Parece ser que la historia es el interés extremo de nuestro presidente, utilizando a los próceres y ex mandatarios para sus discursos, lo cual es francamente agobiante. Él no es docente. Sin embargo, si lograra controlar este vicio no sería tan aterrador, el problema está en que en su afán de acercarse a la ciudadanía utiliza una aparente autenticidad, demagogia o populismo. Esto llega a excesos tales de echarse el protocolo al bolsillo e incluso tomar actitudes folclóricas, que no son rigurosamente auténticas, tales como chistes preparados, improvisaciones, uso de materiales didácticos, etc.
Esto no significa ser tonto grave, ni pesado, sino que dosificarse, tener una actitud normal, no olvidándose nunca de que él es el presidente. Ser como él es, no ser lo que no es.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
No hay comentarios:
Publicar un comentario