lunes, 16 de mayo de 2011

LA HUELGA MAPUCHE ¿Quieren que se mueran?

En la araucania, este problema milenario de reivindicaciones de tierras al pueblo Mapuche se mantiene latente, pero ahora además de ese conflicto que parece no tener solución aparente, le agregamos el deseo de estas comunidades a que no se les aplique la ley antiterrorista, tras detenerlos en sus acciones reivindicatorias, su gran mayoría en forma violenta, por diversas organizaciones, entre ellas la CAM.

En este escenario, y para impedir que se les aplique esta medida, muchos detenidos mapuches llevan más de un mes en huelga de hambre seca, lo que trae dificultades para su salud, e incluso riesgo vital. Este suceso tiene a todo el país expectante, e incluso la clase política,  mientras que el presidente tilda la acción de ilegitima, llama a deponerla y  que se abra al diálogo.

Mientras tanto la salud de estas personas empeora, parlamentarios se unen a ellos legitimando su proceder, la iglesia media para buscar que las partes lleguen a un acuerdo, se salven las vidas y se solucionen las dificultades.

Al describir este panorama, sólo podemos decir, que como ya es sabido, es casi imposible  obedecer a las reivindicaciones de tierras, ya que está en juego la integridad territorial del estado y su seguridad, un acuerdo entre las partes no puede terminar con este conflicto.

Por otro lado, el constante trato como si fueran terroristas, o más bien, el trato que realiza la ley anti terrorista contra los personeros mapuche, es una de las causas más controversiales del conflicto, el cual tiene fácil solución, la tolerancia señores, nada más, ni nada menos. Por un lado, se debe acabar con la continua postergación de estas étnias, darles mayores oportunidades; mientras que por el otro lado, estas deben dejar la vía violenta, negociar, lograr acuerdos, ya que la violencia nunca les ha permitido lograr nada. Así como tampoco la autoflagelación, donde solo obtienen lástima y aprovechamientos políticos, de una u otra parte. Los mapuches deben urgentemente cambiar su estrategia.

El Presidente  tilda este movimiento de ilegitimo. ¿Qué extraño?, ya que esto depende, según lo que cada uno entiende por legitimo. A modo personal, entiendo este concepto como tener necesidades, o ciertas reivindicaciones justas, en lo moral y en lo legal. Quizás en lo legal, como hemos visto, no corresponden estas medidas de fuerza llevadas a cabo, pero en lo moral, son adecuadísimas, porque nos obligan a reconocer una realidad que queremos esconder, el racismo y la xenofobia intrínseca en Chile. Por este motivo, a estas personas no les queda otra que dárselas de terroristas, actuar como delincuentes que quieren impunidad, mientra que a su vez, pretenden que no se les trate como tales. En el fondo, por esta ignorancia y desidia nacional no sabemos distinguir entre reivindicaciones legitimas y los medios ilegítimos. Cuando estos individuos no son tomados en cuenta, esta diferencia es muy tenue.

Por lo tanto, sus deseos y reivindicaciones, Señor Presidente, no son ilegitimas, son necesarias. Hay que enfrentarlas, esta reivindicación moral debe empezar dándoles un lugar adecuado en la sociedad chilena y extirpar la cultura de la violencia de una vez por todas, la cual nos daña a todos.

También ellos deben entender que la ley que regula las conductas ilegítimas, como la violencia, es para todos igual. Que la violencia de guerrilla terrorista, no es el camino más indicado para lograr sus objetivos. Si quieren leyes especiales, se pueden hacer. Para dar inicio a esto, hay que buscar la voluntad política y no el aprovechamiento político, por qué acaso el costo de la posible muerte de sus hermanos no es un costo alto. A caso años de cultura, no merecen respeto.

Son puntos para reflexionar, y que nos hace pensar si es válida la muerte de un compatriota para solucionar los problemas. O si a los gobiernos hay que presionarlos para que den respuestas satisfactorias. Pareciese que hay que esperar cien o más años para tratar con igualdad y libertad a todos los ciudadanos. Es más ¿dónde está la fraternidad? La hermandad entre personas ya es un valor perdido, manoseado, que no tiene espacio en la sociedad y en la política moderna, o es que para ser escuchados legítimamente debemos entregar nuestra vida, mientras otros se aprovechan y deciden por nosotros egoístamente con edictos romanos sin destino.

En fin, el problema es más de fondo, va más allá de tierras o de leyes aplicadas, justas e injustas, es cuestionar la sociedad en que queremos vivir, como respetamos la diferencia, como nos hacemos respetar unos a otros y no haciéndole daño a otro ¿O hay que esperar que se muera alguien?, Dios quiera que no y que este conflicto sea el comienzo para entenderlo.



Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político

No hay comentarios:

Publicar un comentario