jueves, 15 de junio de 2023

Partidos políticos peseteros

 

Partidos políticos peseteros 

En el pasado quedan los renombrados políticos, fieles a sus ideales formativos y reconocidos por representarlos. Por el contrario, hoy destacan los partidos peseteros, cuyos integrantes se venden por ofertas, por oficios, empleos, ministerios lucrativos y poco trabajosos, sumados a diversos estipendios y otros distintos beneficios. 

Este concepto de peseteros es una vieja historia acuñada por Jesús Gil y Gil; empresario, político, alcalde de Marbella y presidente del Club Atlético Madrid, muy reconocido en el ámbito futbolero. Es habitual que se utilice el balón pie en general para metaforizar los comportamientos de organizaciones, en especial para referirse a un jugador que decide dejar la camiseta del club que ha defendido por un tiempo para prestar sus servicios en el club de rivalidad histórica, por una cuestión meramente onerosa. Es decir, que cambian equipo por los dólares o euros, que solo buscan el dinero y no se identifican con los colores. 

Al mismo tiempo se empezó a utilizar este concepto en la política española, aplicada a las personas dedicadas a la política, que eran o que miraban con una conveniencia ideológica a sus fines. De esta manera, me fundamento en esta expresión pasional del deporte rey, para ocupar esta terminología en los partidos chilenos, los partidos peseteros que tenemos en la actualidad en nuestra política nacional.           

En contraste con los partidos peseteros, los partidos con grandes ideologías y principios no se están desempeñando bien desde hace mucho tiempo. Esto no es novedad para nadie, quizás si usted así lo quiere puede culpabilizarlo como un fenómeno de la modernidad. Sin embargo, las ideologías se han desvanecido en otro rumbo, una ruta mucho más desagradable y mucho más peligrosa, en el sentido de derivar a preventas y beneficios, en el derrotero de ser peseteros como lo plantea Jesús Gil y Gil. 

Políticamente, los cambios no necesariamente ocurren por un tema monetario, más bien buscan maquinaciones electorales que a veces pueden ser inconsecuentes y cínicas; o bien, buscan quienes les aseguren los trabajos públicos para mantenerse en cargos de influencias o les aseguren los pitutos para mantenerse en la cresta de la ola. 

Estos políticos peseteros son capaces de aliarse con unos o con otros sólo por esa razón, y lamentablemente hablamos de personajes individuales dentro de los partidos del tamaño que sean, tanto a nivel nacional como local. Y a veces, puede que el partido entero cumpla con esta norma. 

Asimismo, podemos matizar la opinión de Jesús Gil y Gil, porque al menos los jugadores se comportan más honestamente. Mejor dicho, si un equipo de mayor prestigio te ofrece un mayúsculo sueldo, el deportista se irá, porque no estamos hablando de convicciones ideológicas o políticas, sino de un deporte que busca competir en el campo de los talentos deportivos, y el amor a la camiseta requería un mayor compromiso. 

Por lo contrario, si lo llevamos a la discusión política es muy evidente que el término toma mayor validez, aquí es mucho más embarazoso el traspaso, porque los cargos no son más importantes que los principios. Hay gente que es profesional y que puede sudar la gota gorda en otros temas, pero no pretende dejar de vivir de la política. Entonces, se convierten en parásitos profesionales, es decir, peseteros. 

Indiscutiblemente, es el ambiente en el que coexistimos. Es lo que vive el Frente Amplio en su gobierno, con unos cuantos peseteros a lo largo del país. Es lo que vivió la Alianza por Chile cuando gobernó. Probablemente, cuando gobiernen los nuevos partidos al poder, sean quienes sean, de igual forma se rebosarán de peseteros para llenar sus cupos de administración. En otras palabras, la política así se está ejecutando, pero así no funciona, porque tenemos un sinnúmero de individuos por conveniencia y sin vocación política, ni ánimos para servir al país. Eso en política es intolerable. 

En el fútbol se puede sobrellevar y comprender hasta cierto punto. No obstante, en la política es gravísimo. Por este motivo me permito recordar a Jesús Gil y Gil, que a pesar de ser medio autoritario para sus cosas, tenía sus convicciones bien claras. Y estas convicciones en política también hay que tenerlas, y por Dios que es cierto que ahora en Chile existe pésima actitud al respecto.

 

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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