sábado, 30 de abril de 2022
viernes, 29 de abril de 2022
Los cambios que la constituyente quiere introducir al poder judicial
Los cambios que la constituyente quiere introducir al poder judicial
Nuestra actual Constitución de la República, escrita en 1980 y reformada el 2005, posee artículos claves que le dan la fortaleza a nuestro sistema jurídico existente, a saber: Poder judicial, Ministerio Público y el Tribunal Constitucional, sobre las cuales la Convención Constitucional pretende hacer reformas si se consiguen los votos necesarios.
Qué duda cabe, este es un tema que ha causado polémicas en el ambiente político chileno al aprobarse la indicación que establece la remoción de jueces por un Consejo de Justicia y la disminución de edad establecida de 75 a 70 años para que estos cesen en sus cargos. Sobre todo, se pretende reemplazar la figura de nuestra máxima autoridad del ministerio público, el Fiscal Nacional, por la de un Consejo Superior del Ministerio Público, colegiado y paritario. A eso se suma la creación de un sistema judicial para los pueblos originarios que coexista con el sistema judicial común, y el remplazo del Poder Judicial y a su Corporación Administrativa por un consejo de la justicia.
Por esta misma razón, el Presidente de la Corte Suprema Juan Eduardo Fuentes expresó su preocupación al Presidente Boric por el futuro del Poder Judicial ante estas próximas modificaciones. En otras palabras, el pleno de la corte Suprema elaboró un documento con sus reflexiones en el caso del eventual Consejo Nacional de Justicia, donde les parece primordial que sea constituido en su mayor parte por jueces. En cuanto al principio de inamovilidad, destacan que esta medida atentaría directamente contra la seguridad jurídica además que la misma está integrada en la regulación de la función jurisdiccional que determina la independencia de las juezas y jueces.
Está bien que se hagan modificaciones a un sistema, como el poder judicial, pero siempre en el ámbito político, no obstante en lo judicial estos cambios no pueden ser tan radicales porque se sabe que este poder tiene una serie de valores determinados que le deben dar transparencia en sus decisiones, tales como: Éticamente: Proba e Integra; Objetivamente: Independiente; Subjetivamente: Imparcial; Funcionalmente: Autónoma; Socialmente: Responsable, entre otros. Y sin suda, este poder tiene una dinámica y unos tiempos distintos que deben ser respetados.
Entonces, no se puede atentar contra la seguridad jurídica. No se puede atentar contra un sistema que funciona y que hace muy poco hizo una reforma exitosa, o por lo menos medianamente. Es evidente que obtener justicia siempre tiene sus dificultades puesto que siempre los mecanismos de poder influyen en decisiones. Por el contrario, esto va a ocurrir en cualquier sistema, sin poder ser alterado en su momento por las posturas que presenten los constituyentes, que por más allá de la búsqueda del bien común mediante, los sistemas tienden a dirigirse según sus funcionamientos naturales.
Ante esta realidad sólo se puede hacer lo sobresaliente puesto que todos sabemos, acá en Chile por una cuestión cultural, algunos tienen mayor acceso de justicia que otros, principalmente por tener acceso a mayores recursos para mejor representación legal.
Sin embargo, la constituyente no debería estructurar cambios para que se remuevan a los jueces, para que se creen dos cortes supremas y una justicia indígena. Si no hay reglas claras y muy establecidas que sometan a la Corte Suprema estas iniciativas, esto va a generar vacíos y conflictos de competencia entre los distintos tribunales que al final van hacer impracticable el proceso. Si queremos una reforma de la justicia dentro de la constitución, como ha sido la tónica, esta tendría que discutirse con todos los actores políticos directamente involucrados y manteniendo los compromisos, más aun manteniendo las instituciones.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista
viernes, 22 de abril de 2022
jueves, 21 de abril de 2022
La pesada carga de la Convención
La pesada carga de la Convención
Es noticia como la Convención ya está dando forma a la nueva Constitución con la aprobación al pleno de diversas propuestas, por sobre todo marcando gran controversia con las que rigen el marco político. Ante estas, es fundamental marcar una línea de raciocinio entre sensatez política y cordura jurídica al interior de los miembros de la constituyente a la hora de aprobar dichos artículos.
Evidentemente debido a las luchas internas y a las propuestas extremas de un grupo de constituyentes, van a acabar complicándose las representaciones, o bien, dificultando el avance de estas. Sin embargo, como he constantemente mencionado, las posturas a seguir deben ser realistas, prácticas y consensuadas, que de otro modo generarán fricciones en diversos ámbitos políticos.
Tales como las decisiones de estos grupos radicales de la constituyente que han conseguido los votos necesarios para obtener la mayoría de aprobación al artículo más controversial de la asamblea, terminar con el bicameralismo y al actual Senado. Como argumento esbozan que esta cámara es la principal causa de estancamiento de las leyes y de la representación popular, pretendiendo de esta manera terminar con 200 años de funcionamiento para sustituirlo por una nueva Cámara de regiones.
Estas tensiones afectan a la ya sacudida estructura política, y por sobre todo al gobierno actual. Así el gran desafío que tendrá de ahora en adelante el actual Presidente Gabriel Boric será tomar posturas. Llamará a aprobar la nueva constitución, aún si esta contiene artículos controversiales para la mayoría de los conciudadanos; o a rechazarla con franqueza, sin rodeos. O más bien, será que se mantendrá neutro, sabiendo que las encuestas de opinión publicadas recientemente muestran que la ciudadanía en su mayoría ha perdido la fe en el proceso, a raíz de las rencillas internas y las propuestas radicales de algunos de los constituyentes.
En el presente el presidente se declara preocupado por el sondeo de opinión y expresa que se modifique lo que haya que modificar para llegar hasta el escrito final, el cual debe ser votado obligatoriamente el próximo 4 de septiembre.
Por su parte, algunos partidos políticos acusan que las últimas propuestas cambian profundamente el soporte legislativo vigente, denunciando abiertamente que algunas de las normas que se han elaborado han sido propuestas sin la mayoría de los miembros constitucionales, causando un distanciamiento. Esto significa que a raíz del resultado de la votación que se obtuvo para aprobar o rechazar esta nueva constitución - por los distintos partidos políticos convocados – pueden dejar de mantener la misma posición, quizás puedan variar de acuerdo al resultado que acontezca.
Esto claramente es algo que se está asomando por la cabeza de sus líderes políticos al percatarse de lo que está sucediendo, por como se está trabajando y al tono con que se está llevando la construcción de la nueva Constitución al interior de la Convención Constitucional. Al momento hay dudas y vacilaciones que no pueden ser ignoradas, que nos estamos farreando el punto de encuentro.
No es que la convención este haciendo todo mal, puesto que ya existen algunos artículos beneficiosos para el colectivo. Solo sabemos lo que se quiere mostrar en los medios, así como ciertos cuestionamientos de individuos de mala práctica que desean desprestigiarla, no hay que ser inocentes.
Pero qué duda cabe, ¡Se han tomado malas decisiones! Más aún, hay una mayoría de constituyentes que desconocen mucho de los aspectos técnicos, políticos y jurídicos necesarios. Esto era muy posible que ocurriera cuando el sistema se abriera a los individuos que no provienen del mundo político, pero se demandaba una responsabilidad de estas personas por una asesoría de la cual ya no tuvieron.
Para terminar, el panorama cada vez se ve más
oscuro y con ello el resultado del plebiscito cada vez más inconstante. Lo que
buscábamos con el “yo apruebo la nueva constitución” no ha generado lo que
todos esperábamos, nuevos consentimientos, transversalidad, unir a nuestra
sociedad. Hasta el momento, seguimos divididos, y la crisis política que
origino este proceso, profundizándose.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político.
sábado, 16 de abril de 2022
viernes, 15 de abril de 2022
El poder constituyente
El poder constituyente
Al presente, el propósito de los convencionales constituyentes es reemplazar la Constitución Política de Chile promulgada en 1980 durante la dictadura militar. Para ejercer este cambio se convocó a elecciones que dieron con los convencionales escogidos para la tarea.
Según la jerga jurídica, el poder constituyente lo tienen los ciudadanos. Entonces, el ejercicio de una asamblea constituyente es determinar que el poder vuelva a los ciudadanos, sean estos independientes, partidos políticos, de los pueblos originarios, etc., mediante la construcción del nuevo pacto social, del nuevo contrato, de la nueva forma de Estado.
Por lo tanto, los constituyentes son representantes elegidos directamente por el pueblo soberano para elaborar, sancionar y organizar la constitución o ley fundamental u organización política. Como lo estableció Rousseau en el contrato social, se debe ceder parte de nuestro consentimiento para crear la voluntad general y fijar las nuevas reglas del juego. Y allí radica la importancia de los 155 miembros, así como también la responsabilidad que esta representación conlleva.
Es por esta razón, que los elegidos como nuestros representantes constituyentes deben aceptar el compromiso de mantenerse abiertos al diálogo en todos los temas para poder llegar a los acuerdos. Aunque este diálogo debe concretarse dentro del plazo estipulado, con procedimientos y límites claro. Nunca extender la convención a una discusión interminable.
Se precisa buscar avenencias y para que estas colaboraciones triunfen, se tiene que establecer una conversación franca y flexible. No pueden haber constituyentes desiguales tratando de imponer cada uno su posición y dejar de negociar lo que es más importante para los semejantes. En otras palabras, cada constituyente debe ceder por un bien común con el fin de obtener el mejor de los acuerdos.
Además, para mantener el enlace primordial con el poder soberano, la ciudadanía, se debe ir mostrando periódicamente los avances, las ideas y los acuerdos concretos.
Por otro lado, los valores de la nueva constitución deben estar amparados en principios y valores que pueden ser diversos y a la vez fundamentales, cada uno de acuerdo a la crianza, a las ideas políticas, a los criterios particulares que tienen cada representante. Pero sin duda, algunos de estos valores fundamentales, primordiales a mi juicio, fueron pauteados en las protestas de octubre: la dignidad, la democracia, los derechos y la integración.
Finalmente, a pesar de que un Estado tiene que ser democrático debe dar participación y escuchar a todos los ciudadanos, reconocer principios que quizás no estén. Ahí entramos a lo que son los derechos, generar nuevas imparcialidades, obligaciones, un nuevo ciudadano, diferentes status, resolver nuevos problemas. Esos derechos tienen que enfocar a la dignidad de las personas, buscar el bien común, hacer el contrato social el justo medio, la voluntad general, el acuerdo primordial para que una sociedad tengan principios y cimientos democráticos profundos y coherentes, tal como establecían Rousseau y otros teóricos.
Entre tanto, quiero incluir el concepto de integración dentro de los requisitos para esta nueva carta, puesto que integración es incluir a todos como sociedad. Reconocernos entre nosotros, agregar a las personas en situación de calle, a los que menos tienen, a los sin voz tanto como a los ya representados. Pero también, restituir la vida política como propiamente corresponde, puesto que la ciudadanía entiende y cree que la vida política es un conjunto de personas que zanganean al Estado, sin reconocerle el valor de servicio público que tiene, dado a que los políticos han cometido errores, así como la concurrencia los ha dejado ser libres, sin ningún control. Entonces, tenemos que recuperar e integrar todos esos valores dentro de esta nueva constitución para que este proceso sea eficiente, coherente y origine buenos resultados.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 9 de abril de 2022
viernes, 8 de abril de 2022
jueves, 7 de abril de 2022
Chile desentonado
Chile desentonado
Sin duda, es lo que estamos divisando en el horizonte, un Chile que está discrepando, desentonándose. La clase política y la sociedad no están procediendo con los tiempos, a causa de que no existen cambios y los grados mínimos de tolerancia de los unos con los otros. Estamos viviendo un proceso en el que perdemos la empatía con los demás, haciéndonos perder la paciencia.
Hay personas que no escuchan, que son ajenos, que quieren hacer sus cosas a su pinta, sobrepasando a otros y no se dan cuenta de sus actos. Hay terceros que sacan sus propios cálculos en sus distintas materias. Cada uno defiende su feudo, pontificándose con ideas que ni siquiera ellos mismos logran creer y se ubican en las organizaciones políticas y sociales de participación ciudadana, no por ideas ideológicas, si no por intereses propios. Y ese es el reflejo de actual Chile, el Chile que está sacado de contexto.
Esta es una verdad que existe a luz pública y hay que decirlas con todas sus letras, porque se perciben como normales en toda la clase política. El sistema político está estancado, sacado de foco, de contexto, y no somos capaces de entender ni ver la realidad porque la negamos constantemente. Aquí no se salvan ni moros ni cristianos y evidentemente eso es lo que explica el por qué triunfa la lista del pueblo. Fue una victoria contra la empatía.
Estos, a pesar de su quiebre como grupo y su reordenamiento, no han sido capaces de cumplir con sus expectativas iniciales, existiendo serios problemas de gobernabilidad al interior de sus miembros, coexistiendo allí una mayoría circunstancial que quiere avasallar a los otros sectores políticos e imponer sus propios criterios. Impiden la participación del resto y con ello, obviamente no son capaces de asumir la responsabilidad que tienen como mayoría, para conducir el proceso legítimo de la convención.
Es decir, llega este grupo independiente a conquistar la convención constituyente, y llega a comportarse de la misma manera que los grupos políticos existentes: intolerante, sectaristas. Demostrándonos que la violencia en el fondo, llega a institucionalizarse, y cuando institucionalizamos la rabia significa que algo está mal.
Evidentemente, dirán muchos la política funciona así y no hay forma de hacerla distinta. Pero por el contario, tal realidad no significa que estemos de acuerdo o en desacuerdo con el comportamiento o las conductas y las formas de ser de algunos o de otros, porque esto hay que denunciarlo si está ocurriendo permanentemente.
Por otro lado, concibo la siguiente provocación a modo de reflexión ¿por qué la política tiene que ser así?, ¿por qué el mundo tiene que ser cómo es? Está bien si aceptemos la realidad como es, aceptemos esta realidad que nos toca vivir, pero esto no significa que la realidad no pueda cambiar.
Ciertamente lo que pasa en el mundo de la política, como en el resto de la vida en sociedad, es que hay muchas personas que están en un grado de determinismo absoluto, prefieren no cambiar nada y aceptan la intolerancia. Aunque no les gusten la cosas reclaman por cambios, y en el proceso finalmente tampoco aportan mucho para que ello suceda. Luego los abusos e intolerancia se mantienen, permaneciendo tanto en la política como en el resto del mundo, replicando este círculo vicioso. Al final llegamos a lo mismo.
A pesar de todo, yo aliento a toda la clase política, a la ciudadanía y a la Convención Constitucional a activar la tolerancia y los cambios. No estoy arengando a generar desorden, sino como ese millar de conciudadanos que marcharon pacíficamente por la plaza de la dignidad pidiendo luchar por cambios. Las transformaciones son posibles, atrévanse a ejecutarlo, aunque no para intereses particulares, privados, para el cálculo, sino un cambio global para mejorar nuestra sociedad y es lo que hace falta en el mundo actual.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 2 de abril de 2022
Las minorías y los derechos civiles
Las minorías y los derechos civiles
Aunque existen minorías y minorías, constan de aquellas que son más importantes que otras, como diría George Orwell en aquella epopeya contra los autoritarismos. El resultado ocurre sin duda, porque si las minorías se constituyen obtienen voz, si son activistas tienen dicho, de lo contrario no son. Ejemplo de ellos, los grupos feministas se organizan, generan protestas, tienen legitimidad y se les toma en cuenta, en cambio a los niños no se les toma mucho en cuenta porque no pueden movilizase, por lo tanto, están ausentes de muchas políticas públicas y si no están, quedan al arbitrio de los adultos.
Eso está bien, los niños no pueden tomar decisiones, son niños. Sin embargo, en un Estado democrático debería buscarse un mecanismo en el cual a ellos se les consulte qué criterios o qué cosas de interés les gustaría que se tomaran en cuenta, en forma indirecta obviamente, porque comprensiblemente no pueden tener representación política.
Por otra parte, la discapacidad es una minoría que existe, pero que a pesar de que hay grupos organizados y hay instituciones que existen, como la Teletón y otras, estas solamente se quedan en la caridad, no en la integración, ni en la verdadera solidaridad. Entre tanto, permanecen en las franjas por esto de incluir a las organizaciones de la sociedad civil, pueden aparecer en el discurso y por primera vez en la televisión dan sus opiniones, decir lo que piensan, pero en políticas públicas no existen, no hay igualdad de trabajo, consonancia salarial e igualdad de oportunidades.
Entonces, así como las mujeres han ganado mucho terreno, hay otros grupos que también han logrado mucho como las minorías sexuales, estas las han obtenido de alguna manera por culpa del sistema, no a causa de ellos mismos, convirtiéndose en una minoría privilegiada. Mientras que esas otras minorías y grupos que no tienen expresión ya sea porque por su dificultad de movilidad, discapacidad o por su diferente modo de ver el mismo problema, por falta de organización, o cualquier otro motivo, son los que no consiguen politizar sus dificultades.
Pues bien, esa es la gran deuda y repitiendo lo que decía George Orwell en la granja de los animales, siempre hay unos más iguales que otros, siempre hay minorías más importantes que otros. La desigualdad se sigue practicando, se sigue diseminando, más aun, existen grupo minoritarios privilegiados que además tampoco tienen mucha solidaridad con los otros.
Quién sabe, tal vez este sea el momento para atrevernos a construir un nuevo país, un pacto social, una sociedad con un enfoque distinto, fijando principios básicos en esta nueva constitución para todos. Un acuerdo entre todos y entender que el país necesita que integremos y tomemos en cuenta a todos los que son y los que no están, en otras palabras, conceptos primordiales de que deberían incorporarse en la futura carta magna ligados básicamente en cuatro pilares preponderantes:
Primer concepto, dignidad. Hacer razonar que todos los chilenos y chilenas que vivimos en nuestra patria tenemos que tener el mismo trato, las mismas oportunidades y los mismos espacios para poder desarrollarnos en democracia.
Segundo concepto, instituciones y organizaciones políticas, sociales e intermedias validadas. Es decir, trascendental donde podamos tener participación, reconocimiento ciudadano, en el que se pueda disentir y abrir al diálogo. Así mismo, la constitución debe colocar derechos de múltiples aspectos: sociales, económicos, para equilibrar la balanza, para los que no tienen y para los que no tienen muchas oportunidades.
Tercer concepto, debe ser integrativa, debe unificar e incorporar a todas los hombres, mujeres, niños, clases sociales, minorías personas con discapacidad, más aún, conferir un reconocimiento a todas las representaciones distintas de nuestra sociedad y que no están formando parte de la discusión y entender que la política en sí misma, es una manera de generar reglas, de vivir en comunidad, dar estabilidad y tranquilidad a los ciudadanos.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político