viernes, 27 de abril de 2018

RELACIÓN ENTRE LAS ETAPAS Y LA BRECHA GENERACIONAL ENTRE ELLAS


RELACIÓN ENTRE LAS ETAPAS Y LA BRECHA GENERACIONAL   ENTRE   ELLAS 

Como vimos durante el punto anterior y la visión general de cada etapa, los militantes tienen maneras y formas de actuar muy diferentes, las que han sido confirmadas por todos, o por no decirlo la mayoría de los consultados, pero aún así existen diferencias, las que a raíz de los perfiles ya hechos, son importantes en el comportamiento e influencia del partido en estos años, ya que los militantes no son los mismos, no pueden serlo por el paso de la historia, y es por ello que es interesante analizarlo y poner este tema a discusión. 


Estas dos etapas son las más cercanas y afines, lo que genera un alto grado de compatibilidad entre ellas, ya que la primera formó y guió a la otra entregándole herramientas importantes. 

Para continuar es bueno aclarar el termino brecha generacional como: El espacio de diferencia, dentro de un determinado contexto político, entre diferentes generaciones de militantes que genera una distinta manera de enfrentar, interpretar y actuar ante la toma de ciertas decisiones en un tiempo o espacio político determinado por la coyuntura social y política de un lugar en particular .
 
Como decíamos, este espacio de diferencia al actuar de una generación a otra pone a estas etapas en un grado de continua relación ya que los hombres y mujeres del sesenta  son los fundadores de la historia política y el emerger de este partido, lo que trae consigo entregar las pautas y maneras de conductas a seguir. 

Los miembros del 60, son reconocidos por su consecuencia política, su sacrificio, disciplina y organización, dentro de otras características mencionadas en su momento, las cuales en general son reconocidas por todos los consultados. 

Estas características son traspasadas a los miembros de los setenta, pero ellos además de romper el equilibrio existente y cuestionar lo entregado le pusieron su sello propio, agregándole  consecuencia, sacrificio, mentalidad, cohesión a la organización después del cisma producido a principios de la década, pero sobre todo el de lucha política, allí esta generación pone un quiebre, una brecha o sello con la generación formadora ya que deben formar oposición a la dictadura y a la U.P., lo que los obliga a mantener las enseñanzas políticas e ideológicas como primordiales. No obstante, el posicionamiento político producto de la coyuntura los obliga a operar con otros mecanismos para enfrentar la realidad de la lucha político-ideológica con la social, es por este motivo que se produce la diferencia. 

Sin embargo, a pesar de aquellas diferencias, la compatibilidad y entendimiento entre ambas generaciones es relativamente buena, ya que se complementan bien, se ayudan, se integran en la historia, las loas, alabanzas de uno y de otro son constantes, como lo hace Víctor Low, donde expresa que “producto de la madurez de la vida he logrado comprender los logros realizados por Eduardo Frei M.”. Y así podemos seguir poniendo ejemplos de alabanzas, ya que el nivel de aprendizaje y relación entre ellos fue muy profundo con la diferencia que las visiones y errores de la generación del 60 han sido tapados por el idealismo, o eran más controladas por sus protagonistas. En el caso de los del 70 se notan más, eso se vio, como ya lo tratamos acá, en el análisis de las otras corrientes que veían a la D.C. y a sus militantes del sesenta más comprometidos, con ansias de lograr cambios sociales, visión de todos sus adversarios, salvo la derecha. No obstante, existe un cambio cuando la generación del 70 pasa a ser oposición, es más dura contra la U.P., provocando que se mantenga el reconocimiento, pero se critique la postura dura de “alguna parte de la militancia” según los adversarios, lo cual sin duda cambia la imagen y la futura acción política. 

La relación y la brecha es corta, pero como vemos hay diferencias, la generación del setenta no sólo tiene que usar la ideología heredada por sus profesores y guías del 60, sino que también, en una o en otra forma debe usar la fuerza, para influir políticamente, y la violencia de ser necesario. Junta el realismo y el idealismo, lo que le permite ser protagonista contra los dos gobiernos que vienen, posicionarse como fuerza importante y necesaria para la región y el país. 

Por este motivo ambas generaciones han logrado mantener el control y el poder interno, ya que por un lado no han dejado su herencia, por otro no han encontrado a quien entregársela. 

No han dejado, ya que muchos siguen vigentes, tienen relevancia en las decisiones actuales, y no están dispuestos a perder ese poder, que les permite manejar y proyectar el futuro político de la máquina partidaria regional, lo que sin duda es muy importante para obtener influencia y tomar decisiones vinculantes hoy en día. 

Y no han encontrado ya que no están interesados en formar nuevos líderes, salvo que estén bajo su control y que cumplan sus intenciones y decisiones, lo que en si no trae una renovación adecuada y ello no significa que no exista sabia nueva, sino que deben cumplir con el perfil deseado e impuesto por la máquina de poder creada por la elite dominante. 


El espacio político o la distinta manera de actuar en política son fundamentales al comparar estas dos generaciones, que son muy distintas y su distancia es grande al comparar e interpretar la política. 

Como hemos visto a lo largo de todos estos puntos la generación del sesenta es la fundadora, la que solventó y emergió con este partido como opción política, y para la mayoría de los entrevistados, la que más pudo concretar los valores e ideas que este partido quiere trasmitir. 

A lo largo de este estudio, podemos ver que se podría indicar una tendencia hacia ese sentido, pero como hay un cierto grado de idealismo de los consultados podríamos decir y calificar las épocas no como la mejor o peor, sino la que presentó más facilidades para la influencia y esa sin duda es transversal, ya que abarca tanto el gobierno de Frei, de Allende, y parte del régimen militar. No obstante, el idealismo, el fuerte sentido anímico y sentimental de los entrevistados, se prefiere indicar este lapsus de tiempo ya que su percepción es muy ambigua. Esta generación, marcó pautas y controla el funcionamiento político en algún grado con la del setenta por ser muy cercana y a fin. 

Por esto la relación que existe entre ambas es de confianza, hay diálogo y guía, pero es lejana, ya que la generación del sesenta no es la formadora directa, sino que lo es indirectamente. Esta situación produjo que no se trasmitiera toda la formación política ideológica de manera adecuada, ya que como vimos anteriormente la generación formadora, la del 70, se dedicó a crear soldados de pelea anti dictadura ante la venia y aceptación de los lideres del sesenta, los cuales lo vieron como una decisión acertada ya que el tema ni siquiera les preocupó. Por conclusión, aquellos protagonistas formadores no manifiestan interés más que admirar y agradecer el sacrificio de esta generación. 

Sin embargo, aquellos que se forman por interés individual de alguna manera son guiados por los integrantes de esta generación del 80,  profundamente criticados por los “formadores” del 70, quienes al parecer no se dan cuenta de la necesidad no satisfecha por sus pupilos, los cuales no sólo buscan la formación que no tuvieron, sino la opción de poder que nunca han controlado y que de alguna manera los líderes del sesenta quieren ceder a goterones, pero los del setenta no lo quieren soltar por ningún motivo. 

Se aprecia una relación de admiración y de respeto, con un diálogo fluido, con peticiones de participación y mayor intervención política no satisfecha, los nietecitos lindos que creen saber de política Jugamos un rato con ellos, le enseñamos, pero no le damos nada” 

La brecha entre las generaciones es muy grande y difícil de acercar ya que para los de la generación menor los fundadores merecen un respeto sagrado y por ende las formas de interpretar y ver la política son diversas, no de tú a tú, sino del maestro al estudiante, ya que como vimos sus maestros enfatizaron en la lucha política, la admiración e idealización ideológica era inevitable. 

Finalmente, si esto lo llevamos a la opinión de los entrevistados la gran mayoría recalca la importancia de los militantes del ochenta como fuerza política y convicción de lucha, pero reconoce como líderes políticos a las generaciones anteriores, especialmente a la del sesenta. 

C. RELACIÓN GENERACIONAL ENTRE DÉCADAS  60-90 

La generación del sesenta tiene un alejamiento mucho más amplio con la generación del noventa. 

Como se ha podido apreciar, ésta última tiene a sus militantes mucho más interesados en el poder y en la administración de ventajas políticas, es decir, está a años luz de la posición altruista, ideológica e idealista de la generación del sesenta, lo que hace de una manera o de otra una posición compleja y difícil en todo aspecto, tanto en la convivencia como en la relación política. 

La convivencia se ve plasmada por distintos estilos y formas de aplicar  lo conocido, ya que la generación más antigua tiene el conocimiento y la preparación, sea esta buena o mala, pero poseen esa ventaja la cual la generación del noventa, por su afán de obtener el control político, sin el contenido de antes, ve a la generación del sesenta como una molestia que no entrega el poder, y a su vez, la generación más antigua critica muy duramente a esta nueva generación mucho más egoísta y poco comprometida por su baja capacidad política e incapacidad absoluta. 

El problema está en que las generaciones más antiguas controlan el poder de la institución y tampoco hacen nada para gestar el cambio que requieren o que exigen a las nuevas generaciones. 

Por este motivo, en base a los testimonios recolectados, se puede afirmar que la relación es bastante lejana, de exigencia y de continua recriminación por parte de la generación más antigua a la nueva, y por parte de ésta última existe admiración y respeto. No obstante, producto de la investigación se puede inferir que también existe una molestia por la forma despectiva en que son tratados. Un ejemplo de ello es la frase de Roque Tomas S., quien dice: “La D.C. pasó de ser un partido nacional y popular, a ser populista y populachero”, aunque no es una crítica directa, es el pensamiento fiscalizador del actuar de las nuevas generaciones. 

Como vemos, la relación de estas generaciones no es fácil ya que no es mirada de igual a igual. La generación del noventa es más criticada y constantemente sancionada, pero sin que la generación del sesenta comparta la responsabilidad de su nula cooperación, ya que los militantes no se forman ni deforman solos. ¿Por qué no asumen la responsabilidad que les compete como generación emergente? 

Difícil de responder, pero la posible respuesta que daremos es que no les interesa, es más fácil mantener el rol de militante sacrosanto y criticar, que formar, reinventar, pues hay mucho prestigio que al parecer no están dispuesto a arriesgar. 

En pocas palabras, en la generación del noventa existe admiración por la del sesenta, pero también permanecen en un estado de constantes o eventuales conflictos producto de sus diferencias ideológicas, las cuales se agravan aún más por sus actitudes. Por un lado se tiene la suficiencia de la generación del sesenta y de su intención de imponerse siempre por provecho de mantener el control del poder, mientras que por el otro lado está la arrogancia de la generación del noventa, que busca el poder por el poder, creyendo que están en lo correcto. Esta última generación choca y recibe las críticas de la generación más ideológica, pero ante el tono de suficiencia y altanería “todo lo hicimos bien”, “Uds. lo hacen mal” se generan conflictos o podrían generarse. 

Por este motivo la brecha existente es demasiado grande e irreconciliable. Aunque no se odian, el enfoque materialista del poder se ha impuesto y ha variado en lo real el accionar político, dejando la soberbia de la generación del sesenta como personas que están hablando de un pasado anacrónico, así como ellos miran despectivamente a estas generaciones nuevas por su poca preparación y mar de falencias, las generaciones nuevas cada vez les obedecen menos, al ir obteniendo mayor poder. De este modo los del sesenta van quedando o sintiéndose muchos como reliquias abandonadas y que sólo se utilizan para la conveniencia propia del que la usa.  

Por lo tanto, el espacio entre ambas generaciones es enorme e irreconciliable, donde ni siquiera últimamente se respeta la experiencia de los fundadores.  

Para finalizar este perfil, apoyándose por la visión de los otros partidos que observan al militante de este periodo más egoísta e interesado en sí mismo, lo que sin duda nos complementa y comprueba nuestro análisis y determina que son sin duda generaciones muy lejanas. 

D.RELACIÓN GENERACIONAL ENTRE DÉCADAS  60-2000 a la actualidad 

La generación del sesenta tiene una relación más lejana y mucho más crítica con la generación actual. Les reclaman por un mayor compromiso, su poca formación, etc., pues la mirada de la generación del sesenta es mucho más dura y despectiva. Si se pudiera graficar la situación se parecería a la de un profesor universitario con su alumno de primer año, un tanto paternalista, corrigiéndolo constantemente y mirándolo desde arriba, ya que en cada entrevista dictaban cátedra al referirse a ellos, sin mirarlos como un militante par, sino que inferior. Queda la sensación de que se sienten superiores a ellos. 

Producto de la soberbia, la suficiencia de la dirigencia política, la mala formación basada en el poder, junto al poco compromiso, el escepticismo e impavidez, además de las otras características mencionadas al describir la generación del 2000 y su antecesora, generan una arrogancia que produce que los militantes sientan que lo hacen lo mejor posible, mientras que la generación del 60 los critica por lo mismo. De este modo se genera la pugna política sin solución debido a que sus diferencias son muchas, pero aún así concuerdan en los puntos básicos más importantes que los mantienen unidos, en donde los líderes antiguos llaman a usarlos, y las generaciones nuevas las usan si es que les conviene, un cambio radical del idealismo a la conveniencia que provoca un desentendido. 

En este escenario nos encontramos con una brecha abismante, difícil de zanjar y de resolver, ya que esta generación quiere poder, pelea por los espacios que no posee y que quisiera, debido a que tiene cuatro generaciones más arriba. Además para los miembros de la generación del sesenta el poder era para conseguir cambios, en cambio para la generación de ahora, según los entrevistados, es para atesorarlo. Una notable e importante diferencia. 

La visión de los representantes de otras corrientes es muy parecida ya que ven a este militante, y al partido en general, muy lejos de la gente. Lejos de aquella representatividad que le daba la esencia al milititante, y en reemplazo busca el poder, confirmando una vez más lo analizado. 

E. RELACIONES CON LA GENERACIÓN DEL 70. 

Ya se vio la relación de esta generación con la del 60, pues ahora esta generación como la más cercana a la del sesenta tuvo que interactuar con las demás.  

Los integrantes de esta generación, además de la buena formación que heredaron, aprendieron a luchar políticamente producto de la coyuntura del país, lo cual los obliga a crear sus futuros militantes, en aquella lógica, siguiendo esta mentalidad, este militante privilegia sin ninguna duda a la lucha política, creando de algún modo una relación dependiente, casi de cliente con la del ochenta, puesto que ellos son los cerebros, los del ochenta sus soldados, su mano de obra si queremos ser despectivos.  

Como consecuencia de esta relación, existe mucha cercanía y cordialidad, pero con la labor de pelea casi definida y predeterminada, sin indicios de una profunda amistad. Es una relación que no es de tú a tú ya que en cada entrevista se considera importante esta referencia, pero con los protagonistas del ochenta no hay motivos de ensalzamiento, hasta se les baja el perfil, de algún modo se consideraban a estos poseedores de un rol inferior. Por ejemplo, con la frase que dice: “Ruiz De Giorgio, fue el secretario ejecutivo del comando de campaña, Roque Tomás Scarpa, Joaquín Courtze, Cosme Crema, Juan Morano, dirigentes vecinales, etc., las mujeres del partido un gran trabajo, la juventud muy comprometidos. El partido se revitalizó, todos los días 40 ó 50 personas entraban y salían, había un trabajo político muy fuerte” 

Esto permite interpretar que el “gran trabajo” de la juventud no fue el que ellos esperaban y tampoco fue compensado con la formación adecuada, lo que origina que los miembros de la generación del ochenta se sientan postergados e utilizados. Aunque en las entrevistas el discurso oficial lo entiendan como su rol en ese momento, es cierto y no menor que también buscan una identidad que no han podido completar, además desean obtener poder y participación como lo esperaban, lo cual no se ha completado hasta hoy. 

En este escenario la brecha y el espacio entre ambos es de un respeto, pero con una rivalidad y rencor muy ocultos. Ambas generaciones comparten espacio, y aunque no se reconozca la importancia y diferencia de una con otra, mantienen una disputa ya que unos son la base de la lucha política y reclaman su importancia, mientras los otros la ven despectivamente y no le dan espacio para desarrollarse. 

Por lo tanto, en esta arena de lucha soterrada entre ambas, su espacio de diferencias que era de una generación formadora a generación formada, se diferencia aún más por las disputas de poder, las cuales buscan no sólo derrotar al contrincante, sino que ganar espacios generacionales. A pesar de la afinidad, el deseo de poder de los militantes del ochenta, como modo de reivindicación justa a sus sacrificios, los ha ido alejando. 

F. RELACIÓN GENERACIONAL ENTRE DÉCADAS  70-90 

La relación entre estas dos generaciones es lejana, con continuas críticas acerca de la posición de interés político individual por sobre las bases ideológicas, y la poca lucha y compromiso político-social de estas generaciones que buscan su interés personal por sobre cualquier otra cosa. 

Su interacción es muy especial ya que la generación del 70 busca entregar recetas y constantemente intenta entregar lecciones de cómo se deben hacer las cosas para encausar la nueva actividad política de “otra forma” ya que consideran que esta generación apática no está interesada. Por esta razón, la mirada que tienen los miembros de la generación del noventa es de tristeza y resignación, ya que son vistos como militantes incapaces, y como consecuencia no se les entregan grandes espacios de acción política, generando indiferencia e ineficacia de las actuales generaciones ya que su sub valoración que desde cierto punto como hemos visto es real ya que carecen y adolecen de muchas cosas, también no existe ninguna voluntad de roles guía y formadores lo que genera desaliento e indolencia de las nuevas generaciones. 

Por ello podemos ver que la indolencia y la poca preparación le han dado a la generación de los noventa pocas oportunidades, por otro lado la generación del 70 no confía en ellos, lo que hace difícil una relación fluida que se transforme en buenos resultados. 

Se  puede sacar por conclusión de la generación del noventa que es muy critica, pide espacios, pero no aporta ni desarrolla nada, sólo la acumulación de poder y intereses personales, se comprometen con quienes se los den, sólo cumplen un rol logístico a diferencia de la de los ochenta  que lucharon, esta ultima generación  no fue creada para ello, ni para otra cosa que no sea la disputa de poder interno, formando parte de uno y otro sector, buscando sus propios intereses, es por ello que se sienten sub valorados, quieren su espacio, pero no saben como lograrlo, reciben las cantantes criticas de los del setenta, pero ellos tampoco guían ni se acercan, sólo toman una actitud de molestia y desapruebo hacia ellos, les dan pocos espacios de acción política para operar, sólo labores logísticas por nombrar algunas. 

La brecha que hay entre las dos es grande, sus estilos son muy distintos, las vivencias del pasado también, para muchos militantes actuales son indiferentes, además no manejan los mismos códigos, ya que su interés por el poder es más fundamental que los de la década del setenta que aún están vigentes. 

Los entrevistados nos dan una visión pesimista de esta etapa, de la falta de compromiso, etc., mientras que el militante de este periodo la ve como algo normal, de lo que se vive en estos tiempos, donde el poder y sus intereses están primando, ya que este militante actual ve eso como lo mas importante, no es orientado hacia otros caminos, así se generara un espacio abismante, esta generación no esta orientada, sólo criticada, los de la década del setenta no asumen su responsabilidad, disfrutan del poder, que igual los afecto, por ello no tienen credibilidad, tampoco han sido capaces de compartir sus conocimientos, ambos no logran entendimiento. 

G. RELACIÓN GENERACIONAL ENTRE DÉCADAS  1970-2000   a   la   actualidad 

En este caso la relación es compleja, por la sensación de los entrevistados, sería la etapa más mala ya que no es solamente el problema del interés por el poder, sino que también la poca iniciativa y desorientación, sobre todo criticas al rol de las generaciones anteriores. 

El militante del 70 cree de alguna forma que heredo  la manera  de hacer política y de alguna forma podemos concluir en sus testimonios que la generación actual no sólo no es como ellos, sino que da la impresión  que a dilapidado, mas bien destruido lo anterior, les traspasan la responsabilidad a ellos, cuando es bueno decir aquí con toda responsabilidad que todos son responsables de las actuaciones políticas, sobre todo los lideres que pertenecen a las etapas anteriores, ellos son los que se han lavado un poco  las manos con sus opiniones ya que la pregunta atingente es ¿Qué hacen para cambiar la situación?, por lo visto no mucho. 

La generación actual por lo dicho en las entrevistas al parecer no le preocuparía lo que piensen de ella, esta mas interesada en como sacar a sus antecesores que estarían enquistados, o simplemente se conformarían con lo que les toca, pero en si esta diferencia sólo hace que la militancia se confunda, sobre todo en esta etapa del 2000, donde no hay identidad definida, por lógica agrava mucho mas las diferencias, a esta altura el militante de esta generación tiene ideas años luz de los anteriores, que hace que esta brecha sea abismal, que el poder y sus dividendos son lo único importante para ellos, generando muy pocos puntos de acuerdo,  que para que esta generación los tenga debe eliminar a las anteriores y eso es casi imposible. 


Estas generaciones son muy cercanas y están ligadas estrechamente, la primera debía formar a la segunda, pero dentro de su lógica no pudo entregar una formación ideológica, si de trabajo, que de alguna manera creo no sólo una generación sin contenido, sino dos, ya que de formación política no se hizo mucho, es mas el interés por el poder que de la generación alumna, pero aun así la generación del ochenta trata de entregar su contenido social y de masas, pero sin mucha ideología. 

Lo que a la generación del noventa toma, pero no aceptando sus continuas soberbias y desagravios, opta por tomar su formación política “a su pinta” se lo denominamos coloquialmente, lo cual se ve en la frase “existe poco compromiso” dicho hasta la saciedad por las otras generaciones. 

Esta es la parte mas grave ya que quizás la brecha con las otras generaciones puede ser entendible, pero entre estas dos generaciones es muy amplia  para la cercanía que tienen, y en un lapsus  de diez años la gente cambia, pero las  mentalidades no evolucionan tan bruscamente, por ello que estas dos generaciones están o deberían estar por lo expuesto en las entrevistas en continuos roces, básicamente por intereses de poder y espacios, donde unos no son capaces de darle la oportunidad a otros y no querer demostrarse capaces de hacer cambios por el contrario se aprovechan y denigran el sistema aún más. 

I. RELACIÓN GENERACIONAL ENTRE DÉCADAS  Relación 80-2000 a la actualidad 

La posición de estas dos generaciones es muy confrontacional , por un lado la generación que ganó la democracia tiene espacios de poder, pero no ha llegado al poder completamente, en los puntos anteriores explicamos el porque, lo cual los hace mirar no sólo como inferiores, sino como competencia a esta generación,  la que a su vez busca plantearse, desarrollarse para alcanzar importancia y poder, pero no puede, ya que no tiene tampoco las herramientas adecuadas ni la preparación para  hacerlo como ya se  digo anteriormente al describirla. 

Pero a pesar de ello esta generación tiene la intención de enfrentar la autoridad de sus antecesores, en especial a la del ochenta, criticándola, no obedeciéndola e incluso desafiándola, lo que en sí molesta sobre manera a esta generación. 

Sin duda a pesar de que los entrevistados no lo dicen abiertamente y al ser muchos de las generaciones más antiguas, podemos interpretar que este desafió de autoridad es el que tensa la relación, ya que no se hacen las cosas como ellos esperan, además las nuevas generaciones cuidan intereses personales, que hace muy difícil la relación, ya que estos militantes nuevos no los escuchan, toman sus propias decisiones, por lo tanto su dialogo no es tan fluido como en periodos anteriores. 

También sería muy arriesgado decir que los nuevos usan como espejo a estas generaciones, pues son tan autosuficientes que solos se bastan así mismos, es la impresión que tienen muchos de los entrevistados. 

La brecha entre estas generaciones es alta por lo manifestado por los consultados, las  opiniones de las generaciones posteriores es muy negativa, unos quieren que estos actúen más políticamente, que estén mejor preparados, pero los ven de manera inferior y despectiva, por esta razón los del dos mil buscan sus intereses particulares, construir su propio camino en la política basado en los intereses personales, los cálculos etc., alegándose, dejando de lado consejos, desiciones de generaciones anteriores simplemente no los toman en cuenta, o según lo expresado por los encuestados no se sienten tomados en cuenta,  lo que genera una ruptura difícil de solucionar. 

J. RELACIÓN GENERACIONAL ENTRE DÉCADAS 90 - 2000 a la actualidad 

Estas generaciones son una línea muy conectada a la otra, no tienen gran formación política, comparten características que describimos anteriormente, buscan ambas el poder, pero la primera esta mejor posicionada que la segunda, que requiere de una orientación que la generación del noventa no puede darle, como es cuestionada, pero no guiada por las anteriores generaciones, opta por seguir su camino hacia el poder, lo mismo que su generación predecesora, como ellos entra en una competencia por los espacios, por la administración del poder político del partido, por los pocos espacios que tienen a disposición, estando muy lejos del poder controlado por las generaciones del 60-70  y los ochentenos, que a golpes se han posicionado en la disputa interna, lo que  los deja con muy poco margen de acción política. 

Por lo tanto, la brecha que existe entre ellos es muy corta, lo que los hace a fines, los más cercanos en teoría y esa cercanía se quiebra cuando ambos disputan los mismos espacios y se transforman en rivales, lo cual tensiona el accionar político interno. 

Para finalizar esta parte es bueno entender la relación entre las generaciones ocupando la descripción de la visión de los demás partidos políticos, que de alguna forma entregaron indirectamente la visión de los militantes y sus generaciones, donde claramente se podía reconocer una estructura piramidal por la relación y brechas entre ellos. 

Los militantes del 60 y 70 son los más preparados, con vocación política, especialmente estos últimos que lograron combinar su formación política con el movimiento de masas y la lucha política, que es reconocida, criticada por su rol en contra de la U.P., pero que son la base de las estructura política de este partido, estas generaciones son muy distintas, lejanas a la generación de lucha de los ochenta y los intereses de poder de los 90 y 2000, unida a su desorientación, escasa formación, lo que provoca que la base fuerte no concuerde con los demás baches y desconexiones de la construcción, lo que genera una pirámide endeble, frágil en la parte superior, si fuera edificio, sus  cimientos serian buenos, pero los pisos de arriba habría que modificarlos.  

Esto se concreta al exigir mas a los  D.C. actuales, que retomen su rol para que arreglen estas falencias, que en el futuro sean más homogéneos los militantes, que como lo dijeron los entrevistados, concordando con nuestra opinión el militante no es homogéneo, ni tendría que serlo, sólo pedimos seguir ciertos principios básicos de funcionamiento, determinados por los inicios de este partido, que en palabras de  todos  los entrevistados no se están cumpliendo, por esto esta desigualdad interna que es obvia, en vez de solucionarse, empeora. Por falta del dialogo, flexibilidad, vocación política, en la cual todos concuerdan, que en los ultimas generaciones prácticamente no existen.

 

Nelson Leiva Lerzundi
Cientista  Político
Celular: 982839785

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