jueves, 5 de junio de 2025

La fuerza y la realidad de la Realpolitik.

 La fuerza y la realidad de la Realpolitik.

La insistencia por la Realpolitik no es algo menor, sobre todo en esta época electoral donde tener un concepto guía acerca de la política real es vital, cuando en las campañas se vive una lucha descarnada que no escatima los medios para conquistar o conservar su poder, adoleciendo de moralidad y con muchas oportunidades por delante de conflictos.

Dicho de otra manera, en la Realpolitik podemos apreciar cierto misconcepto acerca de la política, podríamos decir que se romantiza, se asume como un ideal de acción colectiva ciudadana con el objetivo de impulsar condiciones sociales que permitan el desarrollo integral de todos los miembros de una comunidad; o sea, la idea de política como un bien que beneficie a todos, que promueve la justicia, la paz, el bienestar social y no se percibe la manera real, que es una ciencia de la administración del poder, y que para conseguir esas condiciones, bien puede operar según un mal criterio ético para conseguirlo.

Dicho lo anterior, dentro de los partidos políticos muchas veces predomina el no tomar en cuenta al resto con tal de que yo pueda quedarme con el premio, en donde todos los discursos electorales hacia el electorado o votantes son verdaderos, aunque en la interna, entre compañeros, te muestran los dientes. En la impronta de la Realpolitik, para tener poder no importa dejar cadáveres y heridos en el camino.

Es en la época electoral donde surgen muchos oportunistas que fundamentan todo su interés en lo personal, “yo quiero ser candidato y lo conseguiré a como dé a lugar”, o “pasaré por encima del resto para conseguir mi objetivo”. El personalismo debe estar fundamentado en buscar un bien común, ya que en estas época todos los militantes trabajan para una lista previamente consensuada y no para una sola persona, “llamase como se llame”.

Sin embargo, existen muchos militantes que están dispuestos a luchar o a enfrentar estas situaciones inmorales, así como muchos de ellos son copartícipes del beneficio general, donde su interés no es solo personal.

Hecha esta salvedad, sin duda alguna que esta experiencia la viven militantes y candidatos en los distintos partidos políticos, donde muchos cooperan, otros se mantienen al margen, otros chaquetean a alguien en específico; algunos tendrán tan solo las buenas intenciones, prometiendo soporte que nunca llega; otros van estar por interés, ayuda traducida en un puesto de trabajo futuro. Estas son las mecánicas que desdichadamente operan en las campañas electorales que muchos conciudadanos desconocen y no se imaginan.

Bien se puede opinar que quien está en política conoce las reglas, por lo que deben vivir con los beneficios y las zancadillas. Se admite pensar que la política partidista debe organizarse con este tipo de comportamiento, pensar que deben comprar tu apoyo; si eres militante, venderte por propaganda para contar irrenunciablemente con tu puntal; si eres un candidato, dejar a tu compañero de lista sin un apoyo. Y eso es lo que se vive irremediablemente al interior de una campaña.

En efecto, porque se tiene asimilado que esto siempre debe ser así, no se buscan maneras de cambiar el paradigma, de trabajar en una campaña fraterna con ayuda mutua, la cooperación asegura tener mejores resultados y ganar más cargos. Pero aparenta que se opera de la manera contraria desde todas las corrientes políticas y eso lleva a que se malogre el juego limpio, la competencia sana con el adversario, también en la interna, y fomentan las malas prácticas, la agresividad que evidentemente demuestra el por qué la política se ha viciado.

Para el ciudadano la política se traduce en peleas y en mezquindades, cuando espera la regulación de problemas, que le ofrezcan soluciones, ver una política más madura. Esa es la invitación que damos desde esta humilde tribuna, a que los sectores políticos entiendan, que después de los últimos gobiernos que han sido bastante pasajeros, por diversos motivos, y en un momento país donde se ha estancado el crecimiento, se requiere subir el nivel de la política que se entrega. De otra manera, las consecuencias serán hilarantes y el país va a seguir insatisfecho, quizás se pueda repetir un estallido aún más fuerte, quedan reivindicaciones que no sean han respondido o no se han podido responder hasta el momento y el ciudadano sigue acumulando encono, que tarde o temprano si no hay una política coherente, sin mucho vicio y transparente las situaciones serán mucho o más compleja de lo que estamos viviendo.

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político.

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