La instalación del Consejo
Constitucional
El miércoles 7 de junio pasado comenzamos a jugarnos la segunda oportunidad para una nueva carta magna tras el fracasado proyecto anterior, en donde una mayoría de ciudadanos rechazara la propuesta entregada por la Convención Constitucional.
Es un hecho que estos cincuenta integrantes del Consejo Constitucional se instalan con un denuedo escéptico, porque está conformada por una mayoría de la derecha extrema (Republicanos 2/3), un segundo lugar para Unidad para Chile (alianza oficialista), seguido por Chile Seguro (derecha conservadora) y por último Todo por Chile (la centro izquierda de manera independiente).
Pronto veremos si predominan los respetos y el sentido común después del trabajo de ponderación. Esperamos que puedan ponerse de acuerdo por el bien común de los chilenos (as), pese a que la moderación se ve difícil. El sector del Frente Amplio, sumado a la derecha pretérita y a un liderazgo de Republicanos con claras inclinaciones, pueden evidentemente entorpecerse en las negociaciones para generar otra constitución inviable, como fue la escrita en el anterior proceso.
Y como se ha ido desarrollando, se está creando este entorno en el proceso por las enmiendas presentadas. Con ello, se falta el respeto del positivo trabajo realizado por la comisión de expertos, que salvo algunos detalles presentó una buena base. De haber continuado con esa línea, el proyecto sería digno de ser aprobado. No obstante, el peligro sigue siendo la motosierra de los Republicanos que puedan cercenar para dejar la constitución igual a la de los ochenta, o más extrema en sus ideologías. Lo que sin duda no agradaría a la mayoría del país.
Entonces, las fracciones tienen que interpretar esa responsabilidad actuando en consecuencia en el centro de la Convención, abriéndose a discutir todas las ideas, sobre todo las que sean inteligentes. El rol es ser moderados, abrirse a la discusión de todos los pensamientos, a la colaboración, llegar a los puntos comunes, conseguir algo intermedio.
Obviamente es clave estar dispuesto a conversar con todos, algo que se les criticaba siempre al centro y se les imputaba de amarillos por ello, pero por el contrario, es el adjetivo de los templados beber de las palabras de todos y conferenciar con los absolutos. Eso es fundamental para servir de tercera vía a las ideas octubristas y de un partido republicano que no quiere cambios.
Esto va más allá de la caricatura, sabemos que es así. Los avances dependerán de la moderación de Chile Vamos, que de otro modo no se conseguirá. Deberán tomar la lluvia de ideas presentes para moldearlas en su rol de intermediario y articulador de estos pensamientos, para así ir concretándolas y no se queden en divagación o sólo en proyectos; del mismo modo, defender las reformas cruciales en las que estén todos de acuerdo.
Con certeza, el rol de los partidos de centro es pensar en el interés y en el bien común. Por lo tanto, deben respaldar y estar de acuerdo con todas las reformas que cumplan con este propósito, en virtud de que son la esencia del cambio central que van a dar vida a este proceso. Además, le va a dar un espíritu y una solución definitiva a esta crisis. Al mismo tiempo, algunos sectores deben dejar de lado el fundamentalismo, buscar la concordia. Ya se aprendió del proceso anterior, esos extremos no son lo que quiere la mayoría.
En otras palabras, la modernización del Estado es fundamental, con ello el acuerdo entre todos para encontrar ese justo medio y esas materias, porque es el interés de todos y no sólo de un grupo. Es sumamente importante que los sectores dejen de lado la soberbia y el deseo de protagonismo, tanto de Republicanos y el Frente Amplio, de conducir el proceso e imponer sus ideas a sangre y a fuego.
Todo lo contrario, tratar de generar una lenguaje donde nadie se vea pasado a llevar y en donde todas la ideas sean valoradas, para finalmente ordenar y sistematizar los principios básicos del poder. De eso se trata una constitución, de fijar las normas de gobierno, las reglas del juego del poder. Y a través de ellas tener las reglas juego claras que se respeten por todos.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista
Político
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