La despedida vicepresidenta de la Junji , salió de su cargo no
precisamente por las desvinculaciones que el Estado esta llevando a cabo, sino
por el contrario, fue despedida por un conjunto de declaraciones muy desafortunadas,
algunas muy ciertas y otras erróneas, pero en su mayoría fuera del contexto de
sus atribuciones como directora de un
servicio público. Sus comentarios originaron desde un contexto político que las
autoridades la tuvieran bajo la lupa ante otro error, es por ello que la última
de sus graciosas declaraciones, donde califica de reguleque su sueldo de más de
tres millones de pesos, no sólo acabó con su carrera política, también la dejó sin
trabajo y de paso la instala en el debate, ¿los
cargos de confianza del gobierno en el servicio público y los de alta dirección
que existen hoy en día, entran a este servicio por servir a su país o
simplemente quieren dinero, como decían los Prisioneros?
Es difícil generalizar, pero en su gran mayoría están en el servicio público, por intereses políticos y monetarios. Son en
frases o palabras como estas donde se refleja la calidad de las autoridades que
tenemos, que sólo buscan enriquecerse en el aparato público y abusar de su
condición de casi inamovibles, causando más problemas que solucionándolos, discriminando y atendiendo por lo general mal al público, lo que deja de manifiesto que por su eficiencia por sus servicios sus altos sueldos están exagerados y muy
lejos de lo que merecen. Por cierto, que no todos los funcionarios públicos están
comportándose del mismo modo y hay muchos que se ganan su dinero honesta y eficientemente, pero sus jefes
¿Pueden decir lo mismo?
La pregunta está en cada conciencia y en el
actuar de cada uno, es lo que vemos como ciudadanos día a día, juzgue Ud.
Ahora, si vemos la respuesta de la
representante de los funcionarios de la Junji que calificó que “Si el sueldo de la directora es reguleque, el de los funcionarios es
miserable”. Podemos ver en esta aseveración el toque de ironía y la realidad
correspondiente, ya que muchos funcionarios ganan trecientos mil pesos o menos
y que son muy diferentes a los tres millones, aunque sumado a los problemas que
enfrentan es bien poco. Demuestra no sólo insensibilidad, sino que una
total falta de tino y consideración los dichos de Ximena Ossandón.
Por conclusión, esto nos indica que los intereses
individuales están primando por sobre los intereses país y que algunas autoridades
políticas están pensando más en su bolsillo que en la nación, ninguna novedad ahora ni en el pasado. Entonces
¿dónde están los cambios?, no sólo los políticos, sino que los técnicos
en cada servicio, los trabajadores no hacen bien su pega y los jefes actúan, opinan
e intervienen en materias que no les competen como fueron el conjunto de
declaraciones emitidas por Ossandón, coronadas por esta última, que deja la lección
política de no meter la cuchara donde no los mandan. No han habido cambios respecto a los gobiernos anteriores, como se prometió tan encarecidamente.
Esta lección que Ximena Ossandón recibió,
quedando además abandonada por su partido, nos deja claro que antes de hablar y
actuar en política se debe cuidar el lugar, el tiempo político y el tino social, de lo contrario queda uno o él que lo diga
como un angurriento desubicado y esas formas, los gobiernos y el Estado no los aceptan
de ningún modo; o no Ximena.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista político
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