campaña, podemos cuestionarnos sobre la necesidad de recorrer el país para reunirse con la gente común, especialmente fuera de Santiago. Es acaso una estrategia de cercanía o principalmente una de evasión al debate. Por su lado, los otros candidatos han reprochado fuertemente su ausencia culpándola de eludir responsabilidades democráticas.

En esta estrategia queda en evidencia que busca evitar confrontaciones públicas, en un contexto donde su coalición enfrenta tensiones internas que podrían debilitar su posición.

Lo lógico es que los distintos comandos tengan que analizar si les conviene debatir, o no, con tal o cual candidato. Desde ahí, parece ser que el fuerte de Jeanette Jara es no hacerlo, por tal razón evadir debates es una buena estrategia para no perder fuerza y, en cambio, reunirse con adherentes para fortalecer su cercanía. Ahora bien, seamos claros que esas reuniones con adherentes por el país son reuniones con partidarios, con gente muy cercana, organizada por sus propios partidos o el comando que la apoyan.

Tampoco es una estrategia nueva, todo candidato siempre se reúne en regiones con personas seleccionadas, la desventaja de este método es que se limita la diversidad de voces presentes a un grupo simpatizante y, por ende, pierde relevancia en expandir el discurso. Ahí entran los debates públicos y los foros, de esa manera se pueden contrarrestar propuestas, evaluar liderazgos y ver cómo los candidatos responden bajo presión. Las distintas propuestas de los candidatos son vitales, no para el show mediático o el de la prensa, si no para el elector que quiere informarse.

Por otra parte, Jeanette Jara ha apostado por cultivar una imagen cercana, amable, incluso maternal, que nos recuerda a Michelle Bachelet con su sonrisa y bromas atingentes al momento. Una decisión para venderse como alguien más. No obstante, no estamos eligiendo al mejor humorista, si no tendríamos como candidato al Coco Legrand o a Álvaro Salas. Hay que tener claro que simpatía no es sinónimo de liderazgo, ni menos de capacidad para gobernar.

Eso sí, la simpatía y el carisma son un elemento importante que sin duda debe poseer un presidente de la República para manejar la opinión pública, aunque por sí sola no basta con esto. Una candidata que se esconde, con un estilo comunicacional más cálido que confrontacional, se puede interpretar abiertamente

como una forma de evitar debates duros.

El punto es que Jeannette Jara fue Ministra de Estado y viene del mundo académico, eso la hace parte de una elite. Su origen humilde es un discurso a su favor, parte de la meritocracia para surgir, pero es parte del grupo de privilegios hace bastante rato, eso implica tener acceso a redes de poder, privilegios institucionales y una posición que ya no representa directamente a los sectores populares. Y nadie quita que pueda mantener empatía con esos sectores, y que esos privilegios le sean útiles para transformar las condiciones de quienes aún viven en la precariedad. Que los pueda aplicar para hacer buenas cosas.

Sin embargo, lo que se espera de ella es que actúe con propuestas concretas y disposición al debate. No es un rechazo al origen humilde, sino a la instrumentalización de ese origen como estrategia electoral sin sustancia. Y eso, en tiempos de desconfianza política es mucho más relevante.

Quizás el contacto con “la gente común” acabe siendo una excusa para evitar el debate democrático, así desvía la discusión por miedo a que le interpelen por ser comunista y los frente que trae con eso.

Así que no basta con recorrer el país si no se está dispuesto a someter las ideas al escrutinio público. Es todo lo contrario, mientras se acerca a la gente puede exponer y defender sus propuestas, no hay incompatibilidad de hacer ambas.

En síntesis ¿qué tipo de liderazgo necesita Chile hoy? ¿Uno que conecte emocionalmente o uno que enfrente con firmeza los desafíos estructurales?. Tal vez se requieren ambos, pero sin que uno eclipse al otro.

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

No hay comentarios:

Publicar un comentario