viernes, 20 de junio de 2025

La intromisión de otras ideologías en el centro político

 La intromisión de otras ideologías en el centro político

Ya estamos cansados de la intrusión de ideologías ajenas al centro político, sector corrientemente asociado con el conservadurismo, la democracia cristiana (DC), el conservadurismo liberal y el liberalismo conservador. Es que lo peor que le puede pasar a un partido político del centro ideológico, ya sea del centro laico o del centro cristiano, es renunciar a sus postulados ideológicos y adaptarlos por la solidez electoral, a través de acuerdos políticos o por cargos a los vaivenes de la coyuntura.

También, es molesto que el centro político sea contaminado por esas ideologías progresistas, de izquierda o bien de ultra derecha, porque los hace perder identidad, facilita caer en la tentación y el hedonismo de la solución fácil, adaptarlas para actualizarse al plano actual, pero que concluye con perder más de dos o tres millones de votos en las últimas elecciones.

En concordancia, los partidos políticos pueden enmendar sus plataformas electorales, templar sus planes y programas, pero no pueden reemplazar su ideología esencial. Ejemplo de ello es lo que le ha pasado al partido Radical (PR), al partido demócrata cristiano y a otras distintas organizaciones de centro que se han auto engañado modificando su plataforma ideológica central transmutando en algo que no son. Algunos inclusive consintiendo la socialdemocracia, que es un socialismo absolutamente distinto a lo que es el social cristianismo.

Esas influencias muy propias del momento generan problemas o cismas. Ejemplo emblemático lo tenemos con el socialismo comunitario, que representó a la Democracia Cristiana en la época de Radomiro Tomic. Ese movimiento ya era un disimulo o una deformación que se hizo por fines electorales. La visión de la DC en ese entonces buscaba conservar a la izquierda cristiana y el MAPU, ambos subgrupos inconformes con la línea política del partido; y a la vez, evitar que otros grupos difundieran ideas más extremistas al interior de sus filas. De ese modo se eligió o se instruyó una tendencia más de izquierda, la cual provocó diferencias entre Radomiro Tomic y Eduardo Frei Montalva.

De igual manera el Partido Radical tuvo sus cismas, en donde los sectores más cercanos a González Videla y a la mentalidad anticomunista, se separaron a causa de que no querían apoyar a la Unidad Popular (UP), formando la Democracia Radical (DR).

Luego cuando se vuelve a la democracia el PR comienza a contaminarse con sectores que vienen con ideas progresistas, neomarxistas o de este socialismo renovado. Ese cuento se repite con la DC en democracia y ahí literalmente, para los militantes ortodoxos de entre los cuales orgullosamente me encuentro, se pudrió todo.

Sabemos que estos cambios en la esencia de los partidos de centro, partieron como una manera de acomodar su plataforma programática, para terminar promoviendo modificar sus ideologías. No es sólo buscar formas de modernizar la doctrina, sino que hay que modificarla entera, transformarla en otra ocurrencia y jugar este juego

pernicioso de creer en sus propias deformaciones, sus propias quimeras, que se esparcen como un cáncer permanente.

Estos partidos y el centro político se malogran dejándose humillar, como es el caso del PR por casi todos los partidos de Chile en los años tras la concertación, y ahora lo ha hecho la DC para agradar al Frente Amplio (FA).

La DC vive un proceso de desintegración interna, pero a su vez vive un pragmatismo inerte donde solamente desean obtener cargos. En un inicio no entra en este gobierno a causa de que se impuso mantener su dignidad, sin embargo, muchos militantes deseaban lo contrario para asegurar sus trabajos en la administración pública. Así está la lógica en los partidos de la política de centro.

Ahora con la aparición de Amarillos y de Demócratas, descolgándose de la DC por este tipo de comportamiento, acaba con el coqueteo con la derecha. Todos esperábamos que representaran el ideal de centro, manteniendo este espíritu de la otrora plataforma programática demócrata cristiana y la diferencia con la izquierda y la derecha.

Por lo tanto, si es que no hacen esa deferencia y pierden solamente en los pactos parlamentarios, tarde o temprano, el pragmatismo se impondrá y no tendrá sentido que se crean del centro político si es que terminan pactando con la derecha. Se debe volver a la esencia doctrinal del social cristianismo y del centro político, moderación, cambio con sentido, diálogo, etc., y no verse contaminados por los demás.

Cada uno de los militantes de base son realmente los que forman los partidos, son los que mantienen la fe en esos cambios, pero desgraciadamente son los líderes políticos quienes se arreglan los bigotes.

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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