jueves, 18 de julio de 2024

Decálogo de la derecha en Chile

 

Decálogo de la derecha en Chile

 

La derecha chilena se reconoce a sí misma como defensores de los valores patrióticos, católicos y por, sobre todo, de la economía de libre mercado. Dogmáticamente poseen una homogeneidad cultural propia, adaptada por una clase de creencias morales inconmensurables de origen cristiano católico, además de asentarse en el poder por medio del ejercicio práctico del poder político o socioeconómico. Es más, la derecha es primeramente capaz de responder por cognición y luego por la violencia cuando su existencia como élite está en inminencia, para así asegurar su dominio cultural de Chile.   

Pese a esa homogeneidad, claramente la derecha en la actualidad ha ganado tendencias de tipo populistas. Siempre se arrogan el derecho de estar hablando en el nombre de los chilenos y de conocer sus necesidades, buscando soluciones conquistables y rápidas, ocupando los derechos de los ciudadanos y algunas ideas que proceden de la izquierda administradas a su favor. De alguna manera tratan de enseñar con la participación ciudadana o con mecanismos prestados, una imagen más democrática.  

Además, de manera similar a como la izquierda tiene disposiciones anárquicas producto de su dispersión, la derecha también asume una tendencia integrista, autoritaria o fascistas latente, que constantemente tiene que controlar. Ejemplos de ello se ven en José Antonio Kast y los otros grupos de extrema derecha, que generalmente personifican a la derecha en Chile que sigue conviviendo con su pasado, sobre todo a ese tiempo cuando se validaron por medio del uso de la fuerza. 

Otra de sus características principales es tener líderes absolutamente personalistas. Muchos de ellos reconocidos por mezquinos, sus potestades son más que el partido donde participan, y como los partidos son desestructurados, no se ven los movimientos de masas, sino el líder que los mueve. Sin embargo, por más esfuerzo populista que intenten, los partidos de la derecha como la UDI, RN, Evópoli, Republicanos no lo concretan plenamente, más bien lo han logrado a medias.  

Casos como Piñera, Matthei, Kast, Desbordes, Sichel y otros, tratan de mostrarse como en un aparador de líderes políticos personalistas, seguir estilos propios más que las ideas de bloque.  

También destaca su egoísmo intelectual, es que están tan convencidos que todo lo que ellos piensan y hacen es una verdad absoluta, que saben lo que nos conviene o lo que nos hará bien como país, que se han adherido un poco a las ideas de izquierda y a las de centro. No pueden compartir las ideas de adversarios políticos o de competidores del mismo sector, pero sí los de otros. 

En lo político es donde mejor se expresa este egoísmo intelectual, con un escaso o poco trabajo político ideológico. Solamente existen ideas políticas de derecha ligadas al pinochetismo, a las ideas de Jaime Guzmán o autoritarias. La democrática bien se puede reducir a la postura de Jorge Alessandri, una postura desaparecida tras su gobierno. Tampoco existen los paradigmas modernos de la élite europea, porque están representados por líderes personalistas que no les dan cabida, ni difusión. El egoísmo mencionado impide que crezcan en esta área. 

En suma, como consecuencia de un discurso sin contenido están limitados a no crecer en electorado, limitando su desarrollo ideológico que acaba dirigiéndose a los mismos electores de siempre. Si la derecha sube o gana elecciones es por la depreciación de las distintas izquierdas o del centro político y no por sus propios méritos, por discurso o proposición intelectual. Hay muchos dirigentes de derecha que son reclutados en el deporte, en la farándula, en las artes, o en las familias de un dirigente; se repiten apellidos ampliamente conocidos y famosos que carecen de una ubicación temporal, haciendo de la política una profesión para ellos que no permite evolucionar la ideología.  

Finalmente, la característica más distintiva es la antropofagia o flagelación. Ellos se autodestruyen como bloque, se hacen zancadillas mutuamente. Si bien se da en todos los sectores, su inquietud por el poder los lleva a esta actitud que los perjudica internamente, como se ve al presente en la discusión para elegir a los candidatos a alcaldes y gobernadores.



Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político 

 

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