sábado, 28 de diciembre de 2024
viernes, 27 de diciembre de 2024
La conmemoración del quinto año del estallido social
La conmemoración del quinto año del estallido social
Ese proceso social que conmocionó a toda la ciudadanía con revueltas, saqueos e incendios. Ese proceso que demandaba cambios profundos en el sistema, sin lugar a dudas sigue presente, esperando soluciones que parecen resistirse a concretarse.
Ahora el proceso se recuerda con intensidad, con la energía de una revolución que no llegó a suceder. Sin embargo, falta objetividad para analizarlo, porque en ese estallido social hay una complexión inadecuada donde cada uno ve lo que quiere ver.
Para algunos, lo vivido tras el 11 de octubre del 2018 fue simplemente una insurrección; para otros, como reivindicaciones sociales no satisfechas por 30 o más años que se despresurizan, provocando el descontento ciudadano. Y para los más suspicaces, son intervenciones de ciertos sectores políticos que aprovecharon el momento y lo ocuparon para su propio beneficio.
La realidad nos indica que es una combinación de estos factores, partiendo con los extremistas que se quieren aprovechar de todo descontento social para hacer una insurrección armada o social contra el sistema. Aquellos son los anarquistas que quieren ver arder el mundo, están en contra del orden establecido.
Por otro lado, hay quienes no estaban de acuerdo ideológicamente con el gobierno de Sebastián Piñera, pretendieron usar de alguna forma este suceso para hacerle un gallito y de por medio hacer un golpe blando. Igualmente, esos sectores políticos opositores se aprovecharon, instrumentalizando las marchas, reclamos y demás fenómenos para sacar un buen provecho político. Al presente, vemos que les dieron buenos frutos, aunque no son mayoría.
Eso sí, principalmente el estallido fue un descontento generalizado que ocurre en toda sociedad cuando existe un estancamiento y problemas sociales durante muchísimo tiempo, cuando no surgen los acuerdos de la clase política para dar soluciones, y las que se realizan se hacen a medias o son muchas promesas incumplidas de por medio, que van sumando más presión hasta que explota.
Por lo tanto, el estallido es una combinación de esos factores, los cuales conjugaron en su misma medida en la que todo el aspecto social, toda la sociedad y todos los actores políticos que intervinieron de una u otra manera. No obstante, ya han pasado 5 años desde entonces y no vemos que las promesas hechas se hayan cumplido. Seguimos siendo un país dividido.
Esa es la herencia final del 18 y 19 de octubre, una primogenitura irreparable a las cuales hay que imputar a los sectores políticos que la provocaron. A la derecha que no supo interpretar las tensiones sociales y la desconexión con la realidad existente del país; a la izquierda por dilucidar que el estallido era un rechazo al neoliberalismo resucitando viejos fantasma de proyectos antiguos, y justificando de cierta manera los acontecimientos violentos; y al centro, por no luchar por intentar unificar y saber moderar en tiempos de extremos.
Los acuerdos de la clase política para apaciguar las aguas agitadas concuerdan en el proyecto constitucional, una oportunidad que fue perdida porque todas las partes quisieron imponer sus visiones parciales sin considerar la perspectiva país, transformándose en un profundo rechazo a la propuesta constitucional. Aun así, tuvimos una segunda oportunidad para reemplazar la constitución actual, por medio de mecanismos democráticos, que de igual manera naufragaron en el océano del egoísmo. Una nueva propuesta es una quimera que tendrá que seguir esperando una nueva oportunidad.
Es un hecho que no tenemos nada que celebrar y menos conmemorar. El estallido y sus consecuencias son un fracaso de nuestra vida institucional. Tras de sí quedaron muertos y heridos, incendios, saqueos. Herencia que el sistema político nos legó con sus consecuencias. Y por muy alto que haya sido el fracaso, no vemos una autocrítica en la derecha, en el centro, en el Frente Amplio, en la izquierda tradicional, en ningún sector político.
Para terminar, los líderes políticos deben pensar en el bien país, deben reflexionar no solamente cuando están en el gobierno, sino que se debe pensar cuando se está en la oposición, se debe pensar en el bien común, en la estabilidad. Preocuparse no sólo cuando conviene. Ese es el gran pecado de esta generación política. Aun así, debemos tener fe en que aprenderán, o de otro modo, seguiremos metidos en el desastre.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 21 de diciembre de 2024
viernes, 20 de diciembre de 2024
jueves, 19 de diciembre de 2024
El debido proceso
El debido proceso
Ya no estamos en ninguna clase de absolutismo. Ante una acusación legal se supone que prima el Estado de derecho y el peso de las pruebas determinará si se es culpable o inocente. Esta es una garantía del Estado. Sin embargo, al parecer en los casos de denuncias de abusos a mujeres, ese principio no se está respetando.
Estamos de acuerdo que ante acusaciones de abuso se proteja a las víctimas, con la respectiva anuencia de creer el testimonio, sin prejuzgar y menos re victimizar. Además de no dar ninguna concesión ni beneficio a los posibles victimarios, salvo los del debido proceso.
Porque es evidente que todo aquel que sea imputado, o sea, toda persona a que se le atribuya participación en un delito y que esté en etapa de investigación judicial, tiene derechos a defensa en juicio y a la presunción de su inocencia. En otras palabras, el acusado es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Pero públicamente, con los últimos casos de violación, entre ellos el ex ministro Monsalve y el ex futbolista Jorge Valdivia, desde que han sido denunciados por sus víctimas hemos percibido que ya son considerados culpables públicamente mucho antes que la justicia así lo determine. Medios de todo tipo ajustician solo por ser acusados.
Aclaremos, proteger a las afectadas es un acto necesario, que no se desautorice su testimonio ni menos que se les deshonre en el proceso. En eso estamos plenamente de acuerdo, en virtud que en los derechos humanos se aplica el mismo concepto; reconocer y proteger la dignidad de todos los seres humanos.
No obstante, se aprecia un dejo de malas intenciones de algunos sectores, incluyendo al gobierno que se ve directamente perjudicado. Perfectamente se puede congeniar una acusación con un proceso judicial, ya que para eso están los estudios judiciales. Quienes manejan derecho entienden que una cosa no quita la otra, que se pueda respetar el debido proceso mientras se investiga.
En consecuencia, he aquí la reflexión. En virtud de generar un juicio público a quienes son imputados por estos delitos aberrantes, a modo de funa o escarmiento, luego todos los consideran culpables de antemano, se les abandona y hasta se los deja sin crédito para subsistir. Tal como en el caso de Cristian Campos, que es acusado de violación después de un largo periodo tiempo. Ahora prácticamente no tiene empleo, no tiene cómo sostenerse, y con esta acción está siendo discriminado por un delito que no se ha demostrado.
¿Qué pasa si el tipo es inocente? Si es culpable y se confirma el delito, tendrá una muerte civil y social que está bien que la obtenga. Pero si es inocente, no solamente al individuo no se le cumplió o no tuvo derecho al debido proceso, sino que fue desacreditado y condenado como culpable por un juicio social. Su reputación fue ennegrecida, su familia ya fue quebrantada, quizás perdió nexos, perdió credibilidad, cómo va a trabajar o cómo resarcirá su vida.
En estas situaciones, lo único que se pide, reconociendo que es justo que a la mujer se le considere una víctima y que se le crea, es que se respete la presunción de inocencia al imputado, además que se respete el debido proceso. Para eso están los tribunales de justicia y de garantías judiciales. Deben ser ellos quienes precisen a los medios de comunicación y a la sociedad entera, así como se respeta a las víctimas de cuidar su identidad y su seguridad, es pertinente también hacerlo por el imputado.
No vaya a ser cosa que esto se ocupe como caza de brujas para enlodar, inculpar, inventar denuncias por venganza o por cualquier otro motivo, en virtud de que, en el fondo, si no se apela esto al debido proceso puede pasar cualquier cosa.
Por estas causas hay un principio de la justicia que es evidente, se prefiere un culpable libre que un inocente en la cárcel y, mientras a una persona no se le comprueban delitos, no se la puede tachar como culpable, ni social, ni jurídica, ni penalmente. Lo que aquí ocurre es que hay un trasfondo ideológico y político que se quiere ocupar por fin electoral o por fines de persecución de género. Situación que se está viviendo por este gobierno en particular.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 14 de diciembre de 2024
viernes, 13 de diciembre de 2024
La asesoría comunicacional
La asesoría comunicacional
Con el bullado y extenso punto de prensa del Presidente Gabriel Boric, podemos sacar algunas conclusiones generales acerca de su gestión. Primero, en este punto de prensa generado para transparentar todo lo concerniente al caso de Manuel Monsalve, se le pudo ver cometiendo graves errores comunicacionales por confiar únicamente en sus habilidades.
Por su parte, la jefa de prensa, Nicole Vergara, lo interrumpió un par de veces para que detuviera su discurso, solo para acabar siendo reprendida por el mandatario a los ojos de todos los televidentes que a esa hora sintonizamos su conferencia.
Se suma a esta seguidilla de impases los desacuerdos entre el equipo de trabajo y la vocera de gobierno, quien reconoció la situación y la complejidad asociada, manifestando que “en momentos complejos se producen diferencias”.
En otras palabras, el gobierno y su cabeza no está cumpliendo con el trabajo planificado con el órgano consultivo y consejero, el cual debería ayudar a dar más eficiencia y eficacia a las tomas de decisiones. Al no seguir directrices e improvisar, el mandatario incurre en muchos errores. De ahí su mala puesta en escena.
El gobierno a veces olvida que los asesores deben percibirse y atenderse, sobre todo frente a ese soliloquio larguísimo para explicar lo inexplicable, complicándose más de lo debido.
Pareciese que el mandatario no reconoce y no respeta a sus asesores políticos. Se vio con el trato desdeñante a su asesora, quien fue reprendida solo por darse cuenta que la exposición estaba siendo nefasta. Ella cumplía con su trabajo indicando que debía cortar la conferencia de prensa.
A partir de aquí podríamos cuestionar los estándares de respeto que su coalición defiende, frente a la actitud agresiva y peyorativa del mandatorio sobre una funcionaria y acusar violencia de género.
Por consiguiente, surgen dudas acerca de su manera de trabajar. ¿Acaso el Presidente plantea sus decisiones según como se levanta en la mañana?, ¿mantiene un orden de planificación?, ¿así trata a todos los asesores, sean hombres o mujeres?
Sabemos que desde antes que fuera elegido proyectaba un buen manejo de la improvisación. Siempre respaldaba las faltas de experiencia y manejo político con su carisma, sus discursos de buenas intenciones, que solo con la proclama se pueden llegar a generar cambios sociales y políticos que, si bien hasta ahora le funcionaban para cubrir errores, ahora la jugada salió mal. En materias de comunicación a pocos escucha, y en eso hace realmente lo que le place.
Todo esto nos permite entender la sensación de ingobernabilidad que desprende su mandato, juzgar la falta de estructura en sus decisiones políticas de gobierno y la lógica de arreglar en el camino la carga.
O sea, el gobierno demuestra una falta de preparación y una grave incapacidad de pronóstico, de anticiparse a las acciones políticas, porque la política sin una planificación, sin estructura, sin un discurso, es solamente una montonera sin un futuro a largo o a corto plazo.
Los movimientos políticos son generados por planificación integrada, política e ideológica estructural, que sin duda no nacieron de un hecho espontáneo, inclusive los grupos revolucionarios que tanto gustan al presidente crecieron con esta planificación. El Frente Amplio en Uruguay, precursora de la coalición chilena homónima, estuvo en la oposición por muchos años y llegó al gobierno en tres oportunidades por una excelente planificación.
Este gobierno obviamente no toma en cuenta estos factores y vaya que son importantes, fundamentales para la acción y recreación política. Sin planificación la política no tiene capacidad de acción, porque para proceder no es llegar y decir lo que se nos antoja o lo que deseamos, hay que reflexionar y generar un plan, saber escuchar a quienes te vas a dirigir, cómo vas enviar el mensaje, a quién quieres llegar, y así en las distintas materias.
Cuando se gobierna, ya sea un municipio, en la Presidencia de la República, una gobernación regional o lo que sea, tiene que existir planificación, una estructura, una organización. El Frente Amplio y su mandatario carecen y no valoran este aspecto, y si no existe esa capacidad propia, para eso están los asesores. Si lo asesores son ninguneados o no son escuchados, se les irrespeta y se hace literalmente lo que se les planta en gana, evidentemente no vamos a llegar a ninguna parte.
Nelson
Leiva Lerzundi
Cientista
Político
sábado, 7 de diciembre de 2024
viernes, 6 de diciembre de 2024
jueves, 5 de diciembre de 2024
Un gobierno que divide
Un gobierno que divide
Un gobierno que divide a hombres y a mujeres, machismo y feminismo, progresismo y conservadurismo, jóvenes y viejos, progresistas y arcaicos, pobres y ricos, intelectuales o no intelectuales, cultura útil e cultura inútil, etc. Un gobierno que ha transformado la polarización en su forma de lucha y en su discurso permanente, desgraciadamente formas de hacer de la política un bochorno.
Visto lo cual, muchos nos dirán que polarización si no vemos humanidad peleándose en las calles, no avizoramos un riesgo de guerra civil como en los años 70, afortunadamente; hasta el momento hemos aprendido esa lección. No obstante, si hay polarización en los discursos, en la soberbia, en el accionar político, en las puestas en escena, todo eso origina el Frente Amplio, puesto que, desgraciadamente el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y los Radicales son menospreciados e utilizados a meros administradores, ya que, al parecer peso político decidieron no tener y recibir su cheque y dadivas abiertamente.
En tal caso, hay una intencionalidad, una pedantería, una actitud autócrata para la vieja escuela de partidos políticos. La tradicional escuela del diálogo, esa con la conversación procedente que se había logrado durante muchísimo tiempo, que para el Frente Amplio (FA) no son un ejemplo, como él dice, una lección que hay que aprender apoyada con una agradable sonrisa. Por el contrario, que son un karma que quieren exterminar, pretenden generar un Estado nuevo, una incipiente política y desgraciadamente están con la imposibilidad de una persona con discapacidad que lo vive a diario, que anhela hacer muchas cosas, pero no puede, su cuerpo, sus dificultades se lo impiden y eso entristece.
Por otro lado, el gobierno del Frente Amplio (FA) está en esa misma impotencia ambiciona hacer muchas cosas, a pesar de que, también tienen dificultades, y esas dificultades son no tener mayoría en el legislativo, no obstante, adolecen de ideas, padecen de sapiencia política, no tienen amplitudes, sin embargo, si tienen superioridad moral política, si tienen los ánimos de ningunear y el hablar de una preponderancia honorable, es más, lo advertimos todos los días en el congreso, lo percibimos en las intervenciones del presidente, lo oteamos con sus apoderado en campaña y estas circunstancias se siguen manteniendo en este choque entre las nuevas y viejas escuelas, sumado a los otras disputas culturales en las que se quiere imponer una única visión y la señera manera de tratar de zafar de esta impotencia y de esta incapacidad política que se tiene.
Dicho esto, polarizar en su manera de gobernar o estás conmigo o estás en contra, esta es su cultura, la que quiere infligir, que es menos mala y así sucesivamente, para que, para ganar un lugar en la permanencia política, para fomentar o justificar su acción política. Visto lo cual, si secundamos la teoría darwiniana para poder adaptarse como una nueva especie de expresión política y sobrevivir, pero, desgraciadamente con esto también lleva consigo una polarización, un discurso con una percepción de desconfianza que se ven el ambiente político, por su arrogancia, por la manera de mostrar el perfil del representante del gobierno que es desagradable hasta la vista y que obviamente esto va generando estos nichos, machismo, feminismo, mujeres contra hombres, política vieja contra política nueva, cultura políticas viejas contra cultura políticas que están naciendo, superioridad moral, arrogancia y esto es una olla a presión que puede estar causando un nuevo conflicto político y social, porque, obviamente no se puede entrar a la disputa del poder político y a la cultura política con estos términos y así ha querido entrar el frente amplio y cuya consecuencia de eso no se van a ver ahora se pueden empezar a ver de acá en adelante.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 30 de noviembre de 2024
viernes, 29 de noviembre de 2024
jueves, 28 de noviembre de 2024
La peligrosa utilización del Estado
La peligrosa utilización del Estado
Para nadie es un misterio que el gobierno que triunfa en una elección se reserva el derecho de elegir y poner a quien quiera en los organismos del Estado. Aun así, no entendemos por qué en la práctica, se comportan como si tuviera poderes ilimitados para que el gobernante disponga de sus incondicionales en los cargos del Estado sin el mínimo respeto por la ética en la función pública.
Una relación que ocurre de igual manera para todos los movimientos políticos cuando llegan al poder, sea de izquierda, derecha, centro, etc. ya que, con los copamientos de los organismos del Estado, lo que se ven y aquellos que no, los gobiernos concentran más autoridad en la utilización del poder público a su servicio para así llevar a cabo sus proyectos. Y como queda claro, esto sucede cualquiera sea la ideología.
Sin embargo, afianzar esa autoridad no significa necesariamente sobre poner nuevos funcionarios para manejar o dirigir las políticas públicas en desmedro de los empleados de carrera.
Llegada la oportunidad, las llamadas bolsas de empleo hacen presencia con todos sus comisionados de importancia y relevancia, buenos sueldos de por medio, usufructuando muchas veces del poder del Estado para beneficio de la organización, afectando directamente a los organismos públicos a los que ingresan. No quedan aparte las agrupaciones políticas nuevas como el Frente Amplio (FA), que con poca experiencia de por medio no dejo de acomodarse.
Pero principalmente, el tema del perjurio de estas prácticas recae en la incapacidad de no concentrar toda la eficiencia necesaria en las materias que son de interés para la comunidad. Es decir, no se mantiene centrada la atención en lo que quiere la gente, sino en lo que quiere el partido. Lo que evidentemente es la forma característica y criolla de hacer política, la manera en que el país entiende cómo se concibe. Una manera bastante sui generis e inadecuada, en virtud que se rompe la lógica de la meritocracia, se desmigaja la lógica de la capacidad, de la inteligencia, del esfuerzo y al final todo se transforma es una repartición distributiva entre muchos; los famosos cueteo políticos.
Por consiguiente, qué pasa con la meritocracia, la profesionalidad de quienes sirven en la Administración Pública, con el fin de lograr transparencia y calidad en la atención a los ciudadanos. Dónde queda todo el discurso que da la derecha sobre el mérito propio, de construir en base a las capacidades para mejorar la función. La verdad se hace gárgaras con la meritocracia, ahora el FA en gobierno más aún. No ha cambiado este esquema en lo absoluto, tan solo se exigió que coloquen otro sitial en el prorrateo del poder, lo certificamos en la Corte Suprema donde ya han elegido ministros visados por el FA.
En otras palabras, esto señala que en nuestros partidos políticos pueden existir diferencias ideológicas, pero a la hora de copar el Estado, son todos ambiciosos, quieren tenerlo todo, pagan favores políticos e instalan mecanismos perniciosos y viciosos, aprovechándose de la falta de fiscalización y de control de los sistemas políticos, más aún valiéndose de la cultura política que se lo permite.
Sólo se disminuyó este proceder tras los casos de corrupción; el caso coimas, con el acuerdo entre en el gobierno de Ricardo Lagos y Pablo Longueira. No obstante, a pesar de estos acuerdos aun así no se han terminado las malas prácticas. Y me temo que seguirán produciéndose, ya que son inherentes a la política, al final de todo se deben pagar los favores prestados en campañas, a la deuda electoral contraída.
Se supone que la política es por una convicción ideológica, por el deseo de prosperar tu país y no por querer aprovecharse de la situación. Acá peca el FA, quien tras tanto criticar en su momento, ahora igual usufructúan y se comportan como se han comportado todos.
Entonces, el
copamiento de los funcionarios públicos es una realidad, muchos nombrados
ocupan sus cargos. No obstante, no saben utilizar ese poder que se les confiere
generando la crisis de la actualidad. Es preciso que los funcionarios públicos
mantengan su independencia e influencia, que en lo concreto se vea lo correcto
de las políticas públicas. Eso es lo que debemos cambiar, que esta mala
costumbre se vaya erradicando en Chile y en el resto del mundo.
Nelson Leiva
Lerzundi
Cientista
Político
sábado, 23 de noviembre de 2024
viernes, 22 de noviembre de 2024
jueves, 21 de noviembre de 2024
El hombre que no conoce su historia
El hombre que no conoce su historia
La frase “el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, es una de esas condenas acreditadas por el tiempo que no deja de repetirse en la historia de los pueblos y de nuestra propia humanidad. Muchos capítulos se han escrito y reconocidos son los errores que se reiteran una y otra vez sin evitar que sigamos tropezando con la misma piedra.
Nos queda la incógnita si existe alguna forma de poder evitarlos. Infortunadamente, los países nos olvidamos muy rápido de nuestro pasado. En eso, Chile ha tenido en sus 200 años de historia varios gobiernos autoritarios y unos cuantos periodos dictatoriales. En 1990 salimos del último y dejamos atrás sus consecuencias trágicas, la mayor la violación a los derechos humanos de nuestra soberanía.
Recuperada una vez más la democracia, nos hemos propuesto no volver a tropezar con esto. Sin embargo, lentamente volvemos a aspirar lo mismo, ya que vemos en todos los sectores políticos que se olvidan del razonamiento, del diálogo, encaminándose a cometer idénticos vicios anteriores, acercándonos a zancadas a un nuevo vestigio dictatorial. No se aprende de la historia.
Dicho de manera más profunda, también en nuestra corta historia hemos tenido períodos de gobiernos populistas que nos ofrecen soluciones rápidas, alcanzando salidas ineficientes que conducen a situaciones en que las constituciones y los organismos políticos comienzan a desgastarse, las cuales, al no cambiar su proceder a tiempo, vuelven a forzar la llegada de intervenciones autoritarias y a repetir la historia.
De qué nos sirve ilustrarnos con Francisco Encina, Frías Valenzuela, Gonzalo Vial, Barros Arana, entre otros. De qué nos aprovecha los trabajos realizados por nuestros grandes historiadores además de aprendernos de memoria sus fechas y los hechos, dónde queda adquirir nuestra cultura, profundizar en la historia de nuestro pueblo y en su política. Recapacitar de lo que no se tiene que hacer y comprender que se debe hacer también.
En este país caemos permanentemente en estos vicios, remendamos nuestras acciones como una conducta permanente y después alegamos que la pobreza, el populismo, que la inestabilidad social, que la falta de acuerdos, que la constitución ya no nos representa. Excusas y más excusas, pero no somos capaces de responder a estas necesidades porque no aprendemos de nuestra historia.
En parte, no la queremos aprender, no la citamos, no la conocemos al dedillo. Si la conociéramos y entendiéramos, nos daríamos cuenta de que hay cosas que no pueden repetirse, como la guerra civil del 1891 que inició por una dificultad que hubo entre el parlamento, hoy Congreso Nacional, y el poder ejecutivo Balmaceda. La marina apoyaba al parlamento; el ejército se mantuvo leal al presidente Balmaceda. El presidente Manuel Balmaceda era un progresista para su época, quiso hacer algunas reformas, la oposición se negó a ellas produciendo un quiebre y el inicio de una guerra civil que duraría seis meses.
Otra muestra de algo parecido, el gobierno de Salvador Allende y el golpe de Estado de 1973. Con una edición extremadamente ideologizada de ambas partes, el gobierno y la oposición, sin tener diálogo terminó con la tragedia de la muerte de Salvador Allende en la Moneda. Este líder cometió algunos errores políticos al albergar ciertos grupos subversivos e ilegales, de fomentar el extremismo y además de establecer una agenda de cambios sociales sin tener una mayoría política en el congreso, algo muy similar a lo que le pasó a Balmaceda. La diferencia radica en que Balmaceda quería hacer cambios mucho más lógicos y racionales. Balmaceda quería nacionalizar el salitre; mientras Allende nacionalizó el cobre y se fue al extremo al expropiar empresas y estatizarlas.
En conclusión, hay hechos que son muy parecidos entre sí, que cuando hay pugna entre grupos políticos siempre se llega a los extremos. No debemos olvidarnos que la creación de los radicales nace de la separación de los liberales, los conservadores tuvieron su ruptura con la falange. En el fondo si usted estudia la historia aprende de los errores, de las virtudes y de los defectos para que no vuelvan a repetirse.
Por lo tanto, el estudio y entendimiento de la
historia son necesarios, porque es el ADN, la huella digital de un país y de
sus principales problemas. Los habitantes de Chile, muchas veces no conocemos
nuestra historia y repetimos los mismos hechos una y otra vez, demostrando que
no aprendemos absolutamente nada, condenándonos a tropezar una y otra vez.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista político