jueves, 5 de noviembre de 2020

 

Conflictos entre el poder legislativo y el poder judicial

Ciertamente, existen conflictos entre el poder legislativo y el poder judicial por la interpretación de las leyes y por la situación de la pandemia. Más aún, estos problemas son atípicos en situaciones de crisis, en donde los poderes ejercen su control, peso y contrapeso. 

Ya que, manifiestamente el poder legislativo fiscaliza el ejecutivo. El poder judicial fiscaliza que el ejecutivo y el legislativo respeten la constitución; no tomen una determinación sin tomar el parecer a los demás involucrados, respeten el Estado de derecho en esta situación que estamos viviendo en Chile en el último tiempo.

Sobre todo, cuando ya el estado de derecho y la institucionalidad en general han estado en profundos cuestionamientos, a causa de, que ya no tienen la misma validez e indiscutiblemente la tarea del congreso es tratar de reencausar y buscar soluciones políticas al respecto. Más aun, el poder judicial debe buscar que estas soluciones políticas estén de acuerdo en coherencia con esta extinta constitución, que ya, obviamente se cuestiona su legitimidad, no sólo de origen, sino que además se cuestiona su legitimidad práctica.

Decididamente, desde el 18 de octubre en adelante que está sucumbiendo, y no lo mató el estallido social, sino que ha dejado de funcionar de hecho y de facto en muchas cosas. Lo hemos visto con el 10 % y con otros compendios. No podemos decir que todos los parlamentarios que votaron a favor del 10%, que juraron respetar la constitución, opinaron a favor del 10% para votar la constitución.

En otras palabras, no, simplemente es porque se demandaba esa política, ya que obviamente, la constitución no está respondiendo a la severidad del siglo XXI, por lo tanto, cuando sobrevengan estos vacíos constitucionales, estas controversias, manifiestamente quedan a la interpretación de los poderes del Estado y de los juristas. Decididamente, cómo vamos a vivir estas etapas donde hay mucho roces de este tipo, a causa de, que estamos ante una constitución moribunda, que está agonizando, está dejando de funcionar por partes y de la peor manera.

Por lo tanto, en este periodo pre plebiscito y posterior elección de constituyentes; si es que gana el apruebo obviamente, tendrán que tener a todos los juristas especializados en todos los sectores políticos y jurídicos dando su opinión, de cómo establecemos este periodo de transición, para que no sobrevengan estas voces disonantes entre los poderes del Estado y la constitución política que está sucumbiendo, de paso a esta nueva prescripción con un periodo de transición de legitimidad permanente. Obviamente, esto ocurrirá en el escenario que gane el apruebo. Si gana el rechazo es aún más es complicado, ya que, sigue la misma constitución. Aunque, se establezcan reformas, no obstante, esta constitución no da para mucho más modificaciones y no habrá un mecanismo político social legítimo para hacer esas reformas, porque mucha gente va salir a reprochar.

A la sazón, está en una encrucijada. No es política del terror, pero en un análisis realmente franco, directo, y la única salida política para el resurgir del desplome del sistema de facto es con una nueva constitución.

De otra manera, su legitimidad, sus sistemas operativos, y que decir de su mecanismos políticos legales, están dejando de funcionar perceptiblemente, esto no nos va a llevar a una mejor interpretación constitucional de los poderes del estado, estamos mal, lo vivimos el 73 con la constitución del 25, lo estamos viviendo ahora con el de desgaste de la constitución del 80. La historia de alguna manera, con matices diferentes vuelve a repetirse.

 

 Nelson Leiva Lerzundi

Cientista Político

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