La seguridad
nacional no es represión
Hay
que hacer notar que la seguridad nacional se centra en la determinación de la conveniente
estabilidad y predictibilidad para proteger la libertad, los derechos y el
bienestar de los ciudadanos, así como también sus implicaciones internacionales.
Al mismo tiempo, los objetivos de la seguridad nacional incluyen la
delincuencia común, el terrorismo, las mafias, fenómenos sociales, etc.
Dicho
esto, la seguridad ciudadana no es represión, sino que son un conjunto de
condiciones y medidas preventivas para la tranquilidad de la comunidad, porque
son cooperaciones necesarias para poder vivir y prosperar en paz. Al mismo
tiempo, para ello hay que tener en cuenta ciertos argumentos o memorandos que son
fundamentales al respecto.
Primordialmente a considerar es que la seguridad es anticipación. Esta debe ser capaz de predecir y anticiparse a las actitudes, sitios o comportamientos que se asuman sospechosos para impedir que se cometan delitos asociados, o bien impedir que se generen focos de delincuencia, drogas, otros. Para conseguirlo el Estado debería adelantarse con trabajos sociales o iniciativas sobre la población.
Seguidamente, es de mucha importancia una estrategia exhaustiva y multifacética para controlar la delincuencia, como mantener un sistema preventivo de investigación y de control de la violencia, la impunidad, la proliferación de armas ilegales, la migración, tráfico de drogas. Mejor dicho, se debe conocer con antelación los distintos hechos y sucesos que ocurren en las distintas ciudades del país para tratar de dar una respuesta profunda y exhaustiva a esa dificultad.
Luego, una estructura de inteligencia de carácter técnico y especializado, establecidos para recabar y procesar la información necesaria para producir inteligencia, como la ANI, y que al mismo tiempo mantenga un banco de datos centralizado en asuntos de su propia competencia. Es relevante tomar en cuenta siempre el marco de los derechos humanos y no practicarlo como un terrorismo de Estado, ni para perseguir a enemigos políticos. Debe ser estrictamente para ayudar a la policía a combatir la delincuencia como elemento clave.
Lo siguiente a considerar es la interacción social. Un Estado tiene que generar una interacción que permita que se puedan enfrentar bastantes problemas sociales a través de un desarrollo e integración de sectores, los cuales se sientan fuera de la sociedad o que de frente estén marginados de la misma, aquellos sectores vulnerables y susceptibles a ser contenidos por el mundo de delincuencia de la droga, etc. Para eso se requiere un compromiso político y una inversión estatal, aumentando el Estado para recuperar terreno donde se ha perdido su presencia.
A eso, se debe fortalecer los grupos intermedios tales como junta de vecinos, asociaciones donde la gente pueda expresarse y pueda llevar a cabo actividades, de este modo se le va ganando terreno a la delincuencia. Se va dando espacio a la juventud y celebrando voz y participación que siempre es necesaria.
Por último, esto engloba toda la integración y sus asociaciones. El Estado no solo debe buscar una integración permanente de todos los sectores y de todos sus ciudadanos, sino que debe asegurarse que tal integración sea pareja, que todos se sientan parte del ecosistema social, para evitar resentimientos que den cabida a una semilla que la delincuencia aproveche para armarse.
Por tanto, la represión como consecuencia de la seguridad, tiene que existir solo como instrumento del poderío del gobierno frente a la sociedad movilizada frente a conductas antisociales o constitutivas de delitos, sobre todo cuando la delincuencia o el orden en público son afectados. Siempre respetando los necesarios derechos de todos.
Al mismo
tiempo, reconocer que no puede haber orden público si la represión no existiese
como algo eminentemente coercitivo, como dice el principio del derecho y la
ley. Por eso la ley es eminentemente coactiva, si no se cumple te puede caer
una pena punitiva o que el Estado ejerza el derecho a guardar el orden. Y este
control del orden debe existir paralelamente a otras iniciativas preventivas,
necesarias para mejorar el orden social, principal baluarte contra la violencia
de la delincuencia.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político
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