La elección del fútbol profesional ha dado mucho que hablar por lo reñida que fue y su resultado bastante inesperado, sin duda, todos jamás nos imaginamos que el actual presidente de esta institución iba a verse enfrentado a este escenario, que nos hace ver y tomar posiciones según varias aristas.
Como hinchas de este deporte presenciamos uno de los más patéticos espectáculos donde los nuevos y antiguos grupos de poder desempolvaron las antiguas prácticas que parecían olvidadas en este fútbol moderno, además ver a personajes como Miguel Nazur y otros que en la dirigencia deportiva no dejaron un grato recuerdo, nos hizo retroceder muchos años, reviviendo los vicios del pasado que se estaban superando. Ahora se corren el riesgo de volver a ellos y ahí nos preguntamos ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué un país futbolístico debe dejar un proceso por disputas dirigenciales? Es claro que el entrenador se va por decisión propia, pero ante la presión dirigencial, la disputa interna y la altanería de la lista de Segovia ¿Qué más podía hacer? La respuesta es simple: nada. No tenía mucho margen de acción porque si se quedaba y al no ser del agrado de Segovia acabaría por irse igual tarde o temprano.
Todos tenemos claro que el fútbol es un negocio además de un deporte y en el último tiempo esto es lo que más prima, pero es lamentable que por el poder y el dinero los dirigentes estén dispuestos a cualquier cosa, y esto no es sólo por Bielsa y el presidente de la ANFP, sino que ha sido la conducta de siempre de la dirigencia chilena, este quien este al mando. Es un vicio que no se les ha quitado “el monito baila a su ritmo, sino no baila” y como los clubes grandes tienen el poder del dinero y los hinchas no le importan, hacen lo que quieren. Se lo hicieron a Bielsa, Salah, Santibáñez y Acosta, y a sus respectivos presidentes, no entienden que la selección y el campeonato son un sólo producto que va más allá de la plata.
Después del desahogo del hincha, el análisis de este tema desde el punto de vista político es más complejo, ya que muchos parlamentarios de oposición insinuaron que hubo intervención del gobierno, incluso un parlamentario de gobierno que coincidió en el diagnóstico acusó, disculpando al presidente, en que quizás habían funcionarios menores involucrados.
Como se sabe esto habría ocurrido para ayudar a la oposición del actual presidente del fútbol en respuesta a su actitud independiente y libre de presiones; tal vez por su cercanía a la ex presidenta Bachelet, mal interpretada por cierto que se debe más a la ayuda de esta en la modernización de recintos deportivos que a una simpatía política; o quizás por el incidente ya sabido por todos, la actitud de Bielsa al no saludar a Piñera el día que fueron congratulados en la moneda.
En el saludo en cuestión, Bielsa dio la mano, pero no con la efusividad que se deseaba. Entendiendo que el ex director técnico nacional dejó muy en claro que para él no había nada que celebrar y que su asistencia sólo fue gracias a que su jefe aceptó la invitación, queda cuestionarse si acaso el presidente quería carnaval y ser el centro de atención razón por la cual se ofendió. Por la trascendencia del problema queda claro que así fue, aunque el mito fue destruido porque existió un saludo, y está comprobado en las imágenes.
Lo que ocurre es que para algunos el ego es insaciable. Este hecho en particular, más lo otros factores comentados, fueron los causantes, según algunos, de llamados y acuerdos entre el subsecretario de deportes y algunas otras autoridades para impedir que Harold ganara. Sin embargo, no hay pruebas de ello, sólo lo dicho por algunos senadores, diputados y comentaristas deportivos, lo que trae sin duda reacciones en lo político. El gobierno le baja el perfil, sale a decir majaderamente que no tiene nada que ver. La oposición pregona que investigara, politiza el tema hasta el cansancio, aumentando la disputas políticas y echándole bencina a la ANFP que está muy lejos de la solución del problema, inhabilitando al ganador por negocios incompatibles y no tener la nacionalidad, extendiendo la teleserie todavía más.
No se puede asegurar si hay intervención política, pero si somos suspicaces podemos sospechar ciertas cosas: ¿por qué majaderamente el gobierno insiste que no interfirió casi de manera histérica? Se supone que si uno tiene la conciencia tranquila no se siente tocado, ni agraviado, ni amenaza con querellas ya que es inocente.
La vocera tiene una amplia participación, no sólo por dar las disculpas del gobierno, sino que sin duda es la autora con otros de la estrategia defensiva. Si llegara a ser verdad lo calumniado, sin duda, es una de las artífices. Ella está preparada para pensar eso y mucho más, por eso llama la atención su fuerte intervención en el tema, con tal protagonismo como el subsecretario de deportes; quien se ha hecho el desentendido en el tema.
¿Por qué no toda la prensa especializada se ha pronunciado y sólo la prensa política?
Estas y otras preguntas han ayudado a crear un manto de duda y a ver que las posibles operaciones políticas pueden parecer naturales, si están bien hechas, o demasiado burdas si se hace la promesa de un estadio el mismo día de la votación a los que apoyan a Segovia. Una grave coincidencia.
Lo que queda claro es que el poder en todas sus formas determina los tiempos políticos y genera dudas en todo tipo de acciones, donde el que tiene el poder puede librarse de los escollos que lo abruman e imponer sus términos con claridad, haciendo lo que estima conveniente. Pero sea verdad o no, el sistema político reaccionó ante el hecho con rapidez, organizando y articulando a la oposición y zamarreándola de una larga siesta, para luego ver como se protege, cubre y sobre reacciona el gobierno dejando su imagen actual de eficiencia y capacidad de gestión que creó en duda, por esta posible conspiración maquiavélica de políticos sin escrúpulos.
Esto denigra aún más a la política, se pruebe o no, ya la imagen quedó. La prensa la sembró, la oposición la regó y el gobierno al darle importancia la cosechó, dejando claro junto con los miembros de la ANFP que hacer las cosas a la chilena es y seguirá siendo lo mismo: la mediocridad, la mentira y el engaño, el actuar típico nuestro y que sólo en ese accidente lamentable de la mina San José se hizo lo contrario, lo que se debía hacer, ya que seguimos con los mismos lamentables vicios de siempre.
Nelson Leiva Bustamante
Cientista Político
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