domingo, 2 de enero de 2011

EL ACUERDO NACIONAL ¿Y LAS REFORMAS POLÍTICAS CUANDO?

La celebración de esta gran fecha donde los sectores políticos acordaron comenzar el retorno a la democracia después de una dictadura institucionalizada, es un motivo de mucha alegría, por ello se recuerda y se habla de profundizar la democracia que se construye con ideas, como la iniciativa popular y otras que profundicen la institucionalidad.

Pero las reformas electorales y constitucionales poco a poco desaparecen y nos van enquistando en un sistema viejo y torpe. Para “darle vigor al sistema político y a la democracia”, no sólo se necesita mayor participación como se espera, sino que se necesita educación política, competitividad, pluralismo, partidos organizados, gente honesta y calificada, etc., lo que claramente no tenemos, ya que las reformas políticas se patean a diario para adelante, no cumpliéndose, dejándonos una vez más con las manos vacías y con una expectativa que pasa a ser una clara desilusión.

Pero nos olvidamos que  toda reforma no solo tiene que ser estructural, ni de masetero, sino que debe incluir reformas políticas profundas que el país pide a gritos, como una nueva Constitución, un sistema electoral democrático participativo, leyes claras y pluralismo, con financiamientos igualitarios, con información y participación ciudadana, potenciamiento a la labor del Servel y del registro civil, con participación de los medios e instituciones del Estado, con la digitalización del proceso electoral, con el voto electrónico, con la participación de los chilenos en el exterior , más otros elementos como reformas en los números de escaños, incorporar los plebiscitos como herramienta útil en distintas materias etc., lo que en el fondo nos permita validar y dar mayor credibilidad al sistema y por consiguiente mayor participación y convivencia política.

Esto seria el inicio de cambios en los vicios de nuestra cultura política, tratando de generar ciudadanos y electores concientes y vigilantes, por consiguiente una democracia sana y joven con la capacidad de reaccionar a los cambios, creándolos en todos los agentes políticos, para tener partidos modernos, que respondan a necesidades renovadas y efectivas.

 No obstante, la tarea no es fácil y requiere de muchos sacrificios y consensos, los que debemos trabajar día a día, preguntándonos qué tipo de sistema político queremos, qué sociedad y cultura política deseamos, cómo iremos resolviendo las distintas tareas que se vienen, no todas son fáciles de resolver en tiempos cortos, pero son muchas y  muy necesarias para una sanidad social y la legitimidad política.

Sin embargo, la gran deuda que se arrastra desde la formación de este hito histórico es la concreción de las reformas políticas, debemos tener claro que las buenas intenciones mencionadas requieren una alta voluntad que aquí y apoyado por el paso de los años nos atrevemos a cuestionar, ya que las evidencias del egoísmo en la participación política nos demuestra que sin ésta , los cambios necesarios no sirve para una democracia sana y abierta, sólo con los cambios mencionados se muestran voluntades reales de madurez política, pluralismo y participación.


Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político

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