sábado, 27 de mayo de 2023
viernes, 26 de mayo de 2023
jueves, 25 de mayo de 2023
Agrupaciones políticas de una noche de verano
Agrupaciones
políticas de una noche de verano
Las agrupaciones políticas son grupos de ciudadanos asociados por un vínculo permanente, poseyendo una carta orgánica que establece sus normativas internas, en conformidad con el método democrático y conservando una ideología que les permite perseguir fines en común. Son estas las que compiten por cargos públicos para influir en la dirección del Estado, entre otras cosas.
Sin embargo, hay veces que no sabemos si estas van a sustentarse en el tiempo. Esto ocurre cuando surgen para operatividades políticas particulares, personalistas o ideologías muy nuevas, usualmente formadas por uno o más disidentes políticos que se van de un partido, bien de manera voluntaria al dejar de reconocer la legitimidad de la autoridad a la cual debían sometimiento, o involuntariamente por ser expulsado por la misma al no cumplir con los reglamentos establecidos.
Y sobre estas agrupaciones operativas en particular, es un hecho que muchas han desaparecido en el tiempo, mientras que otras están transitando ese camino hasta que se establezcan como partidos tradicionales. En la actualidad, las nuevas agrupaciones pecan de estar desdichadamente sustentadas por el populismo y sus prácticas, las que finalmente afectan a todo el sistema político.
El Frente Amplio (FA) es la naciente y ostensible agrupación política que llega al gobierno con el populismo. Está conformado de partidos o de proto partidos creados como una alternativa al bipartidismo chileno, sin estar organizados o más bien muy poco estructurados. Y al poco andar, obviamente han demostrado que son de poca seriedad política y de controvertible solvencia ideológica, evidenciado por su ambigüedad y ambivalencia en la aplicación y en la proposición de su administración.
Los Demócratas es un partido instrumental en formación formado por los disidentes de la DC (Democracia Cristiana) que emigran al no ser escuchados internamente y acuerdan marcharse. Por el contrario al FA y su populismo, generan una alternativa que refieren ser de centro y centro derecha, aunque se han acabado mezclando con ex partidarios del partido radical (PR) y del partido por la democracia (PPD) para consolidarse. Al combinarse de esa manera empiezan a contaminar una idea que parecía una alternativa de centro nueva, con mucho futuro si se solventaba bien, solo que al momento parece ser un proyecto de personas con iguales aspiraciones presidenciales.
Republicanos es otro partido creado por ex disidentes políticos, en este caso la UDI (Unión Demócrata Independiente) sumados a independientes, definidos como un partido de extrema derecha, ultraconservador, populista y autoritario. En otras palabras, se trata de unir la extrema derecha, lo que era el pinochetismo, la derecha más dura. Su fundador y principal líder, José Antonio Kast, no parece tener un proyecto nacional de fondo y que al igual que el FA ocupan la confrontación y el arrebato, el populismo como componente para hacer política.
Finalmente, tenemos al PDG (Partido De la Gente), un partido político caracterizado como de centro derecha a derecha populista, liderado por el economista Franco Parisi, el papito corazón de la política. Un partido puntualizado como un agárralo todo, bastante personalista, porque prevalece en su doctrina la figura y el pensamiento de su líder. Siguiendo esta línea, igual se han sumado otros disidentes populistas de otros sectores, como del FA, con aspiraciones personales para hacer su exposición, usando esta nueva plataforma para sus fines. Evidentemente, lo que busca el PDG es utilizar el concepto de pueblo y gente para capitalizar el apoyo político, es decir, defender la ideas conquistables y populistas que al público le interesa, lo que desea escuchar, pero evidentemente no traerá nada positivo ya que da soluciones fáciles a problemas mucho más complejos.
En definitiva, a todos nos corresponde evaluar de estos partidos,
y de cualquier agrupación que surja, si su discurso populista sobrelleva
oportunidades, si son una herramienta oportuna para el cambio político y de las
necesidades de la nación o sin realmente son peligrosos para la democracia. Sin
lugar a dudas, como ciudadanos debemos detectar a tiempo estos síntomas,
comprobando la seriedad de su discurso y trabajo. Cuando sea así pasarán a ser
parte de los partidos respetables, pero por el momento son humo y demagogia,
que durarán lo que el sueño de sus intereses le permitan.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista
Político
sábado, 20 de mayo de 2023
viernes, 19 de mayo de 2023
lunes, 15 de mayo de 2023
La seguridad nacional no es represión
La seguridad
nacional no es represión
Hay
que hacer notar que la seguridad nacional se centra en la determinación de la conveniente
estabilidad y predictibilidad para proteger la libertad, los derechos y el
bienestar de los ciudadanos, así como también sus implicaciones internacionales.
Al mismo tiempo, los objetivos de la seguridad nacional incluyen la
delincuencia común, el terrorismo, las mafias, fenómenos sociales, etc.
Dicho
esto, la seguridad ciudadana no es represión, sino que son un conjunto de
condiciones y medidas preventivas para la tranquilidad de la comunidad, porque
son cooperaciones necesarias para poder vivir y prosperar en paz. Al mismo
tiempo, para ello hay que tener en cuenta ciertos argumentos o memorandos que son
fundamentales al respecto.
Primordialmente a considerar es que la seguridad es anticipación. Esta debe ser capaz de predecir y anticiparse a las actitudes, sitios o comportamientos que se asuman sospechosos para impedir que se cometan delitos asociados, o bien impedir que se generen focos de delincuencia, drogas, otros. Para conseguirlo el Estado debería adelantarse con trabajos sociales o iniciativas sobre la población.
Seguidamente, es de mucha importancia una estrategia exhaustiva y multifacética para controlar la delincuencia, como mantener un sistema preventivo de investigación y de control de la violencia, la impunidad, la proliferación de armas ilegales, la migración, tráfico de drogas. Mejor dicho, se debe conocer con antelación los distintos hechos y sucesos que ocurren en las distintas ciudades del país para tratar de dar una respuesta profunda y exhaustiva a esa dificultad.
Luego, una estructura de inteligencia de carácter técnico y especializado, establecidos para recabar y procesar la información necesaria para producir inteligencia, como la ANI, y que al mismo tiempo mantenga un banco de datos centralizado en asuntos de su propia competencia. Es relevante tomar en cuenta siempre el marco de los derechos humanos y no practicarlo como un terrorismo de Estado, ni para perseguir a enemigos políticos. Debe ser estrictamente para ayudar a la policía a combatir la delincuencia como elemento clave.
Lo siguiente a considerar es la interacción social. Un Estado tiene que generar una interacción que permita que se puedan enfrentar bastantes problemas sociales a través de un desarrollo e integración de sectores, los cuales se sientan fuera de la sociedad o que de frente estén marginados de la misma, aquellos sectores vulnerables y susceptibles a ser contenidos por el mundo de delincuencia de la droga, etc. Para eso se requiere un compromiso político y una inversión estatal, aumentando el Estado para recuperar terreno donde se ha perdido su presencia.
A eso, se debe fortalecer los grupos intermedios tales como junta de vecinos, asociaciones donde la gente pueda expresarse y pueda llevar a cabo actividades, de este modo se le va ganando terreno a la delincuencia. Se va dando espacio a la juventud y celebrando voz y participación que siempre es necesaria.
Por último, esto engloba toda la integración y sus asociaciones. El Estado no solo debe buscar una integración permanente de todos los sectores y de todos sus ciudadanos, sino que debe asegurarse que tal integración sea pareja, que todos se sientan parte del ecosistema social, para evitar resentimientos que den cabida a una semilla que la delincuencia aproveche para armarse.
Por tanto, la represión como consecuencia de la seguridad, tiene que existir solo como instrumento del poderío del gobierno frente a la sociedad movilizada frente a conductas antisociales o constitutivas de delitos, sobre todo cuando la delincuencia o el orden en público son afectados. Siempre respetando los necesarios derechos de todos.
Al mismo
tiempo, reconocer que no puede haber orden público si la represión no existiese
como algo eminentemente coercitivo, como dice el principio del derecho y la
ley. Por eso la ley es eminentemente coactiva, si no se cumple te puede caer
una pena punitiva o que el Estado ejerza el derecho a guardar el orden. Y este
control del orden debe existir paralelamente a otras iniciativas preventivas,
necesarias para mejorar el orden social, principal baluarte contra la violencia
de la delincuencia.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político
sábado, 13 de mayo de 2023
viernes, 12 de mayo de 2023
jueves, 11 de mayo de 2023
La caja de resonancia de los matinales
La caja de resonancia de los matinales
Nadie puede desconocer que la mayoría de los medios de comunicación tienen una preponderancia sobre el espectador, ni mucho menos discutir sobre el lugar y la importancia de los matinales en esta materia, quienes compiten diariamente por mantener la línea editorial con mayor influencia.
En esta dinámica, dichos programas deben mantener cierta coherencia lucrativa, recurrir a prácticas efectivas a la vez que reactivas, justificando muchas veces sus acciones profesionalmente, todo para asegurar la realización del programa. Al final, sus contenidos se acomodan como caja de resonancia a las situaciones que son convenientes para la sintonía, o bien, por las situaciones recurrentes que sobreviva el país en ese instante.
Dicho esto, antes el 18 de octubre del 2019, previo al estallido social y sus focos de protestas, disturbios, saqueos y violencia desbandada, en las pantallas de televisión se veía una línea editorial basada en temas banales. Muchos televisores, que se mantenían apagados, por la contingencia se prendieron aumentando la sintonía, transformando los matinales en programas de conversación y debate, a favor del pueblo, de la ciudadanía y de las reivindicaciones sociales. Se les empieza a dar cabida a voces que ellos conjeturaban representaban a la gente, dejando como consecuencia a muchos rostros sin trabajo, porque encarnaban lo frívolo de la sociedad, todo lo contrario a la cultura que se impugnaba en las marchas, no contribuían al nuevo modelo de matinal. En otras palabras, los matinales se acomodaron a la realidad del momento. Ahora ellos también entendían lo que querían los ciudadanos, ya que Chile había cambiado, Chile había despertado.
No obstante, con el cambio de gobierno emprende la delincuencia, el poder ejecutivo inicia su espectáculo de equivocaciones enfocándose en otras materias mientras la agenda pública se torna hacia la inseguridad. El nuevo discurso ciudadano exige implementación de medidas de control, a mostrar la nueva realidad. Ya no es hora de acometer a carabineros, de criticarlos por cometer abusos a los derechos humanos y de no controlar la delincuencia, por el contrario es tiempo de defenderlos. Pasamos de criticar a los sectores económicos, la inflación, las denunciar de abusos y mostrar las protestas, a la crisis de la emigración y la delincuencia.
Por consiguiente, cabe reflexionar sobre a quiénes representan los medios en conformidad y los matinales como su mayor difusor. Al respecto, técnicamente no representan a nadie, porque el acontecer político público en el país les sirve a todos para vender información. Es más, tienen una postura para cada ocasión, para cuando el gobierno goza del apoyo de la ciudadanía y otra con el público en contra. Los medios estarán a favor y a la vez estarán en contra de la seguridad, a su vez estarán a favor o en contra de las medidas según lo que convenga. Todo lo necesario para mantener audiencia.
También es cierto, que parece ser que quienes consumen estos medios, un grupo no menor de conciudadanos, adolecen de claros valores y principios. Estos buscan la noticia a causa de la contingencia que venden, con sus exposiciones y relatos. Prenden televisores, suben la sintonía y se colocan en una posición congruente con relativismo y amarillismo absoluto de la prensa. Si es que ellos se ven influenciados o buscan ese contenido no lo sabemos, solo que potencian más a matinales y similares para seguir moviéndose en esa línea.
A diferencia de los partidos políticos los medios si son amarillos,
porque no tienen una línea política fija, se acomodan a lo que les adecúa para
vender lo que les interesa. Es labor de los ciudadanos substraer lo que no sea
de provecho, no creer en los discursos al pie de la letra, porque no sabemos si
en un mes más habrá otra transformación que amerite un nuevo discurso.
Es un hecho, que el país se transfiguró y demanda una mayor
oportunidad con una perspectiva más impulsada a lo moralista, a una vida más
crítica y también un pensamiento más crítico. Esa es una realidad que tienen
que asumir los matinales, porque si no, jamás van a relacionarse adecuadamente con
los habitantes.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político
sábado, 6 de mayo de 2023
viernes, 5 de mayo de 2023
Los deberes y los derechos humanos de los ciudadanos
Los deberes
y los derechos humanos de los ciudadanos
Chile tiene una historia con los derechos humanos. Desde el conocimiento público de las actividades perpetuadas por la dictadura militar sobre ciudadanos del país, que la línea de cada gobierno posterior ha sido proteger y defender esta materia. Siguiendo con esta tradición, el actual presidente se ha vuelto representante de los mismos, en un momento donde se discute los límites que deben establecerse por las fuerzas públicas para frenar una ola de delincuencia, post el estallido social, que es sinónimo de la trasgresión y abuso.
El tema es que el ejercicio de los Derechos Humanos de cada persona necesariamente debe coexistir y respetar los derechos de las demás personas. Por consiguiente, una limitación al ejercicio de los derechos de la persona nace del respeto y reconocimiento de los derechos de cada uno de los otros miembros de la comunidad.
Esto se establece en el artículo N° 29 de la Declaración Universal, donde toda persona tiene deberes para con la comunidad y reconoce, además, limitaciones en el ejercicio de los derechos que emanan de la ley, que establece la regulación de los derechos de unos y otros. Satisfacer las justas exigencias de la moral, el orden público y el bienestar general en una sociedad democrática.
Sin embargo, más allá de la ley que rige el comportamiento, el fundamento de los derechos humanos son transcendentales, es decir, se deben respetar a toda costa. Tanto el gobierno y las organizaciones estatales deben honrarlos para todos, del que protesta, del dueño del negocio, de los policías, de los ciudadanos, del estudiante, de los políticos, de la sociedad en su conjunto. Y ninguno puede justificar una violación sistemática o no, sea del tipo que sea.
Tampoco hay que confundir el concepto de protesta con desorden público o con un proceso de proto desobediencia civil, las dimensiones cambian. Esta confusión invita a atentar contra los principios propuestos, porque el que quiere marchar pacíficamente tiene derecho a politizar sus problemas, mientras el que pretende hacerlo violentamente no tiene el derecho porque atenta contra la libertad de otros. Al final la limitación están de acuerdo al respeto de los demás. Justamente el ejercicio de los derechos humanos está acotado por el cumplimiento de estas normas.
Por otro lado, recuerdo que había un grito en la época del gobierno militar en donde los activistas políticos de oposición salían a marchar y gritaban “a la calle los mirones”, puesto que alguna concurrencia solamente contemplaba y no se sumaba a la marcha, no protestaba contra el régimen. Quizás muchos de ellos no estaban de acuerdo, pero ese gentío también tenía su derecho a disentir. Allí nace cierta superioridad moral de los que salen a protestar, a hacer activismo político.
Hay que reconocer que el activista sale voluntariamente porque así lo desea, pero acaba utilizando como excusa la lucha por otros, de nacer con alguna aureola de santidad y representación para criticar al resto, de impugnarlos. Desgraciadamente aquí no existe eso, sólo hay determinaciones valóricas propias. Quienes quieren inmiscuirse tienen derecho a salir a protestar y a dar una opinión política, así como los que no, tienen el mismo derecho de no presentarse. El problema, es que al parecer esta conducta se ha vuelto el símbolo epítome de la intolerancia que dicen ellos combatir, pero también hay que tenerlo cuenta porque es parte de violar ciertos derechos.
En general, así como se condenó el abuso de los derechos humanos de la dictadura, condenamos el abuso de los derechos humanos del gobierno cuando existe el abuso de la autoridad policial. Del mismo modo, tenemos que condenar aquellos que ocupan el derecho a la protesta para politizar problemas para conseguir sus objetivos políticos, y en su defecto, no respetar los derechos de quienes no quieren participar y ven como destrozan sus bienes, sus iglesias, sus medios de transporte y muchos otros recursos que les atañe.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político