Mito y verdades de los constituyentes
Se han planteados muchos mitos acerca de los constituyentes, que con el paso del tiempo podemos decir que no son así, pero otras desgraciadamente son verdades.
Primero, la lista del pueblo que en las elecciones convencionales constituyentes obtuvieron más de 800,000 votos a nivel nacional, logrando aventajar a la Lista del Apruebo (ex Nueva Mayoría y agrupaciones de centro izquierda) y permitiéndoles constituirse como mayoría. Todos suponíamos que iban a ejercer un liderazgo, es decir, un protagonismo que podía ser positivo o negativo, pero aquello no ocurrió.
Ese liderazgo y mayoría se fue disolviendo en segmentos al poco andar, acabando desperfilándose como bloque. En otras palabras, terminaron perdiendo importancia y confirmaron su carencia de capacidad para organizarse políticamente, sin tener una ideología solo les movía el sentimiento “octubrista”.
No obstante, en esta situación política que se da no necesitaban funcionar como un cuerpo político, ya que no lo eran, sino que debían funcionar más bien como un partido. Y si bien su intención no era ser partidista, al menos tener cuerpo político con ideas determinadas y principios básicos de acuerdos, para poder relacionarse con los otros sectores políticos de modo más uniforme, participativo y negociador. Por esta razón se han manifestado algunos problemas y dificultades, tales como, qué tipo de estado queremos o qué tipo de organizaciones deseamos.
El problema a mi parecer, es este estilo anárquico que plantean algunos de los que vienen de la lista del pueblo, en donde quieren organizarse de un modo distinto como Estado, aunque sin saber bien cómo hacerlo. No tienen una propuesta jurídica coherente ni claridad de la estructura contemporánea, eventos que se aprecian sobre todo en la comisión de régimen político, en donde no se ponen de acuerdo en algo tan básico como decir si vamos a hacer una república, o si vamos a hacer un régimen parlamentario; si seguir siendo uno presidencial, o semipresidencial. En esta actitud que tienen, falta que algunos planteen que quieren ser monarquía, porque ya coquetearon con el rechazo a ser una república.
Entonces ¿qué quieren ser?.
Desgraciadamente, aquí vemos errores de concepto fundamental de algunos al interior de la constituyente. Aquí se eluden conceptos enseñados y aprendidos en la enseñanza media como la civilidad, los valores civiles y republicanos. Más aún, se desconocen las atribuciones de todos los poderes del Estado. Por lo tanto, este es un problema de concepto básico político que nos afecta a todos como sociedad, agravado por la eliminación de la malla curricular de la Enseñanza Media de la asignatura de Educación Cívica. Pero lo que toca, lo mismos interesados que fueron electos como constituyentes, sin tener conocimientos de lo que debían saber y sin buscar el adecuado asesoramiento.
Evidentemente este es un conflicto, un problema de fondo y de forma al interior de la convención, lo cual se ve reflejado en estos problemas básicos conceptuales para armar esta nueva constitución. Además, trae consigo las discusiones, las polémicas sobre la labor que efectúan, que pueden ser azuzadas con o sin intención por algunos constituyentes, pero que no está demás escucharlas y tomarlas en cuenta, porque evidentemente aquí ocurren ignorancias. Y no lo digo peyorativamente, sino con todo el sentido de la palabra dado al desconocimiento frente a la labor constituyente.
En sí lo más positivo de toda la experiencia vivenciada, es el mismo mecanismo de participación, el mecanismo de que la ciudadanía ayude y participe en la formación de la constitución, que es lo más democrático que hay. Pero para que sea totalmente democrático, además requiere de responsabilidad y las democracias requieren el compromiso y la responsabilidad de toda ciudadanía, lo que no hemos visto en muchos constituyentes.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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