sábado, 10 de diciembre de 2011

Jacqueline Van Rysselberghe la hace de nuevo.

La Jacqueline se salvó por el momento, pero  el espectáculo sigue. 

Las salidas de madres en política se han convertido en una majadería cargosa y casi intrínseca al quehacer  político, y en este caso en particular, el querer solucionar los problemas de una región como la del Bio-Bio,  producidos por el último terremoto, con una salida rápida y con carril propio para ayudar a la ciudadanía, transgrediendo la ley, al presidente y a los procedimientos. Pero ¿Dónde se equivocó? Se equivocó al no pedir permiso para el carril, por arrancarse con los tarros y descolocar a toda una región y a un gobierno. Prácticamente se mandaba sola. 


Para ello no encontró nada mejor que solicitarle a las distintas juntas de vecinos y ciudadanos que alterarán los datos de los daños producidos en sus viviendas por el terremoto y así poder obtener la ayuda gubernamental (que quedó en evidencia en las grabaciones). Con esto no sólo se desobedece al presidente y a la política central, sino que se demuestra la falta de conducción política de los gobernantes. 

Todo esto derivó en polémicas y presiones para que renunciara, teniendo encima una acusación constitucional que casi se la come y que finalmente le causó su renuncia con force, demostrando otra vez, que la UDI tiene al presidente entre la espada y la pared, hecho que demoró la renuncia ya que los costos políticos buscados eran los mínimos. Alejado de eso, las tensiones y desconfianzas nuevamente afloraron y la guerrilla se desató sin piedad donde el gigante gremialista aplastó a un aliado, que es el partido del presidente, puesto que su fragilidad no le permite apoyarlo ni darle la fuerza necesaria para decir que no  debido a su nulo resto político. 

En este panorama la intendenta se marcha porque le pidieron la renuncia, pero como su partido es grande y poderoso tendrá nuevos roles y tareas. Además estará muy feliz ya que cumplió el sueño del pibe, hizo lo que quiso en el Bío Bío y el gobierno no tuvo la fuerza ni las ganas para controlarla, ni para vigilarla. A esto se le suma una nueva polémica por contratos y gastos dudosos en el municipio de Concepción donde esta dama también hizo lo que quiso. Al parecer, se había vuelto un verdadero caballo desbocado y sin control. 

En el otro lado, la oposición buscó ganar una acusación constitucional cuya intención era conseguir que la intendenta dejara su cargo por no cumplir con la ley y los procedimientos al falsear la información entregada.   Sin embargo, su salida  anticipada la deja sin efecto y la intendenta se ve forzada a asumir los costos de su negligencia. Por un lado, esta renuncia es un triunfo parcial al superar el posible juicio político, ya que este era necesario para anular la posible carrera senatorial de la ex intendenta y que terminó con renuncias y pequeños conflictos en la oposición; mientras que, la oposición gana un triunfo político para desestabilizar y mostrar la debilidad de la ingeniería del gobierno. 

¿Qué se puede aprender de esta crisis? Lo primero, es que el uso de los recursos y políticas públicas no sólo deben incluir y hacer pensando en la ciudadanía, sino que también deben ser trasparentes, sin mentiras ni engaños. Entre dejo, los beneficiados pueden verse perjudicados a largo plazo por políticas públicas ineficaces, porque las buenas intenciones para evitarse la burocracia generalmente traen más problemas y más burocracia, terminando sin solucionar nada. 

Luego debemos entender que para fiscalizar no sólo se requiere actuar, sino que a veces vasta con la amenaza. Así se logra desestabilizar al gobierno, una coalición unida con el engrudo del poder, pero sin criterios ni principios. A pesar de ello, si a este se le hace oposición se requiere de orden, rapidez y criterios de fiscalización claros que aún no vemos con refulgencia, aunque puede que este triunfo parcial sirva para ello. 

Además, se debe entender que los personalismos ni los líderes naturales deben estar por sobre los gobiernos, y al parecer esta es la tónica actual, ya que  la intendenta era más que toda su gestión política una figura potente de su partido, a nivel local y nacional. El mismo presidente muestra una imagen personalista más fuerte de lo que es en conjunto de su gobierno, dejando a las instituciones dependientes de él y no al revés, lo que es delicado. 

Finalmente, podemos establecer que esta primera crisis netamente política del gobierno terminó aparentemente bien. Aunque este espejismo es engañoso, la salida tardía de la intendenta demostró el poder que tiene la UDI sobre el gobierno, sacando a su gremialista del juego cuando ellos quisieron y no cuando se debía. El presidente, debió darle una salida digna a la pinta de la UDI producto de la protección política de la que la ex intendenta goza y salvándola de la persecución de RN, quienes querían su cabeza, dispuestos a guillotinarla para que no llegue al senado. De este modo, queda en evidencia el problema real de este matrimonio por conveniencia - que esta cerca de los tribunales de la familia y con mucha violencia de por medio - donde hay un partido que es violentado y abusado, con el presidente como la cabeza que conserva esta unión, esperando por lo mismo que estos actos no ocurran de nuevo, pero sienten que no tienen el poder para conseguirlo. 

Tras este impasse quedó un forado y un daño que no solucionaran a largo plazo, que además le permitió a la oposición demostrar esa falencia, sacar más ventajas, apagando con bencina el conflicto, dejando además, que nuestro sistema político esta acéfalo, con un gobierno desordenado en conflictos internos, sin rumbo claro y una oposición en vías de ordenarse, todavía con problemas. O sea, un desorden de roles y en un vacío de poder. Como diría, Shakira  “el sistema esta ciego, sordo y mudo y la Jacqueline tubo la gentileza de mostrarlo”.

Desde ya se lo agradecemos mucho.



Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político

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