Extremismo de centro
Extremistas de centro es un concepto muy atingente a los problemas que estamos viviendo en la actualidad, tiempos en procesos de polarización política donde la extrema derecha (Republicanos) conquista territorios a la derecha tradicional, mientras el centro de la derecha está perdida. Las cosas tampoco le van mejor a la izquierda cuando es un hecho que la centro izquierda está anulada con el surgimiento de una izquierda populista, aún más a la izquierda, cercana a la anarquía.
Por su parte, la extrema derecha populista también quiere apelar al orden irracional y resoluto, aclamando más autoritarismo e intereses propios. De esta manera se descompone Republicanos entre su formador y Rojo Edwards, quien ahora desea crear un proyecto propio, acusando de una carrera absolutamente individualista a José Antonio Kast.
Así el escenario se presenta con un centro desplazado por estos partidos y completamente desdibujado, a raíz que este también ha sido irrumpido por los distintos sectores y sus ideas, principalmente los de izquierda.
Lo que no entiende aún la clase política es que una gran parte de este país desea buscar más y más avenencias, conseguir unidad y moderación, características sumamente relevantes y necesarias para llegar a acuerdos. Pero para que sea posible, se debe conseguir el aporte de los sectores políticos extremos y moderados representados por los distintos partidos que existen históricamente en el país.
De esta manera, si queremos cuidar la democracia todos los mencionados deben cooperar con la conciliación, administrando la pleitesía mutua y manteniendo el diálogo constante con su oposición, vislumbrando las necesidades de la gente en su mayor dimensión. Ser responsables y anteponer el bien común por encima de otros intereses. Sobre todo se deben respetar las reglas establecidas, las mismas que entrega la constitución política, en virtud de que determinan el marco por donde nos desenvolvemos, por más que no te guste quien está en el poder ejerciéndolo.
Dicho esto, que los partidos políticos que nos representan en la cámara de diputados y en el senado se apremien. Mejor dicho en buen chileno, que los honorables se despierten de este aletargamiento y comiencen a preocuparse de todos los chilenos, de las necesidades tantas veces expuestas y politizadas por el pueblo en las múltiples marchas a lo largo del tiempo. Demandas que han sido restringidas o por la derecha, impedidos por el centro o la izquierda, solo por su beneficio propio.
Al mismo tiempo es un llamado a que apliquen el mecanismo llamado democracia para evitar que estas ideas sectorizadas acaben en beligerancias y confrontaciones violentas. Dónde quedó el espíritu Rousseauniano de ceder parte de nuestro consentimiento para crear la voluntad general y fijar las reglas que nos beneficien a todos y que nos permita vivir mejor, en paz y con estabilidad.
Entonces fijarse en el extremismo de centro no es buscar su sentido autoritario, ni el sentido de generar violencia, sino que ser concluyentemente defensor de ideas moderadas, razonables, equilibradas, puristas si así usted lo quiere. De esa manera dar una o varias alternativas viables para que el sistema político chileno se estabilice, que no se deteriore la democracia y que no se permitan gobiernos populistas de los distintos extremos, acostumbrados a improvisar, como los que tenemos, o aquellos que sabemos vendrán con su faceta autoritaria, como lo que quiere concebir Kast, el rojo Edward o cualquier otro movimiento extremo. En pocas palabras, necesitamos todas aquellas fuerzas que puedan plantear una idea de centro que beneficie al colectivo, a la población de Chile.
Evidentemente ese diálogo que parecía imposible y que parece hasta ridículo por muchos, tiene que empezarse a tomar en cuenta. En este momento necesitamos prisa y correr hacia una democracia abierta, más participativa, que no prescinda temas, no cierre puertas de participación ideológica, que no tema a la difusión y al diálogo y que obviamente no sea polarizada. Además que tenga una madurez política altruista para que de una vez por todas comencemos a remar para un mismo lado. Asimismo el concepto de extremismo de centro no parece descabellado y puede ser tal vez la solución a este vacío de poder que tenemos en Chile.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político
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