El llamado a una resistencia armada
En el pasado mes de mayo el líder de La Coordinadora Arauco Malleco (CAM) Héctor Llaitul llama a una resistencia armada en respuesta a la idea de la actual administración del estado de continuar con la militarización de la macro zona sur, donde el conflicto territorial continúa experimentando una escalada de violencia. Por esta razón, se le exigía al presidente en ejercicio que se querellara contra el líder radical de la CAM por este llamado, sumado que a la fecha se siguen cometiendo delitos, tiroteos, corte de caminos e incendios. Lo que el presidente Gabriel Boric responde con su habitual postura con la siguiente frase “nuestro gobierno no persigue ideas o declaraciones… puede que tengamos diferencias y esas diferencias se pueden debatir, pero que se sepa, que quiénes cometen delitos serán perseguidos con todo el peso de la ley”, acentuando que no se pueden perseguir ideas, pero sí el delito.
La discusión presta a debate es a la respuesta del presidente, porque cuando las doctrinas se transforman en mecanismo de violencia es el estado el que debe perseguir este terrorismo, estableciendo claros criterios sobre el límite entre delitos y lucha armada. Sin embargo, no nos equivoquemos frente a los discursos, cuando existe violencia en ellos, de igual forma acabamos persiguiendo ideas. En su momento el nacional socialismo de Adolf Hitler y el fascismo de Benito Mussolini, eran ideas, doctrinas, que se originaron en la sociedad por distinto escenarios políticos y sociales que se dieron en Europa. Frente a la humillación por haber perdido una guerra, emergieron con ideas de nacionalismo que desembocaron en el conflicto bélico y se consumaron con genocidios y otras circunstancias. En qué momento se debió perseguir esas doctrinas antes de llegar a sus resultados.
A pesar de todo, las ideas en sí mismas de origen no son negativas, como es usual desvían bajo intereses y situaciones propias. Obviamente, lo mismo ocurre aquí, no perseguimos las ideas que buscan dialogar y aclarar un conflicto de años, pero no evitemos desechar las consecuencias de estos pensamientos. Si las consecuencias de las mismas son: incendiar propiedades privadas como camiones, maquinarias, casas, iglesias, escuelas: o asesinar personas inocentes, intentar apoderarse de tres regiones, validar el robo de madera e inclusive atentar contra sus mismos peñis, hay una idea radicada en la violencia. Además, hay una acción que supera el delito, prácticamente desean una independencia a la fuerza, una secesión, un tema que compete directamente a las fuerzas del estado.
Entonces, no solamente debemos perseguir las consecuencias de las ideas, sino que establecer medidas para que no se radicalicen. Eso no significa tener presos políticos y hacer una persecución política a la causa del conflicto, aunque bien esto tampoco es el caso del estado de Chile, ya que las CAM, WAM, RAM y todas las ideas mapuches no se han institucionalizados dentro del sistema político, porque ellos no lo han querido. Por lo tanto, acá no se está persiguiendo un partido o un movimiento político determinado, aquí se está persiguiendo un grupo subversivo. En su momento, España persiguió a la ETA porque era un grupo subversivo que quería la separación del País Vasco de España y Francia con terrorismo, matando a 856 personas e hiriendo otro centenar con bombas y auto bombas. Esos fueron los motivos de su persecución, por estas ideas nacionalistas y revolucionarias, células anarquistas, protos anarquistas, comunistas, etc.
Por consiguiente, en Chile no se están persiguiendo las ideas directamente, se está persiguiendo los efectos que pueden traer estas ideas, y ya evaluaremos que tan buenas, malas e intermedias son estas causas según las consecuencias que generen. Por lo mismo, la declaración presidencial me parece bastante poco clara y que acomete muy bien la diferencia entre la idea y la ejecución de la misma.
No obstante, no se entiende como no se puede separar una de otra, las ideas políticas se ejecutan desde los filosófico a lo práctico y cuando lo práctico se lleva a la política, ahí se transforma en lo que todos vemos al presente el otro nivel de llevar la política, la otra manera de actuar es la política subversiva, las ya mencionadas: ETA, CAM, WAM, RAM, que en realidad llevaron la política a las armas y eso ningún país democrático se ha aceptado.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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