Durante estas semanas, en nuestro país, el parlamento por petición de algunos de sus miembros quiere enviar una delegación para fiscalizar, o más bien observar las elecciones parlamentarias de ese país donde la oposición se juega la opción de frenar la revolución bolivariana de Hugo Chavez, dar una mayor participación a la oposición y a las voces disidentes, tomando en cuenta las diferencias con distintos gobiernos y organizaciones que han visto su independencia menoscabada, sumado esto último al populismo institucionalizado y al descontento de algunas partes de la sociedad de Venezuela, genera que esta elección sea crucial para el futuro.
La visita de observadores que quiere realizar el parlamento chileno es más que un control democrático, sino el símbolo del cambio, representada por la izquierda y derecha chilenas que unidas en su gran mayoría, por supuesto con matices de por medio, no están de acuerdo con el perfil populista y casi dictatorial del gobierno de Venezuela, entendiendo por cierto que la derecha chilena de a poco ha aprendido su lección, busca los perfiles democráticos dentro de su realidad limitada y con su proceso de madurez incompleto a diferencia de las centro derechas de Europa y tomando en cuenta el boom social demócrata que es la izquierda dietética y no la gorda marxista de antaño, generan que estos experimentos populistas se aventuren y triunfen, ya que las deformaciones de estas corrientes han permitido la aparición de estos nuevos lideres que luchan contra el sistema imperante a la fuerza, sometiendo a cambios radicales a un pueblo y a un sistema político completo.
Pero aquí lo que se busca es más que evitar un fraude, conservar la disidencia y buscar la democracia, sino que es un gesto de solidaridad política y social, ya que por una parte se busca que el pueblo venezolano se pueda expresarse libremente, dar a conocer el descontento opositor mejor organizado por los medios, por ende, el ir a observar permitiría un cese en la persecución de los opositores y sus medios de comunicación, un primer paso para un respeto a las diferencias del régimen y un afianzamiento democrático, el cual no es entendido así por el manda más de Venezuela ya que reclama una intervención en su soberanía.
El otro punto de la posible apoyo a mandar observadores del parlamento consiste en ayudar a los partidos de derecha, centro e izquierda de ese país que se ven afectados por la realidad política que viven actualmente como el COPEI de la internacional demócrata cristiana, los sociales demócratas de la internacional socialista, etc., es un símbolo de apoyo al abuso político del que han sido victimas y que los partidos chilenos lo tienen muy claro, es por ello el cuestionamiento del actuar de la revolución bolivariana.
Sin duda no podemos dejar de analizar que la instalación de Chavez no fue casual y que correspondió a un tiempo de corrupción y ineficacia del sistema político en Venezuela que llego a ser incontrolable, lo que quito legitimidad al sistema político de ese país y a sus partidos lo que llevo al actual presidente a suplir las necesidades que estos no podían cumplir a pesar de sus antecedentes previos golpistas que parecieron no importar, es por esto que este personaje se siente con la fuerza necesaria y legitimidad para enfrentar a todo tipo de autoridades y como un mecenas político casi incontrolable que ocupa el populismo para su manutención en el poder barriendo opositores, pero con miedo por ello las amenazas a la idea de nuestro parlamento a la posible rearticulación opositora.
Sin duda el parlamento quiere situar a Chile internacionalmente y buscar ayuda política y social para este país, fortalecer la hermandad de los partidos políticos chilenos, ¿pero vale la pena introducirse en este conflicto?
Es realmente discutible pero si Chile quiere un posicionamiento de su política internacional y demostrar una imagen democrática, es por cierto el camino más difícil. Sin duda acá primó la solidaridad y hermandad política la cual es más fuerte, pero sin duda la democracia en ese país esta sitiada, pide ayuda a gritos y los organismos internacionales que no funcionan pareciera no importarles realmente.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
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