Para el mundial de Sudráfica, los hinchas del fútbol, el deporte rey, quisieron colgar a Carcuro, Solavarrieta, al director de TVN y al jefe de programación, producto de la decisión de no pasar todos los partidos del mundial en directo, solo dar compactos, como consecuencia de la reventa de sus derechos exclusivos, y todo sin avisar al público. Algo que es grave, pero ya normal en la estructura televisiva actual.
Es en este punto, donde lo futbolístico y televisivo se unen para marcar como el peor mundial que TVN ha transmitido, al espectáculo exhibido. El peor que este escritor haya presenciado. Donde TVN estuvo dispuesto a olvidar a los chilenos, especialmente a los hinchas duros, más fanáticos, por un dinero fácil. Lo que se entiende claramente en la lógica de un TVN como empresa que debe ser rentable en los negocios, pero se olvidaron de algo.
Como hincha del fútbol, se espera que la transmisión del mundial continuara con los trabajos realizados años atrás, y no en convenio con otro canal. Las promociones, que se mantuvieron durante meses en pantalla, daban a entender que así sería, aunque al final todo cambió. Sin embargo, se debió informar claro y mucho antes de como sería la forma de transmitir este torneo, algo que no ocurrió por más que se diga lo contrario, ya que nunca se le explicó al televidente la real situación a la que se enfrentaba.
A raíz de esto, muchos reclaman lo que sin duda es una publicidad engañosa. Siempre se expresó que se “pasaría íntegramente todo el mundial”. Sin embargo, TVN justo empieza a probar señales digítales en algunos sectores del país que privilegia, dejando al resto, como se dice vulgarmente, “mirando para el techo y sin mayor explicación”. Lo que sumado a la hegemonía del canal de televisión satelital por sobre la televisión abierta, las trasmisiones, aquellas realizadas en diferido casi como burla al público, demuestran el poco interés por la ciudadanía que sólo son instrumentos del mercado.
Por ello se puede decir que TVN no sólo engaño al público descaradamente, si no que se aprovechó de este. Creó un público de primera y segunda categoría, olvidándose del público masivo a quienes deben llegar. La TV digital no es, o más bien, no debiera servir como experimento en eventos masivos de alto interés, ya que el perjuicio al televidente al que quieren llegar no sólo es indudable, sino que hasta cierto punto premeditado. Los criterios empresariales han primado sin ninguna duda en esta relación.
Pues bien, ¿Qué pito toca acá la política? Es una buena pregunta, y muy fácil de explicar. TVN es un canal público, o sea, pertenece a todos los chilenos. Las platas son del estado y las entregamos de algún modo los contribuyentes, teniendo por lo tanto, una responsabilidad social basado en el famoso principio de: INFORMAR, EDUCAR Y ENTRETENER. Principio que de a poco se olvida, retirándose lentamente a los cuarteles de invierno, y la clase política no reacciona.
Actualmente este canal es una empresa del estado, con autonomía, libre para tomar sus propias decisiones. Por un lado es positivo, para que no se utilice como medio de promoción del gobierno de turno. Sin embargo, esto se desvirtúa cuando los cambios que esta empresa hace van en busca del mercado en forma brutal, sin tomar encuenta a los consumidores de su producto.
Hoy fue el mundial, a futuro, puede ser cualquier otra cosa o tema de interés público. Como por ejemplo, no trasmitir las noticias diarias o pasarlas en diferido. Aunque, sin duda sea un ejemplo improbable, es una manera de exponer que estas decisiones no deben ser arbitrarias, y que este canal debe tener cierto control. Como ahora estos señores hacen y pasan lo que quieren, sin tomar en cuenta a la ciudadanía, es válido consignar la pregunta ¿cuál es el rol del canal público?, ¿es necesario su existencia?
El rol de la televisión pública es primordialmente informar, educar y entretener, ¿Lo hacen? En verdad se ve interés en lograrlo, pero en la crisis de la televisión actual, se ve enfrentada a la encrucijada si ser netamente comercial o cumplir el rol que se le da por ley.
En este panorama cuestiono el rol de TVN, no en el aspecto que es una empresa y que tiene que ganar algo, sino en el que debe decidir si esa va hacer su principal función o además va a buscar compatibilizarlo con el interés publico, de modo que sea de forma clara y beneficiosa para todos. Si lo que se expone como segunda opción es la posición real del canal, entonces el interés, el actuar en la sociedad y en las políticas publicas será relevante, y esta cadena televisiva no sólo será necesario en el papel, si no que también en la realidad. Pero, en el caso de que el actual rol público sea el de educar y generar ingresos, su real rol se ve difícil de cumplir. Más bien, se convierte en un ideal inalcanzable, con un fin desdibujado en el quehacer diario, que no lo distingue de los demás medios.
Ahora, si el rol del canal público no es claro, es válido cuestionarnos, ¿Para qué existe?
Algunos asumen que es un descriterio pensarlo, ya que este medio es necesario para cumplir un rol social. Aunque, de cuál rol social hablamos. Hasta ahora no existe claridad, porque la cercanía de las personas con los medios de comunicación es real y desigualdad. Las radios e Internet llevan la delantera en cuanto la cercanía, mientras que la televisión lo logra de manera difusa, y el canal que tiene mayor responsabilidad, teniendo redes y repetidoras en todo el país, no hace mayor diferencia.
Además, uno de los principios esenciales para que exista la televisión pública, es evitar los monopolios en los medios. Sin embargo, TVN no trabaja como tal, y tampoco como un medio privado. No asume la responsabilidad pública que se le da, y actúa como un medio de comunicación más, pero con el apoyo y las ventajas del sostén estatal. Si lo vemos como un canal privado, cae en una competencia desleal que no beneficia, ni siquiera al televidente.
Lo que nos lleva a determinar que, en estas condiciones, su existencia es discutible e innecesaria, y que sin ningún problema puede convertirse en un canal privado, mas cumpliendo el mismo rol que efectúa hasta hoy.
En consecuencia, la clase política ante esto se ha hecho literalmente la lesa y elude el tema, o ni siquiera lo reconoce, convirtiendo a TVN en un iceberg flotante, con destino y misión aparente, pero sin identidad clara. Produce televisión, tanto para los chilenos, cuando puede, como para el mercado a diario. Como resultado, se han pagando costos altos, como la pérdida de la difusión de los deportes, y en materias culturales, la pérdida de la exhibición de los premios Altazor.
Se ha traicionado a los chilenos, al humilde público del fútbol que esperabamos cada cuatro años gozar junto a ellos de un mundial. Sólo me queda decir, con mucho respeto y resignación, “Señor perdónalos, porque no saben lo que hacen, o más bien, lo que hicieron”.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista político