viernes, 19 de enero de 2024

Los tiempos políticos extremadamente aletargados

 

Los tiempos políticos extremadamente aletargados 

La política chilena sigue dormida. Tras una fracasada campaña a favor de aprobar la última propuesta constitucional, a la vez de una perezosa defensa del rechazo, el estado de hastío hacia la política por sus excesos de protagonismos y falta de capacidad de acuerdos mantienen al grueso de la ciudadanía molesta, sobre todo decepcionada. Personeros que se repiten constantemente en medios, defendiendo sus pensamientos marcados por la polarización y el fanatismo, sin dar una propuesta que alcance un equilibrio, que permita un desarrollo para todos. 

Palta Meléndez, reconocido humorista político ahora viviendo en España, expresa muy bien el ambiente nacional. Según él ya no existen las condiciones para hacer humor político por los extremos. Enfatiza con humor un centro político como respuesta “… Hoy yo soy extremista, soy de extremo centro. Ese es mi ideal, porque me aburrí de la izquierda o de la derecha. El péndulo tiene que estar al medio, sacar lo mejor de la izquierda, sacar lo mejor de la derecha, sentarnos a negociar y ponernos todos de acuerdo…” 

Al igual que Palta Meléndez, es un hecho que existen muchos chilenos de tendencia moderada, que para la aprobación constitucional seguramente no tenían idea que hacer, si votar a favor o en contra, o hacer una raya de arriba hacia abajo. No los culpo, en virtud de la defensa de intereses particulares, con la falta o mínima dirección de las instituciones políticas, las continuas faltas de acuerdos y las mezquindades que nos llevan a los extremos. Agravaba la decisión el gobierno adolescente que hasta el momento sigue improvisando y que sólo los salva los partidos políticos que tienen mayor expertíz. 

La política gubernamental al final la llevan estos políticos pipiolos, que no saben cómo dirigir, que aún no han aprendido hacer política o al menos en forma seria y responsable. Sin lugar a dudas, aún creen que están en la FECH y la FEUCH. 

Sin embargo, la política universitaria es totalmente distinta a dirigir un gobierno. Hacer paros, protestas, negociaciones, reuniones muchas veces interminables con rectores, académicos o decanos para que no cierren una carrera, para bajar el arancel o pedir mejor infraestructura, no es lo mismo que manejar las obras públicas, la economía, la seguridad, la salud, la diplomacia de un país. Es una cosa totalmente distinta y eso ha quedado evidenciado desde todos los sectores políticos, salvo el Frente Amplio que todavía no lo comprende. Seguramente van aseverar con la cabeza, porque reconocen que los zapatos son difíciles de llenar. 

Frente a este escenario populista planteado por el poder ejecutivo, que contagia de esos intereses particulares a otros poderes, de la dispersión ideológica o de la sensación que políticamente el país está paralizado, que ganara el apruebo o el rechazo técnicamente daba lo mismo. Porque los problemas no van a tener solución en el corto, mediano o largo plazo, sumiendo a la ciudadanía en ese profundo estado de somnolencia. 

No podemos exigir a la coalición adolescente que madure, eso ocurrirá con los contratiempos o abiertamente al final de su gobierno, tal vez después de un largo tiempo siendo oposición. Por el contrario, sí le podemos demandar que despierten del aletargamiento a todos los demás sectores políticos que sí tienen la experiencia, que tienen gente que sabe lo que es esto, que llevan años trabajando y que también se han visto contagiados por el excesivo idealismo, o más bien, por la inercia o por las ganas de no hacer nada. 

Entonces, como se dice vulgarmente hay que avisparse, porque literalmente está sensación de que todo da lo mismo se está profundizando en cada aspecto. Lamentablemente no se queda solo en indolencia política, sino que se manifiesta en la economía, en la seguridad, en la cotidianidad y en la disolución absoluta del sistema. 

El sistema político se transformó en la antigua fundación Ventanas, donde todo el material se está derritiendo continuamente, y la discusión también. Continuar luchando por una nueva constitución es ridículo, la actual constitución que nos rige con el tiempo se va a fundir sola por causa de los comportamientos de los actores  que dirigen nuestras vidas. Eso es lo que está pasando y no se ve ninguna reacción al respecto.

 

 

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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