El tejido social o solidaridad
Podemos entender el tejido social como los nexos naturales por las que se reúnen las personas, ya sea por ser parte de una comunidad que comparte una cultura e intereses, o bien por una búsqueda de satisfacer necesidades en común, demandas por alcanzar. Tal cual como como un tejido celular reunido para formar órganos que cumplan funciones en favor del beneficio del organismo.
Este carácter de profunda interacción social, relaciona directamente el tejido social con la solidaridad, el acto de pensar en los demás y apoyarlos. Una acción indispensable para el buen desarrollo de una sociedad y de cada persona que pertenezca a ella. Es por eso, que es fundamental que se fomente y mantenga en el tiempo, además de ser capaz de Integrar a toda la comunidad, de manera tal, que entre todos logren satisfacer las necesidades más básicas perseguidas.
Pero en nuestro país, la realidad de los discursos que pregonan distintos sectores políticos, culturales, u organizaciones sociales en todo el país, como versos libres de lucha, quedan solamente de la boca para afuera. Subsiste en el pregón de un canto popular, un falso llamado que no se concreta ni a nivel cultural, social, ni menos a nivel político. La solidaridad solo se radica en el discurso, porque ya no es tema. No le interesa nadie. Y con ello, el tejido social se resquebraja.
Muchos plantean que la dictadura terminó con el tejido social de la sociedad chilena, por la persecución política, la prohibición del derecho a reunión y el toque de queda. Otros piensan que la hipertrofiaron, lo que obviamente eso acabó con su total aniquilación, fueran o no resistentes al régimen militar.
Abiertamente, después del régimen militar y a raíz de la transición pactada de la vuelta a la democracia, resurgieron ciertas agrupaciones u organizaciones políticas para recomponerlo, pero estos proyectos no hilvanan como un tejido social. De allí la aparición de este nuevo fenómeno llamado “estallido social”, tras varios años de promesas vacías, que buscan mejorar, entre otras, las faltas de oportunidades que sufre una mayoría de la población.
Aun así, para que este movimiento se transforme en un nuevo tejido social, tendrán que pasar varios años y generaciones con la finalidad ver si el estallido social no fue tan sólo un paréntesis. Más bien, para muchos fue un hecho coyuntural de decirle a la clase política que no estaba respondiendo las necesidades que un tejido social fuerte proporciona: seguridad, paz y la armonía que se vive en ella. Por el contrario, su debilitamiento con los años da pauta a la formación de nuevos problemas sociales que obstaculizan el desarrollo individual y colectivo.
Por otro lado, los de la lista del pueblo, hasta el momento, tampoco han sido capaces de esbozar jurídica ni positivamente este tejido en forma coordinada, ya que supuestamente representan a la mayoría de la población. Es que acaso estos, los autonombrados representantes de las demandas, ¿no van de forma paralela con la exigencia del estallido social de mejorar el enramado social en forma permanente, terminar con las injusticias sociales, promover la sana convivencia, los vínculos de participación e inclusión?
En el presente sabemos que vivimos en una época individualista. Los ejercicios colectivos políticos o de politización de problemas, son hecho circunstanciales en la medida que la concurrencia se junta. Tras el problema determinado, se dispersan. De este modo, el tejido social de nuestro país no sería recompuesto ni se va a recomponer. Eso afecta directamente a la política, a los partidos políticos y a las organizaciones sociales ya que son estas las que se arrogan o aspirar el poder, o más bien, son las que deben llevar el feedback en el sistema político. Aunque, por esta falta de conexión y organización social no se generan las herramientas para decodificar las necesidades de las ciudadanía.
A pesar de todo, el tejido social debe impulsarse y ampararse en el tiempo. Corresponde integrar a la comunidad y que con la ayuda de todos se logren satisfacer las necesidades más básicas que se tengan. Sobre todo, que no se pierda la solidaridad, simplemente preocuparse por los demás miembros de mi comunidad cuando estos lo necesiten.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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