jueves, 8 de junio de 2023

La DC debiera renacer

 

La DC debiera renacer

La Democracia Cristiana (DC) chilena ha ido perdiendo representatividad en la ciudadanía hace menos de una década, profundizando en una crisis con los resultados obtenidos en las elecciones de constituyentes, dejando la inevitable incertidumbre del porvenir de esta colectividad. Sin embargo, la DC debería aprovechar esta oportunidad para tener un nuevo renacer o una fuerza transformadora como la que se vivió con la ruptura de la Falange Nacional con el mundo conservador en 1957. 

Desde el inicio de la revolución en libertad, origen de la colectividad, se ha luchado por el respeto a las personas y la protección de la democracia. Si a esos principios se recuperan la convicción de impulsar cambios sociales y se ubican en la posición histórica, con el sentido lógica de centro, la DC podría captar a aquellos ciudadanos que buscan moderación y a la vez cambios. 

Lamentablemente, en la actualidad coexisten muchas modalidades internas que han ido fragmentando y desalentando el norte de sus ideas y los cambios que deben hacer. Estas tendencias en disputa han dejado de convivir, fracturando a tal nivel que las separaciones a la colectividad se repiten cada cierto tiempo. Todo esto por los proyectos políticos individuales, los deseos de poder, los cálculos políticos de costos y beneficios, por tratar de acomodarse en un cargo público o por querer ser yanaconas de quienes están en el gobierno. 

Roto el equilibrio de partido se deja de perseverar unidos, se pierde la armonía y la fuerza interna que los ha caracterizado desde sus inicios como un actor protagónico de la política chilena. Atrás queda su capacidad de colaborar para la recuperación de la democracia en Chile en plena dictadura, la conducción de la transición política, entre otras. 

Todas estas tendencias internas que fueron apareciendo y las malas decisiones tomadas por sus líderes, fueron alejando a la población, que en su momento se sentían plenamente identificados con los valores originales del social cristianismo y compartían el mismo interés del progreso, pero con moderación. Así ese distanciamiento a sus orígenes, han alejado a la colectividad del centro del sistema de partidos y de la popularidad al no tomar las decisiones razonables de acuerdo a los tiempos. 

Este es el momento que la DC se identifique con las nuevas aspiraciones de la población. Es decir, deben volver a su espíritu para reafirmar las perspectivas de poder que aún le quedan y al mismo tiempo, abrir camino de forma solitaria para acabar con esta crisis. Este es el momento para reflexionar y resolver estas disputas internas, retomar el social cristianismo sin seducirse por el progresismo extremo. 

Así como todo partido político, la DC tiene que reconstruir internamente sus ambientes desde lo organizacional a lo transcendental. En otras palabras, debe reactualizarse, modificar su plataforma programática, han de acercarse a los jóvenes, a las nuevas temáticas, a los nuevos mecanismos de movimiento políticos y dar cabida a nuevas ideas. Y en lo trascendental, volver hacer comunidad política, mantener una camar   adería interna, más aún actuar en unidad de perseverancias, adaptarse a la nueva realidad y dar respuestas con honestidad y convicción. 

De la misma manera, hay que decir que la Democracia Cristiana a lo a lo largo de su historia ha tenido crisis, disidencias y fracasos. Además, desde su inicio como partido en Chile se ha pronosticado que está por morir, tanto la derecha, izquierda y radicales casi todos han fantaseado con ello. Sobre todo, ya en las últimas elecciones municipales se indicó el fin de la colectividad y obviamente la DC renace siempre como la cigarra, como lo dice la canción, para seguir cantando, compitiendo y siendo un partido necesario para servir a los ensueños de los chilenos y chilenas de esta cosecha.

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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