viernes, 11 de julio de 2025

La realidad de la política de centro hoy en día

 La realidad de la política de centro hoy en día

En la actualidad, el centro político se delinea en una progresiva falta de coherencia en el discurso, la ausencia de ordenación, menoscabo de convicciones y el acomodamiento político, trayendo consigo la desconfianza ciudadana y la polarización interna frente a las discrepancias ideológicas que son incognoscibles para el diálogo y el consenso.

El tema aquí es tratar de entender por qué existe esta indolencia, este acomodamiento discursivo, está exagerada necesidad de sobrevivencia de las distintas agrupaciones y sectores políticos que sostenían líneas políticas claras hace muchos años. Esto se ve sobre todo en las familias ideológicas de la “centroizquierda y centroderecha” con sus distintos matices, las cuales se han ido infectando por alianzas con la derecha o con la izquierda, en la retroalimentación con el populismo y en las necesidades coyunturales de la política.

Tristemente como resultado es que se han ido deformando y estallando en sus bases sociales, sus plataformas organizacionales, confundiendo su ideología y su manera de ser, aún más, originando divisiones políticas internas con la pérdida del rumbo, del horizonte político, por una necesidad y una inconsistencia en el discurso.

Técnicamente, como lo han dicho vulgarmente a raíz de esta desidia y a esta falta de convicciones, ser “socialdemócrata” da lo mismo que ser social cristiano y, no son lo mismo. El error equivale a clasificar a los marxistas, los neo marxistas, comunistas, socialdemócratas, todos en un mismo saco y no marcar sus diferencias. Entonces, evidentemente esta situación lleva a que los ciudadanos se confundan, porque estos partidos políticos pese a compartir raíces en el pensamiento de Karl Mark y en su búsqueda de cambios sociales, tienen diferencias significativas en sus objetivos y métodos.

Así mismo, se convierten en una caja de mercancías en donde la rúbrica o simbología es soberana para hacer un adorno pomposo, distintivo y anecdótico. La ideología pasa a tener esta lógica de discurso unilateral, y en donde todos prácticamente hablen de lo mismo y traten de hacer prácticamente lo mismo, el aglutinarse por necesidad o por convicción de alianzas que termina homologando de alguna manera a todos de la misma manera.

A ciencia cierta no todos son iguales, sin embargo, a nadie le conviene separarse del otro para buscar su propia identidad, a causa de que ya la perdió y ya no les conviene. Muchos renunciaron a ella por cargos políticos, por el interés propio, por el acomodamiento, por las necesidades del discurso populista al entrever que pegaba a ciertas mayorías.

Por otro lado, ese plan y esa romanza ya no se toca en los receptores, en los sellos discográficos o en Spotify de una manera más moderna. Ya prácticamente se hace todo a requerimiento. Usted elige su consonancia, el político toca la composición que el pueblo quiere escuchar o zapatear. Pero el problema aquí es que estamos

en una época en que el elector tampoco sabe qué melodía quiere escuchar, más bien, quiere teclear alguna melodía sin saber usar los instrumentos.

Dicho de otra manera, bajo esa misma visión los distintos aspectos demagógicos de la política y la renuncia ideológica para buscar ciertas posiciones que son mucho más cómodas, muchos más fáciles, han ido destruyendo tradiciones, instituciones, partidos, culturas políticas.

Cabe preguntarse, con qué convicción se va a gobernar a futuro con esta descomposición hacia los extremos. Acaso tendremos una réplica del Frente Amplio (FA), o un Republicanos (PRCH) y de todos estos partidos hecho a la medida y a pulso permanentemente. Será que desaparecerán los partidos tradicionales de derecha, así como desaparecieron liberales y conservadores. Desaparecerá el Radicalismo y la Democracia Cristiana (DC) como los partidos de centro. O desaparecerá el Partido Socialista (PS) como el partido tradicional de izquierda.

Mientras, el Partido Comunista (PC) no tiene problemas, como siempre ha invertido a la polarización y con su discurso plenamente identificable busca el caos y la lucha de clases. Al final siempre se va a adaptar y a caer parado.

Finalmente, ante la derrota de Carolina Tohá en las primarias se abre un nuevo debate en los partidos políticos de centro, lo qué harán ante su profunda crisis interna y con sus bases divididas. Los militantes deberán apoyar la candidatura presidencial de Jeannette Jara (PC), y acomodarse a la realidad para sobrevivir, o morir dignamente manteniendo su ideología de base. El país va a tener que prepararse para los duros y nefastos momentos que viviremos, ya podemos estar abriendo una puerta bien amplia al populismo y a sus distintas caras.

Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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