sábado, 8 de marzo de 2025
viernes, 7 de marzo de 2025
sábado, 1 de marzo de 2025
Las grandes estafas políticas
Las grandes estafas políticas
Bien sabemos que las dictaduras ocupan como recurso la completa difusión de los canales del Estado para masificar sus ideales políticos, y perfectamente pudieron aprovecharse de la multitud, de la psicología y del anticomunismo para hacer negocios con resultados muy poco claros y que benefició sólo a una élite vinculada.
Si usted tiene más de 50 años debe acordarse del fondo de reconstrucción nacional, en donde el gobierno de facto le pedía a la ciudadanía que aportaran dinero y joyas para comenzar la obra de reconstrucción del gobierno militar en Chile.
Los medios recitaban “Comprométase con Chile”, para que donen sus argollas de matrimonio o cualquier otra joya de oro para salvar la economía del país tras el fracaso del gobierno de Salvador Allende.
Así fue que muchos ciudadanos donaron pensando en la reconstrucción del país. Sin embargo, solo quedan dudas al respecto. Dónde fue a parar ese dinero, se habrá ocupado realmente para la reconstrucción como se dijo. Dónde quedó la transparencia y los mecanismos legales para auditar en lo que se ocupaba ese dinero. Qué pasó con la Contraloría, participó con la dictadura o se desentendió de sus funciones para facilitar la maniobra. Se habrá intentado realizar alguna investigación en democracia ya caída la dictadura. Qué pasó finalmente con estos fondos de reconstrucción que utilizó a muchos chilenos orgullosos de su patriotismo.
Las preguntas solo agravan más el panorama. En definitiva, estamos ante una estafa y una manipulación de la dictadura de Pinochet que queda en una impunidad de lo más absoluta, porque hasta el día de hoy nadie sabe en qué bolsillo están esos dineros.
Por otro lado, allende a la cordillera el fondo patriótico Malvinas Argentinas fue la mayor colecta de la historia de ese país, en donde la dictadura argentina ocuparían la recaudación con el objetivo de proporcionar recursos a las tropas argentinas durante la guerra de las Malvinas.
Al parecer Leopoldo Galtieri y compañía utilizaron la misma fórmula del gobierno militar chileno y este fondo patriótico recaudó 54 millones de dólares estadounidenses. Fueron tres meses de donaciones continuas en donde nadie quiso quedar fuera, televisión, radio, artistas, deportistas. Todos aportando desde raciones de alimentos, joyas, oro, videocaseteras, bufandas, suéteres para proteger a las tropas del frío austral.
No obstante, lamentablemente estos fondos reunidos jamás llegaron a los soldados, los que no estuvieron abrigados, ni bien alimentados. Es más, el dinero jamás ha tenido un destino conocido, muy parecido a los fondos de nuestra reconstrucción nacional.
En otras palabras, estos mecanismos utilizados por estos gobiernos militares chileno y argentino constituyen un fraude a la fe pública, un dolo a la voluntad y a los sentimientos patrióticos; el orgullo, la devoción, el amor, que se siente por su país.
Así las cosas, por lo menos en Argentina en democracia hicieron un mejor trabajo, se juzgó a la dictadura, militares fueron a los tribunales y algunos fueron condenados, algo de justicia.
Evidentemente que acá en Chile estas manipulaciones quedaron absolutamente impunes y olvidadas por el paso de la historia.
En esta
publicaciones recordamos estos sucesos para que no se vuelvan a refrendar y a
entender que siempre los gobiernos totalitarios autoritarios o algunas
tendencias políticas que tratan de imponerse, aplican este mecanismo para
programar a la población, engañarlas, quitarles su libertad. Para nosotros fueron
militares en Chile y Argentina en los 70, pero en otros países son grupos
políticos anarquistas con revoluciones o simplemente son organizaciones no
gubernamentales que tratan de influir en general en estas estafas públicas para
buscar su propio o mutuo beneficio.
Nelson Leiva
Lerzundi
Cientista
Político
viernes, 28 de febrero de 2025
sábado, 22 de febrero de 2025
viernes, 21 de febrero de 2025
jueves, 20 de febrero de 2025
Amarillos y Demócratas no se fusionan
Amarillos y Demócratas no se fusionan
Amarillos por Chile surge como un movimiento de centro político en el proceso de constituyentes del 2022, con el objetivo de defender una visión más moderada de la carta magna, para convertirse en un nuevo partido político aglutinando a exmilitantes de la Democracia Cristiana (DC), del Partido por la Democracia (PPD) y del Partido Radical (PR).
Por su parte, el Partido Demócratas por Chile o Demócratas (D), es un partido político que se sitúa en la centro derecha, formado también por ex militantes de la DC, del PPD y del PR, cansados de la izquierdización continua de sus antiguos compañeros.
En teoría comparten un espacio en el centro político, donde los Amarillos se definen como de tendencia conservadora, neoliberal, de derecha política, liberal y Laguistas; mientras que los Demócratas, como democráticos, humanistas, pluralistas, regionalistas y no confesionales.
Pese a esta cierta ubicación en el centro, es un hecho que no tienen muchos puntos en común, más bien están funcionando como partidos de autor que buscan intereses personales de ciertos militantes. Como resultado, o se posicionan de frente a la derecha, o cumplen con lo que supuestamente le están prometiendo al electorado, “un camino real de fortalecimiento del centro”.
Desgraciadamente por tendencia histórica nadie se atreve a construir un camino propio o a generar una alianza de centro propiamente tal. En consecuencia, por obligación deben colgarse de alguna posición ya sea al centro, a la derecha o a la izquierda, olvidándose del espíritu de moderación que les dio vida y renunciando a sus ideas de centro.
De esta manera, Amarillos y Demócratas, conformados en una mayoría por militantes provenientes de la Democracia Cristiana, del Partido Radical o ex concertacionista, de cierto modo renuncian a su compromiso con el centro político, conciliando y acordando permanentemente con los intereses de la izquierda, con la ultraizquierda, la derecha o de la ultraderecha, decepcionando a gran parte de la población que se sentían representados por los partidos de centro en las décadas anteriores.
Mejor dicho, han privilegiado los acomodos, han escogido las negociaciones, han favorecido “la estabilidad del sistema” renunciando a su particularidad. Está bien creer en la solidez del sistema, pero eso no significa que se renuncie a la esencia partidaria, en virtud que son los partidos de centro los llamados a generar una alternativa distinta al egoísmo y al excesivo capitalismo que plantea la derecha, y una alternativa concreta a las soluciones rápidas, populistas, con discurso añejo que sigue exteriorizando la izquierda o la centro izquierda.
Esta continua capitulación, esta renuncia permanente en los distintos partidos que dicen representar al centro, lo están haciendo por dividendos particulares, beneficios a los bolsillos de algunos de sus dirigentes, o más bien por cálculos electorales, que no se puede desmentir a veces son favorables. No obstante, a largo plazo son erróneos, porque como decía la canción de Soda estéreo, están “al borde del abismo casi a punto de caer o de desaparecer”.
La vida de estos partidos peligra, porque inconcusamente no han sido capaces de leer la realidad y esto se ha transformado en una renuncia permanente a sus bases ideológicas, a excepción de sus intelectuales que no pueden compartirlas abiertamente en los foros y en las reuniones partidarias porque ya pasaron de moda, ideas añejas que se acusan con mala cara.
La gran mayoría tiene un interés o están vinculados a dividendos que ya no van con las preocupaciones esenciales del partido. Ya se olvidaron de la esencia del radicalismo, borraron de la memoria la acción cristina de la Democracia Cristiana, echaron por tierra el espíritu de los partidos de centro, sean cuales sean, solamente quieren colgarse al que tiene poder para tener ocupación promoviendo que estas ideas desaparezcan.
Quién sabe, tal vez desaparezcan en unas elecciones más, pero las ideas, la filosofía no desaparecerán nunca y seguiremos unos pocos de esta tendencia publicando las cosas como las hemos pensado siempre, sin un dirigente que perseguirte, apocarte o que intenten impedir decir las cosas como son.
En otras palabras, hay mucho que transitar para que esta fusión de Amarillos y Demócratas se produzca, hasta el momento son más las cosas que los separan de los que los unen, proyectos distintos. Al mismo tiempo, en Amarillos muchos piensan que fusionarse por una necesidad ocasional podrían hacerlos desaparecer como partido. En conclusión, hay pocas posibilidades de que esto ocurra.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político
sábado, 15 de febrero de 2025
viernes, 14 de febrero de 2025
Se le está acabando la fiesta a la ministra Orellana.
Se le está acabando la fiesta a la ministra Orellana.
A la Ministra Antonia Orellana se le está acabando la fiesta. No es solo por su fanatismo e intransigencia en la defensa de sus ideas, sino por su conveniente posicionamiento según sea el caso.
Es decir, se ha inmiscuido de forma indirecta en temáticas que no le corresponden, con sus discursos arrolladores en donde mezcla a hombres abusadores con los que no lo son, dividiendo sin duda alguna el país entre hombres y mujeres. Es más, no solamente ha generado una guerra de heterodoxia artificial, sino que comete errores políticos que van mucho más allá.
De partida, como Jefa de la cartera de la Mujer y Equidad Género del gobierno del Frente Amplio no solo representa a aquellas mujeres que piensan como ella, gente de su agrupación y partido, sino que debería representar el interés de todas las chilenas. Por otra parte, como integrante de una coalición de gobierno debe relacionarse transversalmente con todos los participantes de la misma, pero mantiene diferencias con ciertos partidos.
Estos motivos exponen a la ministra como alguien sin autocontrol respecto a sus convicciones. Aquí un ministro debe cumplir la función que le reclama su presidente, que es cumplir con la función constitucional. Puede dirigirse por sus criterios personales, siempre que estos no interfieran con su cargo y obligaciones.
La manera de proceder de Orellana es muy a fin a como se está
conduciendo el Frente Amplio, en modo fanático e intransigente de sus ideas.
Una coalición con una ideología que es bastante misérrima y vehemente de lo que
tienen que hacer para conseguir sus objetivos, sin llegar a concretarlos
finalmente.
Al mismo tiempo Antonia Orellana no ha cumplido con todas las expectativas que se les ofreció a las mujeres y al feminismo radical. En particular, al no pronunciarse ante las acusaciones del subsecretario Monsalve, encubrió la verdad desde un principio, no actuando con transparencia ante la ciudadanía y contradiciendo de esta manera todo su sermón feminista.
Pese que por ella ha sido criticada duramente, no solamente ahí no actuó en consecuencia, sino que en otros casos de violencia contra las mujeres ha actuado de forma solapada, guardando hermetismo y absoluto silencio, mientras que, en otras situaciones como en los casos involucrados con futbolistas, ha sido implacable al respecto. Sin lugar a dudas, las feministas también se dan cuenta.
En otras palabras, el comportamiento de Orellana y sus decisiones han servido directamente para dividir el país entre hombres y mujeres, para establecer una guerra de los sexos y generar conflictos. Entonces, qué beneficios le trae al país estar en una constante tensión, en una permanente persecución, una cacería de brujas sobre quien es abusador y quien no, esperando a lo que determine Orellana con toda la cobertura de los medios sobre estas situaciones y sobre otras polémicas que puedan surgir.
El gobierno ha perdido el tiempo en esto por su sectarismo más que proteger los derechos de la mujer. Lo único que nos demuestra es que aquí se administró políticamente un ministerio en el cual el gobierno prometió y generó muchas expectativas sola y exclusivamente para generar puntos de conflictos en el sistema político, artificiales o reales, para que el gobierno pueda gobernar. Y si un gobierno persigue generar conflictos para gobernar, ¡perdónenme! no es un gobierno maduro y menos uno confiable.
Al final quieren hacer lo mismo que Javier Milei de una manera más suave, más tenue. Se quiere generar conflictos con la sociedad sin producir cambios, solo crear complejidades que no se solucionan y no logran transformaciones significativas, a cambio de cierta gobernabilidad.
Ya terminando, se le está acabando la fiesta a la Ministra Antonia Orellana ya que el próximo 11 de marzo del 2026 se acaba el mandato del Presidente Gabriel Boric y por tanto su Ministerio, suponiendo que a esta fecha no le hayan pedido su renuncia.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político.
sábado, 8 de febrero de 2025
viernes, 7 de febrero de 2025
sábado, 1 de febrero de 2025
viernes, 31 de enero de 2025
sábado, 25 de enero de 2025
viernes, 24 de enero de 2025
jueves, 23 de enero de 2025
El actuar político siempre injusto e imprudente
El actuar político siempre injusto e imprudente
La prudencia es una de las virtudes esenciales en la vida de un político. De la misma manera, la prudencia es un carácter de sabiduría práctica, que escoge sus decisiones basados en la idoneidad moral y razonable, apoyado en un discernimiento profundo de las circunstancias particulares de una situación. Es decir, es la sensatez práctica con el conocimiento requerido para tomar las mejores decisiones en la vida diaria.
Por lo contrario, la imprudencia es la falta de sensatez en la toma de decisiones, tomadas de manera apresurada, impulsiva, guiadas por emociones sin una consideración adecuada de las circunstancias o consecuencias. En un político, la imprudencia lo llevaría a tomar decisiones injustas, ineficaces o perjudiciales para la comunidad.
Dicho esto, así se siente el actuar político de estos últimos gobiernos, injustos e imprudentes. Para los gobiernos de Sebastián Piñera y de Gabriel Boric la imprudencia pasa a ser un arma constante. En particular, el de Piñera es más grave por ser una persona madura y con mucho más experiencia política que Gabriel Boric, quien se caracteriza por su improvisación y desubicación, propia de un joven impetuoso en aprendizaje.
Sin embargo, no hay que olvidar que en política se debe tener la madurez suficiente para llegar a la presidencia de la República, para administrar el poder con prudencia, con sentido de responsabilidad, en buscar unidad en vez de las diferencias. Si bien en ninguno de estos dos gobiernos se ha actuado con este proceder en mente, los resultados han sido justificados por sus aliados mientras contraatacan a aquellos que osan criticarlos. El temor radica en reconocer que esto será la conducta de ahora en adelante, sobre todo cuando se decidan presidentes jóvenes.
Asimismo, no tenemos nada contra los presidentes inmaduros, mientras tengan criterio, prudencia y moderen su soberbia. Aunque, si son inmemoriales y tienen experiencia con mayor razón debemos exigirles acomodar su comportamiento, porque desgraciadamente los exabruptos se han vuelto un actuar innecesario y permanente de la política chilena. Es un error no criticarlos, como con Piñera se justificaban sus salida de protocolo con un “ya saben cómo es” ; y a Boric, que es joven, impetuoso, y se le acepta.
En otras palabras, y al margen de compartir las ideas políticas, existen formas que se establecieron desde hace muchos años en la política chilena, códigos que deben ser respetados, sea cual sea la edad, sea cual sea la coalición, sean cuales sean los partidos políticos. Estos códigos deben respetarse y hacerse obedecer, son normas consuetudinarias que desgraciadamente en los últimos gobiernos se han arrastrado por el suelo.
La primera vez que se pierden estos códigos fue en los años 70, y sabemos lo que pasó en ese entonces. Ahora, se repite ese debilitamiento en el cumplimiento del protocolo. Es más, existen indicios en distintos sectores políticos de querer romper estos preceptos de convivencia, los que desgraciadamente son necesarios para poder mantener una estabilidad política, entendiendo que las principales autoridades tienen que tener una capacidad, una estructura, un raciocinio para gobernar. Por sobre todo, la autoridad debe tener una prudencia, una sapiencia con sentido común, una capacidad de reflexión que desgraciadamente no está siendo valorada ni por los electores, ni por los sectores políticos, ni por los partidos y por quienes toman las decisiones.
Por lo tanto, es importante y necesario hacer esta distinción y hacer entender
que hay muchos ciudadanos y analistas que velamos por cuidar esta institución,
que vigilamos para cuidar estas
instituciones, custodiamos para qué todo este sistema político que se construyó
con errores y defectos siga funcionando. Los defectos pueden mejorarse, pero en
general hay que mantenerlo y no por salidas de madres de líderes de turno de
querer romper reglas o querer hacerlas a su pinta se puede tirar 200 años de
historia a la basura.
Nelson Leiva Lerzundi
Cientista Político