sábado, 29 de julio de 2023
viernes, 28 de julio de 2023
A los 50 años del golpe
A los 50
años del golpe
La conmemoración de los cincuenta años del Golpe de Estado es una oportunidad para todos de llegar a un acuerdo sobre lo que fue, sus causas y los hechos. Hablamos de discutir la verdad histórica de lo que aconteció y lo que motivó a que sucediera, ya que algunas facciones persisten en reestructurar la realidad de acuerdo a su propio beneficio. Tenemos una realidad histórica del bando A y la otra situación histórica del bando B; con la descripción de lo que hizo la Unidad Popular (UP) en contraste con la de la dictadura cívico militar. Las resistencias internas, los errores y aciertos, los mea culpas de ambos.
Es reconocible que por un lado, están los viudos (as) del régimen militar que aún prenden velitas a Pinochet. Este grupo no lo reconoce como un dictador, sino por el contrario, que fue un salvador de la patria. La realidad es muy ajena a ello, simplemente fue un normalizador de una situación de crisis y tras regularizar la casa pudo irse y entregar el país al sistema democrático. Sin embargo, se emborrachó con el poder y se convirtió en dictador. Objetivamente, su dirección contó con censuras a la libertad de expresión, carencia de democracia, violación a los derechos humanos, detenidos desaparecidos y organización militar de persecución a civiles, nacional e internacionalmente. En pocas palabras, llegó por una situación país que exigía acciones y acabó como un ladrón desviando dinero del Estado a cuentas personales.
Al mismo tiempo, al evaluar el proyecto comunitario de Salvador Allende, sabemos que aquel fracasó. Tuvo una intervención extranjera muy fuerte y decisiva para su desastre, además de divisiones internas producto de grupos radicales que no quisieron seguir el tono moderado de su líder, como también dirigentes políticos que se emborracharon con el ideal y que los llevo a transponer los límites y a estrellarse con el muro de la revolución. Con su tercio de apoyo popular, generar las reformas que impulsaban significaba que una minoría impusiera su realidad a la fuerza.
Dicho esto, el tema aquí es que cada uno quiere llevar el agua para su propio molino. Cada parte quiere imponer su verosimilitud histórica, cuando la verdad inequívoca de alguna forma, todos deberíamos reconocerla. Es que ambos se equivocaron.
En ninguno de estos sectores hemos advertido un arrepentimiento sincero. En ningún de los fragmentos hemos visto un mea culpa, sólo hemos visto concebir el fracaso o puntos generales técnicos de la victoria, de salvar a Chile del ocaso comunista. ¿Qué hubiera significado seguir con el gobierno de Salvador Allende? Quizás sí sobrevivía hasta 1976, con intervenciones que moderarán sus intervenciones, podría darse un final democrático y constitucional. Aunque de haber ocurrido, lo más probable es que no hubiera reelección.
Por otro lado, de la mala situación que quedaba de país, tampoco podemos decir que Pinochet consiguiera un país bien suministrado. El milagro económico demostró que la influencia externa tuvo un lugar clave. Entonces, empecemos a ver esto con perspectiva, dejémonos de apasionamiento y reconozcamos que Pinochet fracasó en gran parte de su dictadura. Asimismo, Allende también naufragó en su proyecto junto a sus partidos políticos y sectores de apoyo.
Ya es hora que dejemos de ennoblecer a este par de patricios a la calidad de santos canónicos, a héroes nacionales, a instalarlos en el lugar de próceres. Porque en el fondo, lo que han hecho es mantener una división política y social en Chile que persiste hasta estos días. Defender los agregados culturales y estructurales de esa época, luchando por reconocer el legado de fracaso e ineficacia, es una acción de moda de gente que no vivió la situación, que romantiza una época. Todo ello auspiciado por el fanatismo y ánimo de un presidente que de alguna manera también ha aportado a este fetichismo, quien ha creado el debate de resucitar zombies, muertos que debieran quedarse enterrados.
A pesar de todo, muchos deseamos que Chile se unifique, que
nuestras diferencias, dolores, penas y pérdidas nos acerquen. Que trabajemos juntos
para superar nuestras divisiones, cerrar una vez por todo este ciclo que tanto
daño nos hace. Chile lo necesita.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político
sábado, 22 de julio de 2023
viernes, 21 de julio de 2023
jueves, 20 de julio de 2023
Los monos peludos
Los monos
peludos
Tras la aplastante derrota del PPD y su lista para consejeros constitucionales, la presidenta de este partido, Natalia Piergentili, estalló en duros comentarios contra el Frente Amplio (FA) y colaboradores por su falta de auto crítica. Considerada como la culpable de la victoria de Republicanos por decidir ir en lista independiente al oficialismo, declaró con la ya recordada “si les quieres seguir hablando a los monos peludos, al 30% que tienes, a les compañeres, no creo que tengas ganas de hacer autocrítica”, causando gran discusión por el tono desmedido y ofensivo. Sin embargo, qué quiso decir con su exabrupto, cómo interpretamos en el código político “los monos peludos”.
De inicio, los monos copian conductas, imitan. Así mismo el Frente Amplio como sector político se concibe en la imitación, una onomatopeya a la izquierda y al centro izquierda tradicional. El FA aspiraba a convertirse en una gran alternativa de gobierno, prodigar nuevas ideas, alternativas viables de corte populista. Pese al desgaste, el fragmento político PS, PPD, PR, fueron la mayoría social y política. En consecuencia, los monos peludos comenzaron a copiar, desde ser referentes políticos a una emulación más propia, depurada, con códigos propios.
Desafortunadamente se equivocaron al no escuchar a esta fracción política, en no imitar sus convicciones, la trayectoria, su capacidad de diálogo. Debían enfocarse en lo más importante de la agenda política de su gobierno, el parlamento político para las reformas políticas, mejorar la gestión apuntando hacia la adhesión. Debían ofrecer lo distinto, lo racional, y no tan sólo para el 30%, a les compañeres de identidad sexogenérica, los seguidores o la feligresía de lo que Natalia Piergentili trata como monos. Está claro que no se puede gobernar solo para una porción.
En otras palabras, los partidos políticos gobiernan por convicciones, con base ideológica. Por más que exista el pragmatismo, así como algunas dotes de populismo, a la hora de enfrentar la realidad se requieren bases políticas ideológicas, las que no se puede replicar.
El FA no puede repetir la historia ideológica del socialismo, que bordea los 100 años. Tampoco pueden imitar a los Radicales, con sus más de más de 100 años; ni menos, a lo más de 60 ó 70 años de Democracia Cristiana en el centro político. No pueden copiarle a ninguno de ellos, con una cultura tan distinta, y menos van imitar a la derecha que tiene su propia cultura.
Entonces, la lógica de los monos va en ese sentido, en el discernimiento de que esta alianza de gobierno no tiene identidad. Nació para responder a quienes no les gustaba el sistema y anhelaban soluciones a sus necesidades políticas y sociales. Es un hecho, que creyeron en ese algo nuevo, distinto. Para ello debían extraer lo mejor, convertirlo en algo nuevo, pero al momento no han sido capaces de conseguirlo.
A sabiendas de lo intempestivo de su declaración, Natalia Piergentili acabó ofreciendo las disculpas correspondientes. Un arrepentimiento con forcé, por la analogía sobre la comunidad concernientes, pero asegurando que en fondo lo expresado no es tan desafortunado. Aun así el tiempo la respalda, este Frente Amplio continua con sus faltas de aptitud, sus improvisaciones, falta de coherencia interna y de un relato político serio. Siguen desnudando su inmadurez, la no existencia de una cartografía que los acomode en su acción política desde el Gobierno, como sí existían en los gobiernos de la concertación. Evidencian así sus profundas fallas formativas, que escoden entre medio de su supuesta representación a causas sociales, la de los monos peludos a quienes hablan.
En consecuencia, el gobierno no puede seguir esperando que
sus partidos maduren, tiene que empezar a articular ya un nuevo escenario,
tomar nuevas decisiones para conseguir los efectos políticos óptimos y la
tranquilidad a la ciudadanía. Sobre todo finiquitar de una vez por todas lo que
va a pasar con este nuevo proceso que se abrió. Y eso, se consigue con las
garantías de partidos articulados y estructurados.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político
miércoles, 19 de julio de 2023
sábado, 15 de julio de 2023
viernes, 14 de julio de 2023
jueves, 13 de julio de 2023
El absurdo en la política está en todas partes
El absurdo
en la política está en todas partes
Que duda nos cabe, estamos viviendo la política del absurdo, un humor negro permanente presente en las actividades de quienes nos representan y dirigen, que se ejemplifica en la acusación constitucional al ministro de Educación Marco Antonio Ávila. Y muy a pesar que se ha hablado bastante del tema, es bueno ser porfiado e insistir, pues representa los niveles a lo que puede llegar.
Al ministro se lo acusa de siete irregularidades, hechas públicas por el libelo acusatorio, como una lista de faltas relacionadas con el derecho preferente de los padres a decidir donde educar a sus hijos, con la ley de educación pública y otro por incumplimiento del rol de supervigilancia.
Cuando se dan a conocer estas demandas, son acompañadas con declaraciones de abierta homofobia y conservadurismo al acusar de “poner su inclinación sexual en la agenda del despacho de educación”, por parte del diputado Bobadilla; y de “estar poniendo por sobre una educación sexual para todos los niños, su propia orientación”, por su homónimo Benavente. Estas denuncias dejan claro el problema, el ministro les cae mal a los opositores.
Paralelamente, el Frente Amplio se suma al rechazo de gran parte de los actores políticos y defensores de los derechos humanos, argumentando que el ministro está siendo acusado por su condición sexual, la que efectivamente no sería heterosexual. Visto lo cual, a estas alturas y tiempos que vivimos no sería una complicación, pero ellos escudándose en la ideología de género aseguran que tal sería la justificación de la imputación. En contra posición, como es natural en una comedia de absurdos, uno de los acusadores asegura abiertamente el desconocimiento, hasta claro, la confirmación del mismo gobierno.
Por lo pronto, creo ser parte de los muchos ciudadanos que no sabíamos que el ministro no fuera heterosexual. Aquello no es de importancia para el ejercicio del cargo, ni mucho menos era su deber andar con un cartel en la espalda para aclararlo. Sin embargo, aquella privacidad del ministro ahora es de conocimiento público, está en los diarios, revistas, televisión y no fueron estos medios quienes sacaron al ministro del closet. Esa forzada acción es causa de su propio sector político al defenderlo.
Sin lugar a dudas esto lo ponemos como ejemplo de lo absurdo. Este tipo de situaciones se han propiciado porque en la política ya no hay una lealtad, no hay códigos, no hay principios, tampoco razonamientos, los cuales se hacen escasos en el parlamento o en los sectores oficiales. Dónde se ha visto en la historia, y en el sentido común, que la sexualidad de un ministro, o de una ministra, o los problemas personales de un político cualesquiera, puedan imponer una causa cuantificable de responsabilidad política. En ninguna parte, salvo en esta situación y por una chiquillada, por una improvisación de los mismos parlamentarios del gobierno que salieron a defenderlo y que al intentarlo, no lo ayudaron tanto, puesto que entregaron información que no era necesaria.
Entonces, el gran tema detrás es la dignidad del jefe de la cartera de educación. No sabemos si el libelo acusatorio o los argumentos presentados son suficientes para la acción tomada, o simplemente tal como especifican algunos analistas, si lo quieren destituir lo van a retirar a causa de que les cae mal. Pero la acción no tiene que involucrar privacidad que no interviene en su cargo.
El daño colateral ya está hecho. No obstante, siempre quedan rodando cuestionamientos sobre si se puede hacer una buena política sin lealtad o sin confianza, o bien, sin un mínimo de respeto por la persona. Esto no solo ha tocado a ministros, también lo hemos visto en falsas acusaciones contra honorables de la república, de igual o mayor magnitud en lo absurdo, como la acusación de ceguera de la Senadora Fabiola Campillay.
Ahí está lo absurdo y lo irónico de lo que se está dando en
la política últimamente, porque el daño proviene de donde menos se espera. Para
el ministro en cuestión fue por su orientación sexual, a manos de sus aliados.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político.
domingo, 9 de julio de 2023
sábado, 8 de julio de 2023
viernes, 7 de julio de 2023
jueves, 6 de julio de 2023
Frente Amplio Primo hermano de Podemos
Frente
Amplio Primo hermano de Podemos
Tras la derrota en las elecciones de consejeros
constitucionales, Pablo Iglesias, ex vicepresidente de España y uno de los
fundadores del partido Podemos, expresaba a Gabriel Boric: “Lamentamos que las
cosas no hayan salido de otro modo, sentimos que hayan salido mal”.
Esta interacción, evidencian la amistad entre ambos políticos, así como la relación entre Podemos español y el Frente Amplio chileno. Estas agrupaciones comparten enfoques políticos, ideológicos y puntos de vistas de lo que sucede en sus naciones.
Ambos nacen acompañando a las protestas o movilizaciones masivas. Mientras que el Frente Amplio (FA) marchaba para demandar educación; Podemos se veía representado por los “movimientos de los indignados” en esos años posteriores a la crisis económica. Para darle forma a sus ideologías, terminaron influenciados por las lecturas de los postmarxistas Chantal Mouffe y de Ernesto Laclau, en respuesta a las políticas de gobiernos social-demócratas y de derecha, lo que vendría siendo el bipartidismo en España y el binominalismo en Chile.
Así llegan al poder, con el Frente Amplio como primera mayoría junto a Gabriel Boric, pero sin acompañamiento en el Congreso, y Podemos como aliado de un Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desgastado y con insuficiente apoyo. De este modo, sufren los mismos deslustres y deterioros a su condición de ser minorías en el parlamento, necesitando apoyos de instituciones políticas para gobernar.
En otras palabras, ambos han llegado a gobernar sin el poder total. En España, el PSOE como ganador de las elecciones en España se junta a Podemos, pero sin ir más lejos se disputan el poder consumando el rol de gobierno con dos gabinetes internos, el de Sánchez y el de Pablo Iglesias. A contramano, vivimos en Chile que el Frente Amplio gobierna por su mayoría electoral, pero con el Partido Socialista asesorando, casi gobernando por sí mismos.
Y las vinculaciones de estos gobiernos continúan. En Chile la agrupación gobernante no escucha a sus asesores, porque quien gobierna no tiene la experiencia necesaria. Al mismo tiempo, Podemos en España compite con el PSOE, colocándole a su gobierno piedras en el camino cada vez que puede por intentar imponer sus ideas. Claramente estas agrupaciones son primas hermanas, incluso en sus conductas.
Así vemos en España ideas políticas demasiado presuntuosas o poco realistas que bordean lo extremista, con sectores cuasi anarquistas que están causando una desestabilización política. Sin embargo, a pesar de lo extremo de sus pensamientos están ganando cada vez más terreno, quizás no en un estallido social, pero sí en cosas como el feminismo y su ley “ni una menos”.
Iniciativas que no fueron producidas por estos partidos, sino por vicisitudes en la misma sociedad, protestas momentáneas y legítimas de sectores que sufrían ciertas complicaciones. El hecho gravitante es que Podemos hábilmente manipuló las marchas y les sacó provecho. Es su práctica de hacer política.
Si esto parece similar, es porque el descontento provocó situaciones parecidas en el país que derivaron en el estallido social. Y el Frente Amplio, así como Podemos, quería de alguna manera repetir la hazaña, capitalizar esta energía para su beneficio con matices. Cuánto consiguió de su objetivo no lo sabemos, pero alcanzaron el gobierno de una nueva coalición, en un sistema político desgastado, y constituyentes en un fracasado proceso de escritura constitucional.
Así Gabriel Boric, el claro representante del Frente Amplio, un poco más idealista y carismático que Pablo Iglesias, obtuvo la presidencia a diferencia de su homónimo. Y a palabras del mismo Iglesias, Chile siempre ha sido un laboratorio para la izquierda, su proyecto progresista se ve puesto en práctica en nuestro país. Es claro que Boric e Iglesias comparten la misma ideología que puede ser crédula o puede ser extremista, pero cabe preguntarse al final ¿cuánto ha asesorado Podemos al Frente Amplio?
Finalmente, estas semejanzas se comparten hasta en los resultados. Hasta el momento, ninguno de estos han logrado un gobierno mayoritario, practican el populismo y simultáneamente no logran consolidar sus promesas de gobierno. Desafortunadamente para Chile, el Frente Amplio ha demostrado fehacientemente que no estaba preparada para gobernar el país y que no es ni por asomo la promesa de recambio que esperábamos.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista