La discapacidad en campaña ¿existe un compromiso?
En este periodo de campañas electorales para presidenciales, esperamos que se toquen los temas de integración y de democracia para con el mundo de la discapacidad como ocurre de forma habitual, destinada únicamente para sus propósitos electorales, tal como dice la banda Virus “somos un Amor descartable”.
Dicho de otra manera, qué es lo que la sociedad quiere ocultar y no quiere resolver. Algo que hemos aprendido quienes llevamos estos zapatos, es que electoralmente la discapacidad toca una realidad dolorosa: la desigualdad en la representación política y social. Aunque todos los seres humanos tienen la misma dignidad y derechos, en la práctica electoral y política, no todos reciben el mismo reconocimiento ni atención.
Frente a esto, es fundamental el avance de la promoción de derechos, la concientización sobre sesgos, el uso de un lenguaje inclusivo y la participación activa de las personas con discapacidad en el diseño de políticas y programas.
Ahora necesitamos saber cuál va a ser la postura de los distintos candidatos más allá de los eslóganes, sino conocer sus propuestas concretas. Entendemos que persiguen ganar a toda costa en esta fase de ofrecimientos, en donde con promesas exageradas e irrealizables empezarán a deberle a cada santo una vela. Serán capaces de cumplirlas luego o veremos lo que empezó a ocurrir en el segundo y tercer año de gobierno de Gabriel Boric, donde feministas y otros sectores que el Frente Amplio (FA) utilizó para ganar la elección reclamaban por el cumplimiento de tales compromisos, los cuales ya no harán, o bien que no estaba interesado por cumplir desde un inicio.
Acá pasa exactamente lo mismo, vemos la misma mecánica que evidencia que no se trata a los problemas de los chilenos con discapacidad con el mismo nivel de interés que quisiéramos: como cubrir la falta de accesibilidad física, la exclusión de servicios de salud y pensión, la discriminación sistémica y la inadecuación de leyes y normativas. La falta de atención a estos detalles evidencia una deuda histórica y una falta de voluntad política para garantizar la plena participación de este grupo marginado en la sociedad.
Por otro lado, los gobiernos han vetado leyes destinadas a proteger los derechos de este colectivo generando su desprotección y angustia, mostrando una falta de empatía a su situación. Cuando se llega aprobar alguna iniciativa de ley, más parece un favor en lugar de la legitimación de un derecho.
La realidad de vivir con condición de discapacidad es que no basta con la atención, no basta con esta falsa integración permanente, se necesitan oportunidades reales, trabajos, protección, evitar el bullying en las escuelas y en los trabajos y para eso se requiere tener una iniciativa parlamentaria, una diligencia política, una prontitud del gobierno. Esas son necesidades que no se pronuncian y que tampoco existen, y claramente no la veremos en los distintos candidatos actuales.
Así mismo, con qué razón u obligación estos más de 2.703.893 millones de chilenos discapacitados (17,6%) irán a votar ese día. Por quién tomarán palco, considerando que ni la izquierda, ni el centro, ni la derecha, ni los extremos muestran señales de compromiso real con nadie. No existen ofertas ni compromisos con la discapacidad, lo que refuerza la idea de que el problema es estructural y no partidista.
En concreto, llevamos más de 40 años de democracia y en esta materia se ha avanzado muy poco. Por el contrario, la tele caridad y la autoflagelación emocional que la jornada de la Teletón entrega es el único mecanismo de visualización existente y si bien es valiente y necesaria para obtener recursos, pone en evidencia como la caridad ha reemplazado las políticas públicas, y como el espectáculo puede ocultar la falta de derechos.
Ahora bien, conocemos como se trata a los discapacitados en los colegios y la manera real de integración que existe en estos espacios de formación. Se conocen muchas historias y convivencias con situaciones totalmente distintas, donde aseguro que el agravio, el rechazo y otro tipo de elementos son mucho más explícitos a lo que el discurso oficial quiere entregar.
Este análisis es una interpelación legítima y urgente. Es un llamado a que la discapacidad deje de ser un tema decorativo en los programas políticos y se convierta en una prioridad real. No es una interpelación vacía, es simplemente cuestionar a los distintos candidatos sobre es el lugar real en que van a poner la discapacidad en sus programas más allá del discurso, porque el discurso final aguanta todo.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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